Witch & Wizard: condenados, de Patterson y Charbonnet

Por Eltiramilla

Whitford y Wisteria Allgood son dos hermanos que viven en una agradable zona residencial y comparten las mismas preocupaciones que tantos otros chicos y chicas de su edad. Pero todo cambia tras la victoria de un oscuro partido político que instaura un régimen de censura llamado Nuevo Orden. Por mandato del nuevo líder, llamado El Único que es Único, Whit y Wisty, como todos les conocen, son arrancados de madrugada de su casa y enviados a una cárcel de máxima vigilancia acusados de practicar brujería. Los hermanos no entienden nada, ni los extraños delitos de los que se les acusa, ni la facilidad con la que la población ha aceptado la desaparición de todo tipo de libertades. Ya cuando casi daban por perdida toda esperanza ocurre lo increíble: ambos empiezan a desarrollar extraordinarias habilidades, como el control de los elementos o los viajes interdimensionales. Tras escapar de la prisión, se convierten en el principal quebradero de cabeza de un gobierno que ataca todo comportamiento anormal. ¿Que cuál es el principal comportamiento que se castiga? La rebeldía juvenil.

La historia de los Allgood recuerda a la de Fahrenheit 411 o Un mundo feliz, y se encuadra por tanto dentro de la moda distópica que inunda ahora la literatura lijera. Empecemos hablando de los personajes. Whit es un deportista con buen corazón y Wisty una chica rebelde y creativa; sin embargo, a pesar de que los dos son los protagonistas de la historia, él eclipsa a su hermana. Por otra parte, sus tramas son en general las más interesantes, empezando por la que incluye a Celia, la novia de Whit, un personaje que ha pasado por una horrible experiencia y que llega a convertirse en una especie de guía para los hermanos entre este y otros mundos. La relación que se establece entre la pareja está tan bien llevada que nos introduce perfectamente en sus sentimientos más profundos, en su constante preocupación por el otro. En lo que respecta a los antagonistas, he de decir que cuentan con personalidades planas y sin matices reseñables; así, sólo muestran su peor lado. Entre ellos únicamente Byron Swain, compañero de instituto y delator de los Allgood, se deja conocer algo más, pero al final del libro, cuando toma una decisión poco coherente de una forma superficial y forzada, su personalidad queda anulada; el resultado, claro está, es un desenlace menos brillante y prometedor de lo que podría haber sido. Cambiando de tercio, la novela se estructura en más de cien capítulos, ahí es nada, y cada uno de ellos se narra desde el punto de vista de Wisty o de Whit. Gracias a esta alternancia de voces podemos conocer los pensamientos de ambos protagonistas, quienes pese a su sufrimiento mantienen un importante sentido del humor, aunque algo ácido y con tintes negros. La pega es que los capítulos se hacen demasiado cortos, algo que puede resultar incómodo, si bien entiendo que esta brevedad contribuye a dar más intensidad al ritmo. En cuanto a la trama, los primeros capítulos que la articulan resultan bastante decepcionantes, pues todo se cuenta rápido y mal, pero a medida que avanza la acción y se desgranan más datos sobre los poderes mágicos de los hermanos y las cinco dimensiones que componen su mundo, la historia recupera terreno. Los autores escriben de manera ágil y sencilla, utilizan mucho el diálogo y las frases cortas que van al grano, e interpelan al lector en numerosas ocasiones.

Después de este tira y afloja de pros y contras, añado que he echado de menos un poquito más de espacio dedicado a la reflexión, y es que por momentos la novela me ha recordado a las películas de Michael Bay (el director de Transformers), con muchas explosiones y efectos especiales pero sin la intención o pretensión de llegar al fondo del problema (en este caso, de dónde provienen esa magia y su control). Como curiosidad, no os extrañéis si los personajes aluden a unos tales Gary Blotter o Eldragon, pues la acción transcurre en un mundo paralelo al nuestro y, como tal, algunas cosas son distintas; resulta muy entretenido tratar de descubrir los equivalentes en nuestra realidad (en este caso ya habréis adivinado que esos personajes son Harry Potter y Eragon, claro). En resumidas cuentas, Witch & Wizard: condenados establece un punto de partida interesante y entretenido, aunque debe pulir unos cuantos detalles si pretende convertirse en una saga memorable.