Generación de los ochenta/noventa: que levante la mano el que no haya crecido con las aventuras de Xena en los veranos de La 2. Muchos recuerdos, ¿eh? Esas mañanas soleadas que mamá aprovechaba para desmontar y volver a montar la casa y en las que nosotros nos postrábamos en el sofá con el tazón de colacao y cien ojos en las pantallas de nuestros televisores. Ah, sí, eran grandes tiempos para los adolescentes aburridos. Lástima que ahora los nuevos reemplacen el grito de guerra de Xena por el de Belén Esteban.
Xena, la princesa guerrera fue una de esas series que marcaron época: mítica en todos los sentidos de la palabra, rompedora en lo que al subtexto lésbico se refiere, apasionante en todos y cada uno de sus capítulos y, lo más importante, conductora de una serie de valores que impactaba en nuestros tiernos e inexpertos corazones.
Pero aun con todo, hoy en día, y repasando sus seis temporadas gracias a la tardía pero celebrada adaptación en DVD, he de reconocer que es agua pasada, que el atractivo del que gozó en su día ahora se vería eclipsado por otras muchas series de actualidad que la superan con creces en calidad y gancho, de manera que respeto y entiendo su salida de emisión y me conformo con saber que nadie nunca le podrá robar la magia del factor innovación, que desde luego comparte con muy pocas.
En un tiempo de antiguos dioses, mercenarios y reyes, una tierra convulsionada clamaba por un héroe. Ella era Xena, una poderosa princesa forjada en el calor de la batalla. El poder… La pasión… El peligro… Su valentía cambió el mundo.
Generación de los ochenta/noventa: que levante la mano el que no haya crecido con las aventuras de Xena en los veranos de La 2. Muchos recuerdos, ¿eh? Esas mañanas soleadas que mamá aprovechaba para desmontar y volver a montar la casa y en las que nosotros nos postrábamos en el sofá con el tazón de colacao y cien ojos en las pantallas de nuestros televisores. Ah, sí, eran grandes tiempos para los adolescentes aburridos. Lástima que ahora los nuevos reemplacen el grito de guerra de Xena por el de Belén Esteban.
Xena, la princesa guerrera fue una de esas series que marcaron época: mítica en todos los sentidos de la palabra, rompedora en lo que al subtexto lésbico se refiere, apasionante en todos y cada uno de sus capítulos y, lo más importante, conductora de una serie de valores que impactaba en nuestros tiernos e inexpertos corazones.
¿Sabíais que la serie de Xena surgió a partir de la de Hércules? En efecto, se trata de un spin-off en toda regla, y es que Lucy Lawless se enfundó por primera vez el traje de cuero en uno de los episodios de la primera temporada de Hércules, pero fue tal el éxito de la malvada guerrera del chakram que los productores Sam Raimi (Posesión infernal, Spiderman, Los Picapiedra, La leyenda del buscador…) y Robert Tapert (el mismo que luego llevaría al altar a la actriz) decidieron convertir su historia en proyecto. Así, la sanguinaria Xena, en compañía de su inseparable Gabrielle y el torpe de Joxer, tuvo la oportunidad de demostrar al mundo que podía ser buena, que buscaba la redención y que las tornas habían cambiado. 134 episodios fueron más que suficientes para esto, para comerse con patatas al que fuera su progenitor (Hércules) y para llamar la atención de ochenta y seis países, llegando a ser considerada por la revista TV Guide como una de las mejores series de la historia, obteniendo reconocimientos de la talla del Premio Emmy, logrando huecos en guiones como los de Buffy Cazavampiros, Expediente X, Los Simpson, CSI, Embrujadas o Dark Angel, y generando un fenómeno social que ha llegado a alcanzar hasta al ámbito astronómico: dos planetas enanos descubiertos en 2005 fueron bautizados como “Xena” y “Gabrielle”.
Por supuesto, los latigazos de la mujer guerrera también se han dejado ver en discos, películas, videojuegos, muñecos, cartas, ropa, armas, atracciones de vértigo, convenciones, fanfics… Y, cómo no, en libros y cómics: desde estudios y guías oficiales hasta nuevas aventuras noveladas y adaptaciones al bocadillo de papel, pasando por experiencias fan y biografías no oficiales. Todo un imperio de merchandising que no ha dejado un solo producto por comercializar.
Pero aun con todo, hoy en día, y repasando sus seis temp
En un tiempo de antiguos dioses, mercenarios y reyes, una tierra convulsionada clamaba por un héroe. Ella era Xena, una poderosa princesa forjada en el calor de la batalla. El poder… La pasión… El peligro… Su valentía cambió el mundo.
Generación de los ochenta/noventa: que levante la mano el que no haya crecido con las aventuras de Xena en los veranos de La 2. Muchos recuerdos, ¿eh? Esas mañanas soleadas que mamá aprovechaba para desmontar y volver a montar la casa y en las que nosotros nos postrábamos en el sofá con el tazón de colacao y cien ojos en las pantallas de nuestros televisores. Ah, sí, eran grandes tiempos para los adolescentes aburridos. Lástima que ahora los nuevos reemplacen el grito de guerra de Xena por el de Belén Esteban.
Xena, la princesa guerrera fue una de esas series que marcaron época: mítica en todos los sentidos de la palabra, rompedora en lo que al subtexto lésbico se refiere, apasionante en todos y cada uno de sus capítulos y, lo más importante, conductora de una serie de valores que impactaba en nuestros tiernos e inexpertos corazones.
¿Sabíais que la serie de Xena surgió a partir de la de Hércules? En efecto, se trata de un spin-off en toda regla, y es que Lucy Lawless se enfundó por primera vez el traje de cuero en uno de los episodios de la primera temporada de Hércules, pero fue tal el éxito de la malvada guerrera del chakram que los productores Sam Raimi (Posesión infernal, Spiderman, Los Picapiedra, La leyenda del buscador…) y Robert Tapert (el mismo que luego llevaría al altar a la actriz) decidieron convertir su historia en proyecto. Así, la sanguinaria Xena, en compañía de su inseparable Gabrielle y el torpe de Joxer, tuvo la oportunidad de demostrar al mundo que podía ser buena, que buscaba la redención y que las tornas habían cambiado. 134 episodios fueron más que suficientes para esto, para comerse con patatas al que fuera su progenitor (Hércules) y para llamar la atención de ochenta y seis países, llegando a ser considerada por la revista TV Guide como una de las mejores series de la historia, obteniendo reconocimientos de la talla del Premio Emmy, logrando huecos en guiones como los de Buffy Cazavampiros, Expediente X, Los Simpson, CSI, Embrujadas o Dark Angel, y generando un fenómeno social que ha llegado a alcanzar hasta al ámbito astronómico: dos planetas enanos descubiertos en 2005 fueron bautizados como “Xena” y “Gabrielle”.
Por supuesto, los latigazos de la mujer guerrera también se han dejado ver en discos, películas, videojuegos, muñecos, cartas, ropa, armas, atracciones de vértigo, convenciones, fanfics… Y, cómo no, en libros y cómics: desde estudios y guías oficiales hasta nuevas aventuras noveladas y adaptaciones al bocadillo de papel, pasando por experiencias fan y biografías no oficiales. Todo un imperio de merchandising que no ha dejado un solo producto por comercializar.
Pero aun con todo, hoy en día, y repasando sus seis temporadas gracias a la tardía pero celebrada adaptación en DVD, he de reconocer que es agua pasada, que el atractivo del que gozó en su día ahora se vería eclipsado por otras muchas series de actualidad que la superan con creces en calidad y gancho, de manera que respeto y entiendo su salida de emisión y me conformo con saber que nadie nunca le podrá robar la magia del factor innovación, que desde luego comparte con muy pocas.
oradas gracias a la tardía pero celebrada adaptación en DVD, he de reconocer que es agua pasada, que el atractivo del que gozó en su día ahora se vería eclipsado por otras muchas series de actualidad que la superan con creces en calidad y gancho, de manera que respeto y entiendo su salida de emisión y me conformo con saber que nadie nunca le podrá robar la magia del factor innovación, que desde luego comparte con muy pocas.