Y ahora, ¡a la pared!

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Una de nosotras se compró hace casi veinticinco años un par de maletas de cuero. Estaba recién casada, y la enorme ilusión por decorar su primera casa latía con fuerza en su interior. Ni idea de si por entonces se decoraba o no con maletas, esa es la verdad. Pero esas dos piezas con aire vintage se fueron con ella irremediablemente. Y las puso a los pies de la cama. Nunca olvidará la primera vez que su abuela las vio allí tan colocaditas..."¿Hija, cómo se te ocurre dejar aquí las maletas?" Con el paso del tiempo, del dormitorio pasaron al salón como mesita auxiliar al lado del sofá. Para entonces su abuela ya ni preguntaba, acostumbrada, muy a su pesar, a ver unas maletas recorriendo la casa sin parar... Por eso, y con un punto enorme de nostalgia, no hemos podido dejar de pensar en Carmen, querida abuela, y en qué pensaría al ver las maletas ¡colgadas de la pared! 

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Pues seguro que, aunque las mirara de reojo por un momento, terminaría aceptando este nuevo uso por divertido, original, funcional y, sobre todo, decorativo. ¿A que sí, abuela?