Finalmente, y gracias a un compañero de trabajo que nos facilitó una señora furgoneta (por el tamaño, tipo microbús), llegó la cómoda completa a sus destino. Y, como por arte de magia, aclaró su tonalidad, por supuesto, con el mismo color de sus hermanas, las mesillas antes mencionadas.
Usamos la misma técnica para evitar contrastes no deseados, y decapamos con delicadeza las aristas y esquinas del mueble...
... y del espejo.
Si recordáis las mesitas, tenían un toque de color con la clave de Sol, pero no queríamos abusar con el estarcido, y en lugar de aplicarlo, buscamos otra solución. Dimos esa tonalidad más oscura a la moldura que bordeaba el interior del espejo. Un toque sutil que, incluso, matizamos con el decapé.
Mismo tratamiento para los tiradores...
... y este es el resultado completo.
... que aquí podéis ver con más detalle...
Pues ahora queda el traslado a casa de Rocío, ¡otra odisea que ya os contaremos!
¡Feliz fin de semana!