El caso de Picopan, a mi gusto, es diferente. Porque más allá de la resolución formal -de nuevo, una casita con tejado a dos aguas, cuando nadie le preguntó al gorrión si prefería un chalecito o una casa con porche y mecedora- la gente de Amalgamastudio ha pensado en cerrar un ciclo productivo de la mejor manera posible: dando de comer a los pájaros el pan sobrante de las panaderías Barcelona Reykjavik. Para ello han diseñado un comedero que producen en los mismos establecimientos y que puede colgarse en aquellos lugares donde los pájaros encuentren poco alimento.
o: Abajo el ecodiseño sexi o Patatotal o El comedero de Curro