Ya tenemos vino ecológico, o algo así

Por Jmmulet

El pasado 8 de marzo entró en vigor la normativa que regula la producción de vino ecológico en la Unión Europea. Por la gran cantidad de intereses económicos implicados y las posturas enfrentadas de diferentes naciones redactar este reglamento ha costado muchos años de discusiones, es decir, reuniones, viajes y dietas que hemos pagado todos los contribuyentes. Concretamente la base científica de esta legislación se basa en el proyecto orwine, que fue un estudio a nivel europeo para tratar de implementar las bases científicas para una legislación para hacer vino ecológico, proyecto que costó la friolera de 1 609 102 euros. La primera conclusión es que todo el vino que se vendía como ecológico antes de la entrada en vigor de este reglamento estaba incurriendo en fraude, por que no estaba reglado. Solo se permitía el etiquetado de "vino procedente de uvas de producción ecológica".
  Vino ecológico... de antes de la ley.

El reglamento aprobado es un buen ejemplo de cómo, a pesar de que se pretende poner una base científica, en manos de los legisladores se impone el acientificismo, ideología y escaso rigor que sigue toda la normativa de producción ecológica en Europa. Este reglamento está hecho para contentar, por una parte a los grupos de presión de partidos verdes que exigen el "todo natural" y por otra a los productores que saben  que el sello de producción ecológica les permite cobrar un generoso sobreprecio.





Las diferencias entre el vino ecológico y el que no lo es son radicales, más o menos. Bueno, de hecho para hacer vino ecológico no sé pueden aplicar estos tratamientos.
Y los motivos por los que un vino con estos tratamientos deja de ser ecológico son un poco peregrinos:

En el preámbulo, apartado 5 se lee:


¿Podría? O sea, que después de toda la investigación no lo tienen claro pero por si acaso lo prohíben. Luego la cosa no mejora cuando explican los motivos de esta prohibición:


"Pueden inducir a error sobre la verdadera naturaleza de los productos ecológicos"... si alguien lo entiende que me lo explique y otra vez ese condicional.
Hasta aquí lo que no puede hacerse con el vino ecológico, ahora vamos a ver lo que si que puede hacerse, que es mucho más curioso.
El vino ecológico se hace con productos ecológicos, o no.
Al reglamento de producción ecológica se le llama el de las excepciones, ya que cualquier norma viene seguida de una serie de situaciones en las que se puede dejar de cumplir. El del vino sigue esta regla.

consideraciones previas, punto 4



preferencia, curiosa palabra.


articulo 29 quartius, apartado 3



O sea que el consumidor compra el vino ecológico pensando que en toda la producción se han empleado productos ecológicos, pero el reglamento no se lo garantiza. El certificado se da se hayan utilizado productos ecológicos o no, esa es la diferencia entre una preferencia y una obligatoriedad. Un ejemplo concreto, para clarear el mosto se utiliza clara de huevo, ¿alguien se cree que van a utilizar huevos de producción ecológica dado el precio que tienen? ¿a cuanto cobrarían la botella de vino? Pues nada, los huevos de importados de Marruecos de gallinas aglomeradas y tratadas con antibióticos también sirven para el vino ecológico.




Esto está mal, pero como no hay otra, seguimos utilizando.
Si, parece raro este enunciado, pero capta a la perfección el espíritu del reglamento. Miremos el apartado 6 de las consideraciones previas.

No entiendo cual es el criterio seguido, por que yo a estas técnicas industriales no les veo el prejuicio para el medio ambiente y luego el razonamiento es de traca: no se deberían dejar, pero se dejan.
Vuelven a utilizar el "pueden". Vamos, que no saben si es malo o no. Y por lo demás a mi el uso de los términos "natural" y "características esenciales" tan en genérico me parecen de un magufo que asusta.

El sulfito es malo a veces.


El azufre se utiliza como desinfectante para limpiar las cubas antes del inicio de la fermentación. Es efectivo debido a que la levadura Saccharomyces cerevisiae es más resistente a este tratamiento que la mayoría de bacterias y hongos que podrían estropear el mosto. No obstante pasarse con el azufre da un sabor pésimo al vino, que se nota en algunos caldos de mala calidad. En la práctica, en la mayoría de botellas de vino aparece la leyenda "contiene sulfitos". El reglamento no lo prohíbe, pero orgullosamente dice que han conseguido reducirlos, pero, no nos olvidemos que los reglamentos de producción ecológica tienen más truco que las cartas de Juan Tamarit, hay que leer el párrafo hasta el final.


Y esto se implementa como viene indicado en el artículo 47 i) apartado e)



Traduciendo: que el consumidor puede comprar vino ecológico pensando que no tiene "química" como los sulfitos, pero en realidad solo tiene menos, o incluso puede tener la misma. No olvidemos que el productor necesita autorización por parte de la agencia reguladora para aplicar alguna excepción, pero al consumidor no se le comunica esta circunstancia. 


El vino ecológico no tiene "química", bueno tiene, pero es "química buena".


Es curioso per muchos productos ecológicos se anuncian como "sin química". En fin solo hay que leer el anexo VII bis donde se explicitan los aditivos autorizados, entre ellos los muy contaminantes y tóxicos citrato de cobre y sulfato de cobre. Aunque mi preferido es el alginato potásico. El alginato es el producto utilizado por Ferran Adrià para sus famosas Sferificaciones. El uso de este producto fue el objeto de una oportunista y agria polémica con Santi de Santamaría y el periodista gastronómico Jörg Zipprick. Concretamente acusaron a Adrià de ser un instrumento de la industria química para promocionar productos como el alginato... Lástima que en el libro no mencionara que este producto se utiliza en la producción ecológica ¿qué opinarán los biodinámicos del "Racó de can Fabes"?


Vino ecológico con transgénicos


Una curiosidad que se lee entre líneas en este reglamento es como subrepticiamente utilizan transgénicos, sin decirlo. Entre los aditivos autorizados en el punto 10 se encuentra las enzimas pectolíticas. Estas enzimas, como la mayoría de enzimas industriales se producen por ingeniería genética a partir de bacterias u hongos transgénicos ¿se han despistado los legisladores? no creo, pero a nadie le gusta el vino turbio y si hay que utilizar algo transgénico, se utiliza y punto, con que el consumidor no se entere sobra.
Vino no apto para veganos
Otro despiste es que no hay obligación de decir que este vino no es apto para veganos, pero realmente no lo es. Los veganos no contemplan el uso de ningún producto de origen animal y uno de los aditivos autorizados es la cola de pescado, eso si, de pescado ecológico si hay disponible, si no del normal.


Bueno hagamos un análisis coste beneficio: La investigación previa nos ha costado 1,7 millones de euros, más las reuniones y dietas de la comisión legislativa, más a partir de ahora toda la maquinaria de promoción para darlo a conocer y toda la maquinaria burocrática para implementarlo y hacer las evaluaciones. ¿Este reglamento garantiza una mejora para el medio ambiente? vamos a ver, el vino no es un alimento básico. Su contribución a la alimentación es minoritaria. A nivel global, hay millones de personas en el mundo que no se lo pueden permitir, al margen de los otros millones que no lo consumen por motivos religiosos o de salud. Además el mercado del vino ecológico es muy minoritario y enfocado a un nicho de mercado muy concreto y de poder adquisitivo alto o medio-alto, por lo tanto, asumiendo que este reglamento garantizara (que no es el caso) un mayor respeto medioambiental el efecto global que conseguiríamos sería cercano a 0. ¿El vino es de mejor calidad? Considerando que el reglamento al final solo prohíbe 4 técnicas y la gran cantidad de excepciones que contempla, no tenemos evidencia preliminar que vaya a haber demasiadas diferencias. Una contribución tan pequeña de un mercado tan minoritario no vale un esfuerzo tan grande y el dinero de todos los contribuyentes que nos ha costado redactar este reglamento y lo que nos costará su cumplimiento. 


En definitiva, este reglamento solo garantiza poder cobrar un sobreprecio, pero no implica mejor calidad para el consumidor ni ser más respetuoso con el medio ambiente. Por lo tanto, puedes beber vino convencional con la conciencia tranquila, la salvación del planeta no pasa por beber vino ecológico.Compartir