Conseguir una atención de calidad, cuando se dispone de 6 minutos por consulta programada, es el milagro que perseguimos a diario y al que alguna vez conseguimos acercarnos, a expensas de dejarnos la piel en el empeño y de -no debemos olvidarlo- una elevadísima posibilidad de error...
No resulta difícil entender que esa posibilidad sea inversamente proporcional al escaso tiempo del que disponemos, en lo que parece aspirar a ser un "Hipermercado de la Salud".
Pero si no regulamos de una vez los motivos por los que acudir sin cita (sc), o "de urgencia", las consultas acabarán diluyéndose en el lado oscuro de las prisas, la sobrecarga y el estrés.
Necesitar unas recetas o adelantarlas NO SON causas de consulta urgente: el paciente tiene la obligación de programarse adecuadamente y de no dejar para el último día, cuando ya no le quedan, la necesidad de reponer sus tratamientos...
Pero por Dios! todavía menos urgente resulta ser el CREER que se necesitan recetas...