Un tema que me gustaría hacer hincapié y de ahí que le haya dedicado esta entrada, es el trato que reciben algunas personas mayores y/o personas que padecen algún tipo de discapacidad.
La palabra, el lenguaje, nuestra forma de hablar, en definitiva, la comunicación; es una herramienta fundamental. Lo usamos durante cada sesión, cada tratamiento, cada conversación, y no nos damos cuenta muchas veces de la manera en que nos dirigimos al paciente. Ya no sólo me refiero al ámbito de la comunicación sino también las actividades que le proponemos a cada uno de ellos han de ser acordes a sus necesidades y siempre con objetivo.
Discapacidad no significa incapacidad; ¡N-O son tontos!
En algunas ocasiones, sobre todo a las personas mayores, se les infatiliza; se les habla como si fuesen niños pequeños y lo que es peor, se les trata como tales. Que una persona haya sufrido un daño, lesión, déficit, llamésmolo como sea, o simplemente que sea mayor, no es sinónimo de que haya retrocedido 10 años en el tiempo, de que haya que emplear un idioma nuevo...ellos sienten, piensan, escuchan, son personas como el resto de nosotros... y aunque no fuese así, hay algo básico que no podemos olvidar y es el respeto.
Creo que en realidad somos nosotros los que deberíamos plantearnos el aprender de ellos.