Su contenido en grasas es similar al yogur tradicional (más bien escaso), pero en cambio su riqueza en proteínas (casi el doble), es lo que le aporta un valor añadido. Mientras que el tradicional contiene aproximadamente de 6 a 10 gramos de proteínas, el griego aporta de 12 a 20 gramos, lo que lo convierte en un excelente complemento para niños, y deportistas (ideal después de entrenar), así como para todos aquellos que quieran perder peso.
Es más digerible que el yogur tradicional debido a que contiene menos azúcares (hidratos de carbono), lo que se traduce en menos lactosa (azúcar propio de la leche), y menos calorías.
El yogur griego está riquísimo solo o con media cucharadita de té matcha (así es como lo suelo tomar) o endulzado con azúcar de abedul (mi último descubrimiento) o con cacao puro. También se puede endulzar con mermelada o miel, según lo que más os apetezca, o bien acompañarse con cereales integrales, muesli, fruta fresca o puede formar parte de un delicioso batido, smothie o pastel cremoso sin gluten. Imaginación al poder!!!
Besos desde mi blog!!!
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