Tengo a veces la impresión de que este año no me voy a quitar el abrigo hasta el mes de agosto y de que la primavera no va a llegar nunca, ni detrás de ella el verano. Tengo estos días tanto frío, mucho más que en el propio invierno, que pienso que quizá necesite tomar baños de sol para que se me quite el destemple este que se me metió en el cuerpo. Como mamífero que soy, tengo sangre caliente y además poseo una capacidad de termorregulación que me permite mantener la temperatura de mi cuerpo en equilibrio pero, en ocasiones, cuando tengo frío me caliento al sol, como las mariposas, que son de sangre fría.
Hoy el día amaneció más claro y luminoso que otras mañanas de este inicio de la primavera y el sol lució algo flojo a primera hora aunque luego calentó y dejó un precioso día primaveral. Yo, como digo, no me quité aún el plumífero a pesar de que vi, en un parque cercano, muchas personas con indumentaria veraniega y hablaban de que por fin la primavera ya estaba aquí. La verdad es que el clima de Madrid es tan extremo y se pasa tan rápidamente del frío intenso al calor sofocante que aunque ansiemos tanto a la primavera algunos años pasa tan deprisa que ni la vemos.
Se prevén subidas de temperaturas para este fin de semana, y los primeros días de la próxima semana, y yo la verdad es que tengo ya muchas ganas de dejar atrás el largo invierno, de desprenderme de mi crisálida. Tengo ganas de primavera al igual que en otoño tengo ganas de otoño, las mismas ganas que de ir a la nieve en invierno o al mar en verano. Tengo ganas de sentir las primeras sensaciones de la primavera cuando todo huele de una manera especial, cantan los pájaros, los colores deleitan nuestros sentidos y la naturaleza reverbera por todos los poros.
El verano pasado revoloteando un día por la red me encontré con estas llamativas mariposas y como me encanta el arte textil, las agujas y los hilos, las guardé en la jaula que es mi cabeza para que no se me escapasen. Ahora que con la primavera está "todo" llenándose de flores, no solo campos o prados, las suelto para que vuelen por donde puedan. De su creadora Yumi Okita se sabe poco, que es habilidosa y detallista se ve a simple vista, y de lo poco que he leído se conoce que tiene un origen oriental pero vive en Carolina del Norte, que es la responsable de su propia línea de bolsos Iro Handbags y que vende en internet sus realistas esculturas en las que cada pieza es un diseño único que alcanza casi los 500 euros.
Con una gran variedad de técnicas y materiales, tela, algodón, piel sintética, pintura de tela, hilo de bordar o alambre, Yumi Okita compone la estructura, cose, teje y borda los cuerpos y los coloridos patrones de las alas con gran detalle y en una amplia gama de colores brillantes. Las mariposas de Yumi Okita no son tan ligeras como las mariposas de verdad sino que pesan algo más y miden algo más también de lo que mide la palma de la mano.
Son preciosas, impresionantes, sorprendentes... unas verdaderas obras de arte. Me encantan !!
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