Zigurat de ur-mesopotamia

Por Arteameno


El descubrimiento de Ur se debe al arqueólogo inglés J.E.Taylor, que en 1854 llevó a cabo investigaciones en Mesopotamia por cuenta del British Museum. Durante setenta años los sucesores de Taylor llevaron a cabo excavaciones , se descubrieron murallas de gran espesor que encerraban dos puertos fluviales y barrios de viviendas surgidos sin un preciso plano regulador. Entre los diferentes bloques de casas había zonas sagradas aisladas que comprendían edificios suntuosos, que habrían determinado la formación de una astuta saga sacerdotal.En base a una hipótesis, las zigurats, monumentos singulares, habrían podido surgir tan sólo en un clima de terrible constricción social, en el que existía  una divinidad que los sacerdotes sostenían y que vivía en las nubes, un rey que deriva de ella su poder, un ejército de albañiles y porteadores que construyeron la torre, una turba de personas que gime oprimida por la fatiga y que no sabe siquiera con certeza si los innumerables escalones recorridos arriba y abajo miles de veces, podrán acercar un solo paso a la divinidad, al señor que ha ordenado tan gigantesca construcción.Este singular monumento se puede definir como torre o como colina y recuerda a las pirámides escalonadas de los faraones, no obstante la zigurat no era una tumba, sino la estructura portante de un templo que se quería aislar del bullicio de la muchedumbre a sus pies y acercarlo al dios que vive en las nubes.El templo era al mismo tiempo lugar de sacrificio y observatorio astronómico. La altura del monumento se puede tan sólo aventurar, la tercera terraza , la terraza más alta ,se elevaba probablemente a treinta metros, el templo propiamente dicho debía tener ocho metros de altura.Durante las excavaciones de Ur, los arqueólogos encontraron un estrato que permitió deducir la reconstrucción de una ciudad destruida por un enorme desastre natural, una gigantesca inundación que devastó el “Jardin del Edén”. La zigurat de Ur fue para la antigua Mesopotamia un símbolo, un monumento de poder.
La zigurat no debe entenderse como el comienzo de un nuevo estilo sino como una cumbre, el sustituto arquitectónico de un orgullo, obtenido con los medios estilísticos de un lenguaje formal que se había desarrollado gradualmente durante dos mil años, desde la edad de piedra.