Revista En Femenino

Buscando un nombre

Por Mamaenalemania
El miércoles fui al ginecólogo y no, no se equivocó la última vez: Sigue siendo un chico.
El tercero.
Y último.
Si me asegurasen al 100% que el próximo sería niña, me lo pensaría y todo, pero teniendo en cuenta que en mi familia tendemos a ser monotemáticos, me parece que no me arriesgo.
Conste que yo estoy encantada con mis niños (y que lo estaré con este que viene) pero después de 2, me apetecía una niña, claro.
Los comentarios de la gente al enterarse han sido bastante variados:
- Se han partido de la risa
- "A mi madre/tía/prima/amiga le dijeron que era niño y al nacer resultó niña" (por eso he esperado una ecografía más, para la confirmación definitiva)
- “A ver si la próxima vez es niña” (¡JA! Se quedará usted con la intriga, señora)
- Se lo van a pasar bomba entre ellos (sí, y con su padre también, claro, pero que yo sepa las niñas también juegan, ¿no?)
- Vas a ser la reina de la casa (eso es verdad, piropos no me van a faltar)
- A ver si tienes suerte con las nueras (mientras no sea alemana, me doy por satisfecha)
- Comen como animales (esto lo dicen todos los que tienen 2 chicos o más, así que me estoy planteando abrir un fondo alimenticio para ellos)
- …etc.
Está todo estupendo y viene sanísimo, que es lo importante.
Pero yo no quería hablar de esto en este post. Yo quería hablar de la temible búsqueda de nombres infantiles por las que pasamos las expatriadas.
Elegir el nombre de tu hijo/a es una responsabilidad, vivas donde vivas. Hay gente que lo tiene clarísimo desde el principio y que además ya hablan de su nonato llamándolo por su nombre. Yo no soy de esas… ni mi marido tampoco. Normalmente tenemos a toda la familia (española, la alemana como si oyese llover) en ascuas hasta la semana antes del parto más o menos, que es cuando nos hemos decidido por el nombre que le vamos a poner.
Como yo tengo las condiciones del nombre muy claras, la lista suele ser bastante reducida:
- Nombre español. Ya que va a tener apellido alemán y se va a criar aquí (aunque su segundo apellido sea el mío, aquí sólo se usa uno), por lo menos que tengan claro que son 50% españoles.
- Nombre español-castizo. O sea, nada de nombres vascos o gallegos o catalanes o asturianos. No porque no me gusten, ojo, es que en el extranjero no se nota que son españoles-castizos y yo quiero que se note (además, que mi familia es de Madrid de toda la vida, y no tendría mucho sentido elegir un nombre típico de otra región porque no hay sentimentalismo de ningún tipo que me una a ella, por mucho que me gusten).
- Nombre español que no tenga equivalente igual en alemán. Por ejemplo, Luis existe en alemán tal cual, pero pronunciado LÚis (acento en la U), o Manuel (MÁnuel)…etc. Probablemente al cabo de los meses acabaría hasta el moño de andar corrigiendo el nombre, pasarían de mí (porque para ellos es tan fácil como decirlo así como lo dicen ellos) y el niño acabaría perdiendo su calificación como español por el nombre.
- Nombre español pronunciable en alemán. Nada de “r” (la fuerte), ni de “j” (esto último lo hemos descubierto después de ponerle al pequeño un nombre que empieza por “j”, pobrecito mío) ni nada por el estilo.
La lista, como suponéis, no puede ser muy larga. Aún así, no nos decidimos por ninguno. Los “finalistas” que fueron descartados con los niños, ya no nos gustan (no sé por qué, porque entonces nos parecían estupendos) y así estamos, de vez en cuando sacando el tema, repasando exactamente la misma lista de siempre (ya van 3 veces) y sin que ningún nombre nos llame especialmente la atención.
Y no, no me voy a esperar a verle la carita, porque después de un parto sin epidural soy capaz de llamarle Eustaquio.

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