Di mi nombre

Durante buena parte de mi vida me he sentido invisible. Desde que de niña nunca me elegían para subir al escenario del colegio, hasta las fiestas de Fin de Año en las que solía apartarme a observar cómo los demás pasaban sin verme o, ya de adulta, esas veces en las que, inmersa en un grupo de personas a las que yo sí recuerdo, casi nadie parece reparar en mi presencia. Esto quiere decir que si yo formara parte del mundo que Léa Murawiec ha creado en su cómic , hubiera desaparecido enseguida. Con 29 años, esta autora se ha convertido en la revelación del cómic francés, una distopía en la que la presencia tiene una importancia vital y, si nadie te recuerda o nombra el olvido, te lleva a la mortalidad por la vía rápida. Fuera de este mundo, existe el rumor de la existencia de El gran vacío, lugar al que han huido algunos inmortales de los que nunca se ha vuelto a saber. La protagonista oscila entre su deseo de escaparse y la necesidad de incrementar su "presencia", porque ha sufrido varios infartos tras acaparar toda la fama una cantante con la que comparte nombre y apellido.

Aunque en este mundo no aparecen los teléfonos inteligentes, sobrevuelan la imaginación de quienes leen este cómic, con esa competición para obtener presencia en redes sociales. Sin embargo, Murawiec ha manifestado que no las incluyó para que no quedara el debate ahí, sino que se ampliara a otras reflexiones que realiza en esta obra, como la existencia del ego, las ansias de inmortalidad o la fidelidad y la amistad. Si en este comic, Léa Murawiec ha puesto buena parte de sus ideas y emociones, me temo que con la publicación de El gran vacío va a conseguir quizás más presencia de la que ella misma desearía. Ojalá sepa encajar este éxito y nos brinde nuevos cómics con los que disfrutar y reflexionar.