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"DÓCIL" de Aro Sáinz de la Maza

Publicado el 22 noviembre 2020 por Marianleemaslibros

"Todo aquello lo sumía en una profunda sensación de irrealidad. La barbarie allí, y él observándola con la asepsia de un cirujano, desdoblado. A la mesa, los cuerpos asesinados a golpes de padre e hijo; en la cocina, la madre, y en el piso de arriba, una de las hijas.
Algo en su interior se rebelaba contra la fuerza de la costumbre. No podía permanecer impávido, pero no debía dejarse llevar por las emociones. El peso de la paradoja lo dejó sin resuello."
Aro Sáinz de la Maza nació en Barcelona, ciudad donde además de jugar a vóley-playa y frecuentar librerías, se entretiene poniendo nombre a todos sus precipicios. Es escritor, editor y tutor narrativo de varios autores. 
Inició la serie protagonizada por el inspector Milo Malart con la novela "El Verdugo de Gaudí" (anteriormente titulada "El asesino de La Pedrera"), a la que en 2016 seguiría "El ángulo muerto".
Sus novelas han tenido una gran acogida por parte del público y la crítica especializada, y han sido traducidas por la editorial Actes Sud en Francia, donde han relacionado a Malart con los clásicos del género y con las creaciones de prestigiosos escritores contemporáneos como Jo Nesbø y Philip Kerr. "Dócil" es la esperada tercera entrega de la serie.
Mi resumen sin spoiler, de qué va la novela
Toda la trama transcurre en solo cinco días y la novela comienza un lunes de madrugada cuando un chico, que resulta ser Lucas Torres, llega a la comisaría de Barcelona cubierto de sangre de los pies a la cabeza, una sangre que aparentemente no es toda suya, pronunciando estas palabras antes de caer desmayado: «Todos están muertos». Al día siguiente, cinco miembros de una misma familia, los Corona, aparecen asesinados a pedradas en una casa de Montjuïc. Pero no todos están muertos, la más pequeña ha sobrevivido.
El padre se dedicaba a sus chanchullos, la madre a sus líos, el chico a convertirse en un ultra, la chica era una chiflada y la abuela estaba ida —resumió Rojo—. Una familia normal, de cuento de hadas, sin secretos.

El inspector Milo Malart, miembro de la Policía Judicial de los Mossos d'Esquadra, junto a los demás miembros del GEHME (Grupo especial de homicidios de mossos de escuadra) del que forma parte, tendrán que averiguar qué se esconde tras ese horrendo crimen, tras ese baño de golpes y sangre tan macabro. Desde el principio, la sombra de la duda planea sobre ellos: ¿es Lucas una víctima y superviviente de la matanza, o están en presencia del propio asesino? Todo apunta a que ya tienen a un culpable, pero Milo no las tiene todas consigo porque el muchacho parece ser incapaz de matar una mosca, todos le describen como alguien muy “dócil”.
Rechoncho, con el flequillo tapándole media cara, nada en su aspecto hablaba de un asesino cruel y despiadado. Ni mirada desafiante ni postura agresiva ni gesto provocativo. Todo, al contrario, encajaba con las palabras de su madre al referirse a él como un chico dócil, de actitud pasiva, reticente a cualquier tipo de enfrentamiento. 
El caso resultará ser bastante más complicado de lo que en un principio creían. Para empezar, descubren que en realidad no se llama Lucas, que es Ismael, porque sus tíos le cambiaron el nombre al adoptarlo cuando tenía tres años y toda su familia fue masacrada, convirtiéndose él en el único superviviente. Y ahora, 15 años después, Ismael se ve involucrado en otro asesinato múltiple ¿Será pura casualidad o estará todo relacionado?
Por otro lado, el inspector Malart parece estar renovado y con ganas de enfrentarse al caso. Habiendo sido apartado del servicio por un expediente disciplinario temporal, acaba de regresar de sus vacaciones forzadas y todos los que le conocen coinciden en que ya no es el mismo. El anterior hombre exaltado, excéntrico y hosco, ahora es amable, cariñoso, comprensivo. ¿Qué puede haberle ocurrido para cambiarle de esa manera?
Increíble, es cierto que te has vuelto más humano. Ahora te muestras leal incluso en público, me dejas de piedra. Salvo pequeños detalles, tu actitud es más tranquila, más reposada. Pues yo prefiero al otro, al imprevisible, rompehuevos y maleducado, pero más intuitivo y menos idiotizado. Joder, no sé dónde has estado de vacaciones, pero te han domesticado.

Y ya . . ., no os digo más, no puedo decir más. Tendréis que leerlo vosotr@s para averiguar que pasa con la resolución de ambas matanzas, la actual y la de hace años que acabó con la familia de Ismael, y si Ismael es culpable de algo o una víctima inocente.

Ya sabéis, las series por lo general no son lo mío y menos empezarlas por el final, por mucho que se puedan leer por separado. Si me decido por alguna, me gusta hacerlo bien, por orden, porque estoy convencida de que de otra forma me puedo perder cosas interesantes e irrecuperables, salvo que me anime a empezar después por el principio, cosa que no suelo hacer. Y os preguntaréis, entonces ¿por qué has leído “Dócil” que es la tercera entrega de una saga? Fácil explicación, porque ha sido el libro elegido para el club de lectura virtual al que estoy apuntada y no he tenido más remedio. Pero reconozco que al final, sopesándolo todo en bloque, la experiencia es grata, me merece la pena por mucho que tenga la sensación de estar perdiéndome cosillas. 
En “Dócil”, la historia te atrapa desde el principio. Pero claro, ¿cómo no te va a atrapar algo que comienza así?
Y otro golpe, y otro, y otro más. La mosca caminó sobre la sangre de su cara y siguió hacia los labios, donde se unió a otra que también pretendía colarse por la boca entreabierta. Las sopló con gesto dormido. La mano que sujetaba la piedra subía y bajaba hasta impactar contra el rostro que tanto quería. El crujir de huesos, las salpicaduras.
Esto es lo primero con lo que te encuentras cuando empiezas el primer capítulo, fuerte. . . ¿verdad? Y luego empiezas a conocer el batiburrillo de personajes que conforman el “universo Milo Malart”, que son unos cuantos, muchos, demasiados. Reconozco que me perdía un poco con ellos y sus nombres (quizás si hubiera leído los dos anteriores, eso no me hubiera pasado, ¿o sí?). 
Los miembros del GEHME charlaban animadamente con el inspector jefe Singla. Contempló al grupo. Junto al sargento Crespo y la jueza Cabot, eran como una familia para él. El tranquilo y sensato Rojo, el bruto de Cervera pero eficaz y de buen corazón; Sena, inteligente y serio, Singla y su temperamento, de vuelta de todo. Se detuvo en Mercader, la media melena sacudida por el viento, y se le estrujó el corazón. Una familia unida por la lealtad, como tenía que ser. Menos Boada. 

Pero de todos ellos hay tres que destacan, los más interesantes y que me han parecido lo mejorcito de la novela: por supuesto Milo e Ismael (o Lucas) y Noelia Corona (Noe), la hija adolescente con la que el asesino se ensañó hasta dejarle la cara destrozada e irreconocible. Todo un mérito por parte de Aro Sáinz de la Maza el haber construido estos tres fascinantes personajes, con un perfil psicológico tan complejo como atractivo. Los diálogos también me han parecido de lo más inteligentes, de hecho hay un capítulo en el que Milo interroga a Ismael, que es una maravilla, un cara a cara, un duelo a dos bandas en el que en un momento dado ya no sabes quien interroga a quién y quién manipula a quién, una delicia.
Noelia es una chica de 17 años muy inteligente que odia a su familia, que la aborrece y se avergüenza de ella. Un bicho raro con muchos demonios interiores, embustera, una embaucadora casi patológica, manipuladora nata, con una naturaleza bastante autodestructiva.
Ismael (o Lucas), otro inadaptado, que un buen día descubre su pasado oscuro y se lo carga a la espalda como una losa con varios interrogantes sin despejar, marcado de por vida por ser el superviviente de. . ., el pobre y dócil Lucas. 
Y Milo, un personaje al que le gusta literalmente nadar cada día a contracorriente, poniendo su vida en peligro (algún que otro susto se ha llevado) que vive atormentado y atemorizado por la posibilidad de padecer esquizofrenia, una enfermedad que va en los genes (su padre la padeció y su hermano la está padeciendo).Alguien herido, tocado, bastante inestable y psicológicamente vulnerable, marcado en la actualidad por la ausencia de ese amor que acaba de encontrar.
 Que lo que tú siempre has deseado es dejar de sentir emociones. Ser frío. De hielo. Pero no es tu naturaleza. Y la pelea que sostienes contra ti mismo te debilita. Sigues al pie de la letra las instrucciones de Unamuno: «Siente el pensamiento, piensa el sentimiento», y será una cita memorable, pero no sirve para la vida real. —Sacudió la cabeza—. Deja de resistirte, el tipo duro se ha enamorado, ¿y qué?

También me gustaría comentar dos cosas: que algunos aspectos que se tocan en la trama quedan bastante desdibujados y considero que se los podría haber ahorrado, porque dan la sensación de que están metidas un poco de relleno (como por ejemplo el tema de la organización criminal el Clan de Mostar, o el atentado de las Ramblas ocurrido en Barcelona) y que se nota que Aro es barcelonés, se nota que conoce la ciudad de Barcelona al dedillo por las descripciones y el recorrido que hace de ella, convirtiéndola en un personaje más de la novela, otro punto a su favor.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Sí, me ha gustado mucho, la he disfrutado. De hecho os cuento que hace unos días no me ha extrañado para nada saber que se le ha concedido el "Premio a la Mejor Novela" en la octava edición del Festival de género negro de Valencia, conocido como “Valencia Negra”.
Resumiendo: "“Dócil” me ha parecido una muy buena novela negra, con una trama criminal que engancha y te mantiene con interés desde el principio, personajes con perfiles psicológicos interesantes y buenos diálogos.
Por mi experiencia, cualquiera puede convertirse en asesino en cuestión de segundos. Es como en las máquinas tragaperras, cuando se alinea la combinación ganadora. Solo hace falta que se dé la ecuación con las variables determinadas: ira, agravio, sentimientos heridos, situación límite…, y elevado a la enésima potencia. Nadie está a salvo de sufrir el detonante, todos somos vulnerables de una forma u otra.

Os la recomiendo, sobre todo los adictos al género negro no os la podéis perder. Mi nota esta vez como no podía ser de otra manera, la máxima:  


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