Revista Cultura y Ocio

El libro viajero regresa a casa cargado de recuerdos

Publicado el 23 septiembre 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha
Libro viajero - El viaje de Pau

El libro viajero ha vuelto a casa cargado de recuerdos imborrables.

He escrito más de una vez sobre la buena gente que habita este mundo virtual aparentemente tan frío y lejano, en el que es tan fácil guardar las distancias pero también tocar las narices sin miedo a represalias. En mi caso (hasta ahora) he tenido la fortuna de evitar a los tocanarices y, en cambio, encontrarme con montones de personas encantadas de mostrarse cercanas y de ayudar, de la forma que sea: con un simple mensaje de ánimo o participando en todo tipo de iniciativas. Reitero lo dicho en innumerables ocasiones: a la gente le gusta sentirse bien, nos gusta alegrarnos por los demás.

Hace algo más de un año topé con una de esas personas que disfrutan echando una mano, que todavía mantienen esperanza en la humanidad. Se trata de Mary Mar Camino, especialista en medios sociales, a través de cuyo blog, Confesiones de una Community Manager, empecé a conocer los entresijos del mundo 2.0. Ella también empezó a frecuentar ‘la recacha’ y cuando descubrió mi incipiente aventura literaria no dudó en ofrecerme consejos y ayudarme a esbozar una estrategia para tener presencia en las redes sociales, única arma de la que disponemos los autores independientes para difundir nuestro trabajo.

Ahora ya puedo explicar que la idea del libro viajero fue suya. Confieso que al principio me pareció bastante irrealizable. ¿Por qué iban a implicarse en algo así unos desconocidos, invirtiendo tiempo y dinero para dar publicidad al libro de un tipo que podía parecer muy simpático por Internet pero que quizás hubiera escrito una historia infumable? Le di vueltas a la idea e intenté reformularla para tener todo el proceso más controlado, pero un día me di cuenta de que sólo tenía sentido de la manera como la había planteado ella: el libro tenía que viajar de verdad y exponerse a los imprevistos. Después de todo, no perdía nada por contactar con un puñado de blogueros y conocidos de las redes sociales, exponerles la iniciativa y preguntarles si les apetecía participar.

Benjamín Recacha - El viaje de Pau

Feliz de volver a tener en mis manos este libro afortunado.

Hoy, diez meses y medio después de que iniciara su trayecto en Amposta, El viaje de Pau ha regresado a casa con la mochila cargada de experiencias, aventuras, recuerdos imborrables y amistades que durarán para siempre. El balance no podría ser más positivo, así que, evidentemente, no podía escribir esta entrada sin agradecerle a Mary Mar de corazón que un día decidiera investigar qué se escondía detrás del avatar de aquel tipo greñudo y sin afeitar, pero sonriente, que iba dejando comentarios graciosillos en su blog. Gracias, boquerona. Sé que no te gusta el protagonismo, pero espero que desde la tierra de la Coca-Cola sepas apreciar este reconocimiento cálido y sincero. Te lo mereces.

Es obvio que la respuesta de la inmensa mayoría de los consultados fue positiva y el grado de implicación muy superior al que me había atrevido a proponer. De hecho, la idea inicial era una foto del libro en algún lugar significativo para cada anfitrión acompañada de un texto breve, pero enseguida la cosa se “desmadró”, y yo encantado, porque habéis escrito unas crónicas viajeras extraordinarias, de las que es imposible hallar en guía alguna, porque están escritas desde el corazón y un altruismo absoluto.

Pero no satisfechos con eso, habéis llenado la mochila de Pau con montones de recuerdos: mensajes, folletos y entradas de los sitios donde habéis llevado a vuestro huésped, tarjetas personales, marcalibros (el de María, un recuerdo familiar muy especial, me ha llegado al corazón), billetes de transporte público, incluso una social coin (voy a tener que plantar el rosal, Vanesa), y ¡un libro! El poemario Pequeña Muerte de Enrique Urbano, que, por supuesto, recomiendo a todos. Enrique es un gran poeta.

Lo mejor de todo, sin embargo, es saber que ese libro, mi libro, ha pasado por tantas manos amigables, que lo han tratado con todo el cariño y el deseo de que llegara al final del trayecto con sus páginas impregnadas de otras muchas historias. Físicamente ha vuelto algo perjudicado, pero cuando uno se calza las botas, se cuelga la mochila a la espalda y se echa a andar no puede esperar regresar a casa con el aspecto impoluto. Cada uno de esos roces, señales y arañazos son la prueba de un largo viaje repleto de experiencias dignas de recordar.

Gracias una vez más a Vanesa, Julia, Miriam, Raquel, Montse, Mónica, María, Jesús, Verónica, Enrique, Toni, Ikram, Diego, Belén, Manoli, David, Ana y Noelia. Este viaje de Pau conserva un trocito de cada uno de vosotros.

Amposta, Dénia, Alzira, Valencia, Villajoyosa, Benidorm, Abarán, Murcia, León, Fuerteventura, Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife, Lucena, Granada, Palma de Mallorca, Antequera, El Escorial, Alcalá de Henares, Talavera de la Reina, Madrid, Vigo, Llanera, Oviedo, Vitoria, Benassal, El Perelló, Gijón… Aún faltan algunas crónicas viajeras, como las de Vitoria, Gijón… y alguna más. Quizás os apetezca conocer la ciudad donde nací y el pueblo en el que vivo…


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