EL TRÁGICO FINAL DE LEANDRO CASALTenía su sangre en mismo...

EL TRÁGICO FINAL DE LEANDRO CASAL
Tenía su sangre en mismo tono bermellón que el caldo amaderado cuyo aroma persistía contumaz en su paladar. Apenas unos brotes espontáneos de ira desatada habían precedido al trágico final del perdulario Leandro Casal. Una copa de vino para sella un pacto de reencuentro amatorio, cuyos lazos ajados habían desembalado una tormenta de reproches y amargura. Noelia imaginó durante unos instantes el rostro de la salaz adolescente advenediza que había usurpado el corazón de su marido. Ahora quedaría la intrusa, como ella misma, enviudada de besos, caricias y promesas de amor adulterados
EL REENCUENTRO
Una silueta agazapada entre sus misérrimas pertenencias lo revolvía todo con manos femeninas. La mujer descollaba como un zafiro recién bruñido en aquel lóbrego callejón, donde moraban las almas perdidas de los mendicantes desterrados.
Mauricio arrastró los pies y se aproximó a la entrometida fisgona, aferrado a una copa de vino entre sus manos llagadas.
Se tambaleaba beodo y desnutrido, liviano como el rizo de una voluta de humo. Abrió la boca hedionda inundada de imprecación. En ese preciso instante ella lloró conmocionada y pronunció un único vocablo: ¡Papá!