Revista En Femenino

Hombres y embarazo

Por Mamaenalemania

 

 

En realidad no lo quería hacer público tan pronto por si las moscas, pero la situación me enerva bastante y necesito desahogarme.
Estoy embarazada otra vez. De 7 semanas. Buscado y deseado, es lo que queremos: 3 niños. Y, en vista de la situación y las facilidades que tenemos las madres en Alemania a la hora de ponernos a trabajar o trabajar en absoluto (sobre todo en el oeste y sur del país y sobre todo en los pueblos), pues los dos últimos tienen que ser seguiditos, aunque de esto ya hablaré en otro momento.
El caso es que mi marido lo sabe, claro, y aún así y aún siendo el tercer embarazo por el que pasa él también, no entiende los cambios si no son visibles… A partir del 5º mes, cuando la tripa ya empieza a redondearse y es obvio para cualquier observador externo que estoy embarazada, entonces sí, entonces puedo estar cansada, malhumorada (pero no mucho)…etc. Pero ahora, durante los 3 primeros meses, cuando todavía no se nota pero cuando una realmente se va quedando dormida por las esquinas, tiene náuseas, pocas ganas de jaleo erótico y demás, como se me ocurra decir “estoy agotada” o “no me apetece” o “tengo el estómago revuelto” mi marido me sigue mirando como si le estuviese contando una milonga!! Y como encima le suelte “es que estoy embarazada, recuerdas?” me mira como si estuviese manipulándole con excusas tontas!!
Y lo que más me molesta es que, tratándose ya del tercero, debería de saber que esto es normal: Hemos ido a clases de preparación al parto donde explicaron los síntomas y cambios, sobre todo a los maridos, que se creen que tener un hijo es que se hinche la tripa y ya, hemos mirado en internet, tenemos conocidas embarazadas que cuentan lo mismo mismito… pero no hay manera, oye.
Hay veces que me encantaría, de verdad, que sólo por un día fuese capaz de sentirse como yo cuando estoy embarazada o cuando tengo la regla, con los dolores, los cansancios, las incomodidades y demás… Pero, claro, eso es imposible.
De momento, he conseguido que comprenda que no estoy todo el día rascándome la tripa en casa con los niños: El sábado me fui a pasar el día con unos amigos españoles a Múnich y se quedó él solito con los monstruitos. Cuando volví por la noche estaba como si le hubiese pasado una apisonadora por encima. Y el gusto que me dio el ver su cara de perrito apaleado cuando le dije “pues ahora imagina que, además de ocuparte de los niños, hubieses tenido que limpiar, cocinar, planchar, poner lavadoras, hacer las camas y demás”… (una que es tonta y se lo dejó todo preparado).

Foto: Deaquellamanera


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