Revista Cultura y Ocio

Las huellas de la playa

Por Orlando Tunnermann
LAS HUELLAS DE LA PLAYA
Nada queda ya, salvo la remembranza de unas huellas en la playa de nuestra mocedad. Si cierro los ojos aún puedo escuchar el sonido de jubilosa campanilla prendido de su voz. El tiempo parecía eterno entonces, pero ahora, cuatro décadas después, galopa inmisericorde hacia la ineludible senectud. Las huellas de la playa se han desvanecido, se han consumido las llamas de aquel amor febril y precoz. Tarde he comprendido que el tiempo es finito y que la felicidad es pasajera, como las huellas extinguidas de la playa de nuestra mocedad.

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