Lo que nos jugamos

Que nadie se autoengañe, lo que nos jugamos todos los españoles el próximo domingo 23 de julio son la convivencia social y el futuro de nuestras hijas, sobrinas o nietas. Podemos seguir pensando que la cosa va de derechas o izquierdas, de políticos mentirosos o de gente que nos cae mal y no queremos ver en el Gobierno, pero no hacemos más que mantenernos ciegos ante lo que nos viene encima. Y lo que nos viene es un retroceso en el reconocimiento de las personas que, creemos, no son como nosotros. Lo que nos viene encima es una política centrada en mantener privilegios de unos pocos, con dinero, y dejar al resto que se busque la vida; ya sea económicamente, laboralmente o en lo personal (si se es gay, trans, mujer o migrante). Lo que se decide el domingo es si queremos que nuestros hijos, sobrinos o nietos puedan aspirar a tener un futuro en el que puedan acceder a una vivienda, tener un trabajo estable con un sueldo digno, puedan salir o casarse con quien les apetezca sin que les insulten o agredan, no tengan que ocultar su propia identidad ni fingir ser quienes realmente son, tener una sanidad y una educación públicas y de calidad, jubilarse con una pensión digna o arreglar aunque sea un poco el cambio climático y los problemas de contaminación; o bien si preferimos seguir mirando a nuestro propio ombligo, pensando que nada de eso nos importa, que son más urgentes nuestros prejuicios, odios o preferencias personales aunque eso conlleve dejar que los demás sufran.

Las derechas de todo occidente llevan casi una década de deriva hacia el fascismo y el totalitarismo, haciendo concesiones a partidos neonazis con tal de acceder al poder, llevándose por delante al colectivo LGTBIQ+, a feministas, a migrantes, a gente de izquierdas en general que, con acierto o sin él, buscan un mundo más igualitario y más justo en el que no se deje a nadie atrás. En las votaciones es donde el común de los mortales podemos escoger a qué tipo de sociedad aspiramos: si a una donde impera el "sálvese quien pueda", o a otra donde se le ofrezca una mano a quien no puede seguir el ritmo. Egoísmo e individualismo frente a solidaridad y empatía.

Los partidos que llevan 4 años en el Gobierno han hecho algunas cosas mal, otras regular y otras bastante bien. Casi todos los indicadores dicen que el balance es positivo, y que podría ser mejor si se les dan 4 años más. Si seguimos controlando, criticando, fiscalizando. La otra opción es la negación de la violencia de género, fomentar la educación y sanidad privadas solo para quien las pueda pagar, considerar enfermos a personas homosexuales y transgénero, mantener a las personas migrantes sin derechos y explotadas, no cambiar el modelo impositivo para que pague mas impuestos quien más tenga, que los precios de energía, combustibles, cesta de la compra o vivienda sigan subiendo sin que se haga nada porque el libre mercado se autorregula solo. ¿De verdad queremos que nuestras hijas vivan en un mundo así o tendremos la suficiente empatía como para no votar contra sus intereses? ¿Son más importantes Perro Sanxe, ETA y Venezuela que el futuro de todas?

Este domingo toca hacer un ejercicio de responsabilidad. Sin garantías y a fondo perdido. Nuestras hijas, sobrinas y nietas merecen tener esperanzas aunque nosotros no la tengamos. Hasta que la dignidad se haga costumbre. Es por ellas.