Revista Diario

No tenemos tele

Por Mamaenalemania
Pues eso, que no tenemos tele.
Este post lo escribo para explicar el por qué, que entiendo que haya gente a la que le resulte extraño.
No tenemos tele
A ver, en casa de mis padres hay 3 televisiones: el salón, la cocina y la habitación de mis padres. Hemos sido bastante televiseros (aunque cuando éramos pequeñas, teníamos limitaciones, claro). El caso es que cuando me marché a estudiar al extranjero no tenía tele ni me compré una. Total, estaba todo el día por ahí o tenía que estudiar un montón (que vaya carreritas que elegí para llegar sin dominar del todo el idioma), así que ni me lo planteé. No la eché de menos en ningún momento (si quería ver una peli tenía el portátil) y me acostumbré a no verla.
Mi marido… Bueno, la familia de mi marido es peculiar. Se fueron de su ciudad natal a un molino en el campo a moler piedras y, siguiendo la tendencia alemana hacia lo más natural y tradicional, no sólo tienen un huerto estupendo el jardín, mi suegra hace unas mermeladas con sus propias frambuesas de morirse y comen peces de su propio arroyo, sino que, por supuesto, no han tenido televisión jamás. Jamás quiere decir mientras tuvieron niños en casa, que fue independizarse mi marido que es el pequeño y ahí que se compraron una; eso sí, sólo ven programas culturales, que son todos muy intelectuales, con tractor, pero intelectuales al fin y al cabo (aunque cuando me traigo el Cuore o el In Touch de España se lo empollan de cabo a rabo, oye). Así que mi marido ha crecido sin televisión (ni películas infantiles, que eso sí que me parece una pasada).
El caso es que cuando me quedé embarazada y nos fuimos a vivir juntos no se nos pasó por la cabeza comprar una. No estábamos acostumbrados y no supuso necesidad alguna. Y así seguimos hasta que… nació el niño!
Ahí ya, la gente que al principio no decía nada, empezó a sorprenderse “¿Que no tenéis tele? ¿Qué hacéis por las noches? ¿Qué haces con el niño?”. Pues no, no tenemos tele. Por las noches hablamos, leemos, navegamos por internet (que también es un vicio) o nos vamos a la cama si estamos cansados en vez de perder una hora haciendo zapping e irnos al final cabreados porque no ponen nada. Y con el niño juego o me lo llevo a algún sitio o mira un libro o le pongo alguna peli o dibujos con el portátil (que también tiene pantalla).
Mi madre, en un momento de desesperación porque no había manera de que me comprase una tele por propia iniciativa, me regaló una. Ahí la tenemos muerta de la risa. La sacamos para ver películas (enchufamos el ordenador a la tele y la calidad de la película mejora considerablemente) y ya está.
Personalmente no tengo nada en contra de la tele. Me encanta. Me encanta demasiado. Y a mi marido en el fondo también (que es ver una pantalla y es como si le hubiesen hipnotizado). Me encanta la telebasura, las series de todo tipo, hacer zapping, encenderla un momento antes de irme a la cama por si acaso ponen algo interesante, los anuncios… Todo. De la tele me gusta todo todo todo. Por eso mismo no tenemos tele!
Si yo pudiese controlarme, encenderla sólo cuando ponen algo interesante, ser capaz de no encenderla automáticamente al sentarme en el sofá…etc. entonces sí que tendría una. Pero como tengo alma de yonqui, pues mejor no me arriesgo, que ahora que me he "quitao", estoy fenomenal sin ella: leo más, hablo con mi marido, me voy a la cama enseguida si estoy cansada, juego más con mi hijo y demás. Sé que si sacase la que tenemos y le otorgase un lugar fijo en el salón, se acabaría convirtiendo en la reina de la casa, condicionando todo lo demás. Así que ahí se queda, detrás del sofá y sin cable de la antena, de pantalla auxiliar. Eso sí, cuando voy a Madrid, recupero el tiempo perdido y el "vicio". ¿Alguien me entiende?

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