Revista Cine

The Centrifuge Brain Project

Publicado el 01 febrero 2013 por Nacho_c

El documental es un formato que permite hacer cosas muy interesantes aunque pocas veces se aprovecha como para hacer un producto que llegue a mucha gente. La repercusión suele ser muy limitada. También es cierto que ver a unas personas hablando a cámara durante 90 minutos no es muy atractivo, cuenten lo que cuenten; también se lucha contra lo que tenemos en la cabeza de los documentales de la 2, soporíferos; y tampoco es un género que se haya renovado especialmente, sólo ofreció algo distinto Michael Moore con su Bowling for Columbine y fue acercarse al amarillismo y la pantomima.

Sin embargo, yo animo a bucear un poco por los últimos ganadores del Oscar a mejor documental y descubriremos ciertas joyas. Aquí dejo un sitio del que echar mano.

Lo que hoy traigo es un falso documental. Es decir, alguien se inventa una historia, en este caso Till Nowak, y la cuenta a modo de documental. ¿Qué consigue con esto? Busca la veracidad, se mueve en la fina línea de lo documentado y lo añadido, el metraje real y el ficcionado; siempre que uno sea un poco crédulo. Lo que pasa en este corto es que la idea es tan estrafalaria que el formato serio roza lo surrealista. Además nos encontramos con planos postproducidos que, en este look, sorprenden bastante. Ya se pudo ver algo así en Cloverfield y en publicidad.  Esta peli fue también bastante famosa.

Claro que la pregunta es si un documental es realmente tan verídico como damos por hecho. Y no me refiero a los de la época de Leni Riefenstahl, sino a los de ahora. Y tampoco me refiero a colocar abrevaderos para los animales en un lugar para luego rodarlos. Me refiero a la reconstrucción de los hechos, a la elección de los entrevistados, a la memoria de estos, a los datos históricos escritos y contabilizados pero no contrastados con el background del que estuvo allí. O a campañas de relaciones públicas y propaganda como la de las incubadoras iraquíes. Porque desafortunadamente ni los datos, en el mundo en el que vivimos, son incontestables, ¿verdad, Señor Gore?


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