Las festividades por el día de muertos en México inician el 28 de octubre, y así cada día nos van visitando nuestros difuntos según la forma en que se hayan ido; ya sea de forma repentina, o ahogados, o solitarios, los no bautizados y sin nombre, o los que se fueron siendo niños,… y así hasta el día 2 de noviembre que es el día de todos los santos, día de todos aquellos que se hayan ido de la forma que sea son santos difuntos, pues no importa la forma de su partida, sólo avanzaron un poco, y serán alcanzados por todos nosotros, durante seis días todos los muertos, todos los que se adelantaron van llegando a las casas donde se les espera con una ofrenda.
En todos los lugares de México se pone ofrenda a ellos, algunas personales, algunas familiares, algunas colectivas, en las plazas de las ciudades y pueblos se hacen eventos culturales, teatro, música, adornos coloridos, calaveras literarias, desfiles de catrinas y catrines que son los disfraces tradicionales del país, gastronomía tradicional de estas fechas, el mole, los tamales, el pan de muerto siempre lleno de color y sabor, los dulces típicos en forma de calavera o esqueletos hacen su aparición para ser comidos, y es entonces que se come a la muerte, y en esas formas sabe deliciosa, ya sea en azúcar, o chocolate, o amaranto, o miel, o en combinaciones inesperadas.
La bebida no puede faltar, es así que se les pone en la ofrenda además de fruta, comida y dulces, aquellas que fueron sus bebidas favoritas, se les pone de todo, pero no puede faltar según la región específica, el tequila, el mezcal, la raicilla, la damiana, el sotol, la bacanora, el pox, el torito, la tuba, el xtabentún, la charanda, el pulque. Y todas las variantes y combinaciones conocidas.
Todo ello genera una derrama económica y una interacción como muy pocas otras fechas turísticas, todos hacen algo para celebrarlo, todos participan de alguna forma, algunos viajan, otros compran, unos se disfrazan, otros más cocinan, los de allá reúnen la bebida, los de acá cuentan las historias, otros componen las irónicas calaveras literarias, aquellos de allá adornan, esos se adelantan y ponen las ofrendas, otros diseñan las catrinas, otros maquillan y ayudan a disfrazar, otros regalan algo a los niños, unos que nadie ve sacan las fotos, otros organizan los eventos, otros los promueven y difunden, son muchos los que viajan al lugar donde están sus fieles difuntos, se reúnen con sus familias, asisten a eventos, o son parte de eventos.
Los muertos también visitan los lugares donde se les recuerda, hay viajes por todas partes, por eso hay algunos perros muy sensibles y receptivos que los ven llegar, y aúllan o ladran, y se calman hasta que ven que con ellos también vienen algunos canes que se adelantaron y entonces empiezan a comprender quienes son esos visitantes y a qué han venido.
Por su parte los vivos también se mueven, los hoteles registran una alta ocupación, las familias adecuan habitaciones para familiares y conocidos que los visitan en estos días, hay visitantes por todas partes orgullosos de esta tradición que con una base similar presenta particularidades que la hacen mágica en cada lugar que se visita.
Las ánimas empiezan a llegar desde el 28 de octubre, y se van juntando hasta que el día 2 de noviembre estamos todos los que somos con todos aquellos que un día fueron, y un día se fueron. Pero que tampoco nos olvidan.
(1 de noviembre de 2019)
Por: Godofredo Oscós-Flores
Estudiante del 3er. Sem. Lic. Admón. Empresas Turísticas