3 claves para cruzar las vías del tren y no morir en el intento
-EN MAZATLAN QUEREMOS PASOS A DESNIVELES SOBRE LAS VÍAS DE TRENES, YA NO QUEREMOS MAS TREN/NAZOS…
¿Cómo impacta la construcción de un paso a desnivel?
Paso a desnivel
Paso a desnivel o baipás es el proceso de la adaptación de un cruce de dos o más ejes de transporte a diferentes alturas (pendientes) para no interrumpir el flujo de tráfico entre otras rutas de tránsito cuando se cruzan entre sí. La composición de esos ejes de transporte no tiene que ser uniforme, sino que puede consistir en una mezcla de caminos, senderos, vías férreas, canales o pistas de aeropuertos. Túneles, puentes, viaductos o combinaciones entre estos pueden ser construidos en un cruce para lograr el grado necesario de separación.Las horas pico en Managua son principalmente desde las 6 a 8 de la mañana y de 4:30 a 6:30 de la tarde, ya que es el tiempo donde las personas entran y salen de sus centros de estudios o trabajos, así que se ocasiona un congestionamiento vehicular muy grande.
Entre los beneficios inmediatos de la obra está el ahorro de combustibles, costos operacionales de los vehículos y la reducción de emisiones de CO2.Los puentes a desnivel se han convertido en la opción ideal para contrarrestar el caos que ocasionan las horas picos, ya que ha como sabemos, en la ciudad capital, diariamente entran y salen miles de vehículos, los que se dirigen hacia diferentes partes de nuestro país.
Con el objetivo de reducir este problema se están creando los famosos puentes a desnivel en diversos puntos estratégicos de la ciudad, los cuales son de gran importancia ya que ayudan a mejorar el tráfico en diversas zonas.
El proceso de construcción de estos puentes a desnivel es un poco dilatado por todos los cálculos y creaciones que se deben de hacer, pero si dan un resultado muy positivo, en este próximo año se deberia ir planeado crear más puentes a desnivel como por ejemplo por las vias donde transita los trenes en esta ciudad.
Es importante recalcar que con estos puentes a desnivel miles de personas se han visto muy beneficiadas especialmente las que se circulan diariamente en los puntos donde se da congestionamiento vehicular.
Así que ya sabemos los puentes a desnivel son muy importantes en el desarrollo y modernización de la ciudad de MAZATLAN, además de su principal función es mejorar el tráfico vehicular.
En muchas ciudades de la región se observa un fenómeno interesante: la presencia de vías férreas operativas que han quedado embebidas en la trama urbana con un fuerte impacto sobre la dinámica de la ciudad.
Las vías trazan una línea divisoria muy marcada entre el Este y el Oeste, lo cual acarrea múltiples problemas y distorsiones en el funcionamiento de la ciudad. Al poniente de la vía se concentra un 75% de la actividad productiva, correspondiente al mayor número de servicios básicos como escuelas, hospitales, comercios, espacios verdes, espacios culturales, entre otros. En contraste, las amenidades y los servicios que se encuentran al este de las vías son reducidos y coinciden con la zona residencial más amplia de población de escasos recursos. En total, se calcula que un 20% de la población de la ciudad reside a 400m de las vías y sufre de las consecuencias de una accesibilidad y seguridad mermadas.
Así pues, para estos más de 125.000 habitantes cruzar las vías del tren o transitar por ellas supone una actividad rutinaria y obligada, pero sumamente riesgosa. Se han observado casos de mujeres de la tercera edad cargadas con bolsas del supermercado cruzando las vías por debajo de un vagón que podría desplazarse en el momento más inesperado. También se tiene constancia que familias enteras utilizan las vías para trasladarse de Norte a Sur de la ciudad, ya que es la manera más eficiente, en términos de tiempo y de costo, para alcanzar puntos que de otro modo resultan inaccesibles. Además, las zonas colindantes a la vía no gozan de ninguna atención ni mantenimiento, lo cual las transforma en tiraderos al aire libre o en focos de delincuencia.
Al parecer, la solución más sencilla para éstas y otras ciudades que enfrentan la misma problemática es realizar libramientos ferroviarios en los bordes de la mancha urbana. Es decir, vías de circunvalación, o anillos ferroviarios periféricos que rodean la ciudad y evitan el paso por zonas urbanas consolidadas. Sin embargo, los libramientos son una propuesta subóptima debido a las enormes dificultades institucionales y financieras que conllevan, además de la temporalidad que implican. Si la ciudad sigue expandiéndose, tarde o temprano el costoso libramiento queda de nuevo rodeado de viviendas.
A partir de los estudios plasmados en el Plan de Acción de se han identificado 3 claves alternativas al concepto de libramiento para cruzar y usar las vías del tren y sus terrenos aledaños de manera más segura y productiva para la ciudad:
- Mejorar la movilidad general de la ciudad. Es decir, generar mayor accesibilidad a todos los puntos de la ciudad a través de intervenciones integrales como: a) la racionalización del transporte público, b) mejoras en la semaforización y c) mejoras en la jerarquización de la estructura vial. Las tres intervenciones facilitan la operación de cruce de las vías al mejorar el acceso al transporte público y evitar cruces peligrosos a pie para familias de menores recursos. Estas intervenciones garantizan más fluidez al tránsito rodado gracias a una mejor coordinación semafórica y ofrecen mayor accesibilidad a todos los puntos de la ciudad ya sea a pie, en bicicleta, transporte público o vehículo privado gracias a la jerarquización vial. Además, una movilidad urbana mejor planeada ayuda a disminuir la necesidad de construir más puntos de cruce a nivel o a desnivel. En resumen, se incrementa la eficiencia global del sistema.
- Recuperar el espacio del derecho de vías con el objetivo de mejorar la seguridad y revalorizar todo el entorno urbano afectado. Para llevarlo a cabo, se deben de recuperar primero las zonas invadidas ilegalmente y realizar un acuerdo con el organismo operador de las vías de manera que se garantice su beneficio (en términos de seguridad y velocidad), al igual que el de la ciudadanía. Posteriormente, se puede pasar al diseño e implementación de paseos peatonales y ciclovías en el espacio amplio del derecho de vía con iluminación y mobiliario urbano ad hoc. Estas intervenciones resultarán extremadamente provechosas para incrementar espacios de recreo para la ciudadanía, mejorar la comunicación Norte-Sur de la ciudad con sistemas de movilidad no motorizada, incrementar la seguridad de la zona gracias a su renovada actividad e incrementar la cohesión social.
Las vialidades de cierre, que se pueden observar en las imágenes siguientes, permitirían agilizar el tránsito de vehículos en calles que actualmente no tienen salida, generarían un límite claro entre suelo urbanizable y suelo no urbanizable y así desincentivarían la ocupación del mismo en zonas no destinadas a ello. Además, la recuperación del derecho de vía supone una gran oportunidad para reactivar espacios urbanos de alto potencial como antiguas estaciones de pasajeros en desuso o patios de maniobras subutilizados. En el caso de MAZATLAN, se ha estudiado la posibilidad de trabajar con la operadora para facilitar la reubicación de los patios de maniobras situados en la antigua estación de pasajeros y así recuperar un espacio de gran potencial para el desarrollo social y económico de la ciudad.
En resumen, lograr cruzar las vías de forma segura y disminuir el impacto negativo para sus ciudadanos requiere de soluciones multisectoriales como una revisión integral de toda la movilidad urbana y de las posibilidades de recuperar el espacio del derecho de vía que queda embebido dentro de la ciudad. Este tipo de soluciones ayuda a disminuir embotellamientos, mejorar el servicio de transporte público y regenerar espacios intraurbanos.
El incremento de seguridad del cruce de las vías no sólo reporta beneficios a la población, sino que puede conllevar un fortalecimiento de la fiscalidad del municipio y de la capacidad de recuperar la inversión de mejora gracias a la implementación de sistemas de captación de plusvalías hasta el momento poco explorados en países como México.
La aplicación de las tres claves mencionadas en este breve blog post está al alcance de muchas ciudades latinoamericanas que tengan ilusión de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Veamos cuáles se suben al tren del progreso.
El 31 de mayo de 1996 en la ciudad de Mazatlán, sucedió un hecho de tránsito que conmocionó a la comunidad mazatleca, un camión del transporte público de pasaje intentó ganarle el paso al ferrocarril y 34 personas fallecieron.
La herida que no cierra.
Treinta y cuatro muertes provocadas por la imprudencia;
una herida que duele permanentemente a toda la comunidad
Pasar sobre la vía del tren parecía cosa normal. Cada noche los trabajadores de hoteles y restaurantes, los estudiantes de la UAS llegaban en camión a este punto sin preocupación alguna. Los taludes de la vía del tren eran escalados penosamente por los camiones siempre sin novedad. Si acaso había que resignarse a pasar ahí un rato cuando el ferrocarril ganaba el paso.
Pero la noche del 31 de mayo de 1996 cambió todo. Juan Carlos Ramírez de los Ángeles, chofer de un camión de los llamados colosios, había retacado la unidad. Frente a la UAS recogió a trabajadores de la industria turística que ahí hacían su conexión y a estudiantes que irónicamente corrieron para alcanzar la unidad. Cuarenta y ocho pasajeros que desbordaban el estribo de la entrada y el de la puerta de salida.
Su recorrido fue normal hasta llegar a la avenida Santa Rosa. Mayo se despedía caluroso y el exceso de pasaje incrementaba la temperatura. Por si fuera poco, el estéreo sonaba a todo volumen. Al chofer le gustaban los narcocorridos, de modo que en el trayecto se escucharon los Tucanes, los Tigres del norte, reproducidos en casettes que a juzgar por el mal sonido, eran piratas.
El chofer dijo a las autoridades que no se dio cuenta de que el tren venía, aunque algunos testimonios hablan de que sí fue advertido por los pasajeros, pero decidió jugársela… Elías Peña, conductor del tren bala, que por entonces transportaba pasaje entre Guadalajara y Nogales, declaró que apenas habían salido de la estación cuando vio que el camión se perfilaba sobre el cruce, pero nunca pensó que el chofer se atrevería a intentar el paso. Pitaron, por si acaso -Cuando lo hizo, ya no podíamos parar la máqina, aunque íbamos sólo a 60, 70 kilómetros por hora, asentó en su declaración.
El impacto fue horrísono: el camión fue tomado casi por el medio y quedó montado sobre la máquina. Tras el terrible sonido del golpe, se escuchó el chirriar del metal de las ruedas del tren deslizándose sobre las vías.
El “Colosio” fue arrastrado por unos trescientos metros, a lo largo de los cuales quedaron regados muchos cuerpos.
Tan feo como eso fue el ulular de las sirenas de ambulancias, la concentración de patrullas, las narraciones de familias que acudieron a rescatar víctimas con el terror de encontrar ahí a uno de los suyos; el apilamiento de los cadáveres, primero a un costado de la vía, después en la Cancha Germán Evers, convertida en morgue. Treinta y dos personas murieron esa noche, incluyendo una joven embarazada; dos más fallecerían después, en los hospitales. Catorce vivieron para contarlo.
La inconformidad contra las autoridades, la ausencia del gobernador, que realizaba un viaje en el extranjero, el compromiso de acabar con esos riesgos, que sólo se tradujo por años en la pavimentación de dos carriles para pasar las vías y las agujas de control de tráfico.
Después la nada… Juventudes arrancadas de cuajo; padres que ya no esperaron más a sus hijos, hijos que se quedaron sin padres, penosas negociaciones para alcanzar una indemnización, familias que perdieron a algún hijo o hija y luego perdieron el entorno, porque no soportaron más vivir ahí, en el escenario de su tragedia.
El consuelo de pequeños cenotafios, de un memorial rústico y feo, hecho a chaleco por los ciudadanos, pues ninguna autoridad asumió la responsabilidad de la memoria.
Y las leyendas urbanas que hablaron de víctimas aparecidas en diferentes variantes. La más extendida, la de la muchacha que de repente, antes de las vías, se le aparece al chofer de cualquier taxi dentro de su unidad, y que sin decir palabra, desaparece en cuanto el vehículo cruzó las vías.
Es el dolor del que hablaba Miguel Hernández: “El rayo que no cesa”.