Dos personas mayores caminando por la calleCasandra Greco, investigadora científico-social, filósofa, bioeticista y experta en salud pública y medicina preventiva, nos recuerda, bajo este mismo título aparecido en ctxt, cómo por el efecto estadístico, estamos anestesiados ante las cifras de mortalidad, pero más aún cuando se trata de la muerte de las personas que la sociedad etiqueta de ‘ancianos’. “La muerte de centenares, de miles de ‘ancianos’ –escribe Casandra–, ha dejado a su paso un horror vacui. La muerte indigna de nuestro propio pasado puso al descubierto el espectáculo dantesco de la deshumanización y crueldad del siglo XXI. El maltrato y abandono de la vejez en residencias y domicilios ha sido retransmitido casi en directo. A través de las pantallas de televisión hemos presenciado el transitar incesante de cuerpos ajados enfundados en plásticos; camiones rebosantes de féretros; mortajas arrojadas a fosas comunes. Nadie previno. Nadie gritó ¡Alto! y todo este infierno desfiló silenciosamente ante la mirada impertérrita de la OMS, Naciones Unidas, Unión Europea y gobiernos. Cuando se presencia de nuevo el holocausto, es imposible no hacerse determinadas preguntas: ¿por qué murieron tantos ancianos?, ¿fue la madre naturaleza?, ¿se pudo evitar?, ¿qué falló?, ¿acaso no mueren también jóvenes o son voluntariamente invisibilizados? Cada día, desde marzo de 2020, nos hemos despertado y acostado con la implacable tiranía y crudeza del invierno de las estadísticas de mortalidad por covid-19. Con obsesiva pulcritud, la estadística computa cifras anonimizadas de vidas extinguidas. Es la relación de los muertos, ordenados en columnas. A veces muertes desagregadas por datos minimalistas de sexo e intervalos de edad que culminan en ese superior a 90 años. Casi como si quisiera indicar la meta máxima de supervivencia de la empinada montaña que es la vida, especialmente para las clases sociales más desprotegidas, frágiles y vulnerables. Aquellas que de manera sistemática son injusta e impunemente desfavorecidas por razón de código postal, etnia, raza, desempleo y vejez”.
Albert Einstein: “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación rodea al mundo”.
“Desde hace mucho tiempo, quizás por el efecto estadístico, estamos anestesiados ante las cifras de mortalidad, pero más aún cuando se trata de la muerte de las personas que la sociedad etiqueta de “ancianos”. Nuestra mente entonces la digiere más rápidamente porque vejez y muerte tienden a aparecer entrelazadas. Es, pensamos, algo natural; el punto y final del ciclo vital. Lo paradójico es que nadie muere de viejo, no al menos para la estadística. Los pulcros certificados de muerte tienen asignada siempre un por qué: infarto, cáncer, ictus, diabetes… En 2020, se ha añadido una nueva causa, cierta o probable de una patología fatal, especialmente cruenta en la vulnerabilidad corpórea e inmunológica: la covid-19. Si bien nadie está exento de padecerla y de morir, cuanto mayor haya sido la duración de exposición a la carga viral –aun para las pieles tersas y rosadas de la juventud– es prácticamente imposible escapar a sus garras cuando la edad registra una nomenclatura de dígitos incrementados. Es aquí donde el cálculo probabilístico se vuelve implacable. Y a cada incremento de edad, más certero y vertiginoso es el riesgo de no sobrevivir. Y esto es cruel, tanto o más cuando la vejez es no ya normalizada sino estigmatizada en nuestro soberbio prejuicio de infravalorar su precioso valor. Albert Einstein siguió trabajando en física teórica hasta el mismo día de su muerte, a los 76 años de edad, en su incansable búsqueda de una teoría que unificara a toda la física. Joe Biden, candidato demócrata a la Casa Blanca, tiene 77 años de edad. Los virólogos más excelsos y en plena actividad investigadora traspasan los 60 años. Algunas de las primeras víctimas escudo del covid-19 fueron profesionales sanitarios jubilados”.

Casandra Grego insiste en los datos: “Lo perverso de las estadísticas es que nunca reflejan fielmente la muerte real, ni siquiera la vida real. Tras las cifras se hallan historias de esperanza, sacrificio, lucha y perseverancia. Basta asomarse al discreto apartado que los diarios dedican a su memoria a través del recuerdo de los vivos, de los seres que los conocieron y amaron. Para sus seres queridos ese afecto abarca toda una vida. Para los profesionales sanitarios y asistenciales que los trataron, el afecto se mide un tiempo más breve pero no menos imborrable. Es en la atenta lectura de estos recordatorios cuando las cifras estadísticas traspasan la frontera del anonimato. Y perdido el distanciamiento del olvido, se materializan en nuestra memoria de manera desgarrada. Y es solo entonces cuando tomamos conciencia de lo irreparable de lo perdido, de lo que no tiene precio. De pronto ese pasado que conforma el tiempo de la senectud –tan irreal y alejado a nuestra edad– se introduce en nuestras propias vidas cotidianas y se torna presente. Sus muertes dejan de ser ajenas y sus retazos de vida nos tocan y nos golpean al ver que su vejez no estaba exangüe sino rebosante de vida. Eran el soporte en la supervivencia de hogares salpicados por salarios precarios. Eran los ‘héroes’ de nietas y nietos. El amor incondicional paterno y materno-filial o fraternal. Cada vida es irreemplazable per se, con independencia de la edad, porque en cada muerte desaparece todo un universo. La vejez es, por así decir, la escena final en el drama de la vida, afirmaba Cicerón. Él, al igual que Séneca, veían en los surcos ajados del tiempo en la piel la dignidad de la sabiduría que reporta la experiencia. En los ancianos están, juzgaba Cicerón, el buen juicio, la razón y el consejo. Hasta tal punto que si no existiesen los ancianos no existirían las ciudades pues la virtud principal de la senectud es y será la prudencia”.

Hay personas de edad avanzada que nunca han tenido la más mínima posibilidad de sobrevivir; cuya muerte quizás nunca sabremos si ha sido dulce o agónica, pero lo que sí sabemos es que se les recordará el resto de nuestra vida. Oliver Sacks, eminente neurólogo y escritor, a la edad de 80 años, publicó varios libros muy exitosos, entre ellos “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, “Un antropólogo en Marte”, “La isla de los ciegos al color”, y “Despertares”, llevado al cine por Robert De Niro y Robin Williams. En noviembre de 2014, pocos meses antes de ser diagnosticado con un cáncer terminal, Mónica Vasconcelos lo entrevistó para el documental titulado “Losing My Sight and Learning to Swim” (Perdiendo la vista y aprendiendo a nadar), para el Servicio Mundial de la BBC. En una hora de conversación, Sacks habló de muchas cosas. Él continuaba activo, escribiendo y viajando, pero a un ritmo más lento. Ese era el lado bueno de envejecer, explicó. “En cierta forma, estoy contento de tener 80 años, porque la edad trae un sentimiento paradójico de libertad y ociosidad. Las urgencias de antes ya no me oprimen”. Reflexionando sobre las posibles “ventajas” de perder un ojo, el escritor habló de la pintura de Rembrandt. “Hoy, vivo en un mundo totalmente plano, veo superficies sobrepuestas unas sobre otras en vez de objetos dispuestos en profundidad. Eso significa que veo el mundo como si fuera una fotografía, o una fotografía en movimiento. Creo que eso aumentó un cierto placer estético y la admiración por las pinturas”. En febrero de 2015, en un artículo publicado en el diario TheNew York Times, Sacks anunció que había sido diagnosticado con un cáncer terminal. Su autobiografía, “En movimiento. Una vida”, se publicó en mayo en su original en inglés. El escritor murió tres meses después. En “Los Placeres de la Edad”, Oliver confesaba: “No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados, libres para explorar lo que deseemos, y para unir los pensamientos y las emociones de toda una vida. Tengo ganas de tener 80 años. Me siento contento de estar vivo: ‘¡Me alegro de no estar muerto!’. Es una frase que se me escapa cuando hace un día perfecto”.



The Telegraph reveló hace unos días que quien había sufragado 269.000 dólares (239.000 euros) para la luna de miel de los reyes Felipe VI y Letizia era Josep Cusí, un discreto empresario que llevaba 40 años ayudando a Juan Carlos. El viaje, en el 2004, fue por Jordania, Camboya, Samoa, Fiji, México y EE.UU teniendo un coste total de 467.000 dólares (415.000 euros). Un viaje que, según desvela Pol Pareja en ElDiario.es, “fue pagado religiosamente por Cusí, el mismo que se encargaba de buscar dinero entre los empresarios para financiar los veleros del monarca. Las cualidades de Josep Cusí le convirtieron durante décadas en la sombra del Rey Juan Carlos I. Compañero de navegación, cicerone en Catalunya y consejero en temas delicados, Cusí logró permanecer en un segundo plano a pesar de que realizara para Juan Carlos encargos de primer nivel, como cuando en 1986 se desplazó a EE. UU para llevar a un laboratorio las muestras de unos tejidos extirpados al rey durante una operación. La vida de Cusí, según su propio relato, bien daría para una película que mostraría cómo vivieron las clases bienestantes durante el franquismo y la transición. Antes de entrar a la universidad, fue campeón de natación, submarinista, jugador semiprofesional de waterpolo y, con solo 18 años, se enroló en una expedición con Jaques Costeau al Mar Rojo. Con él se filmó “El mundo del silencio”, la primera película rodada bajo el agua, y, como integrante de esa expedición, Cusí acabó recibiendo la medalla de la Legión de Honor de manos de Charles de Gaulle. Proveniente de una familia acomodada de Sitges –él siempre la define como de clase media– se licenció en ingeniería electrónica para continuar con el negocio familiar, que fue creciendo y le llevó a participar en la iluminación de varios lugares emblemáticos de Barcelona como las fuentes de Montjuic, la catedral del Tibidabo y la iglesia de Santa María del Mar. Explican en su entorno que, a los 65, vendió su empresa por una cuantiosa suma y se entregó a sus pasiones: la vela, la caza y los animales. Y fue una de las personas de mayor confianza del rey emérito. Se convirtió en el cicerone de Juan Carlos en Catalunya a partir de los 70, cuando el monarca empezó a venir cada semana a Barcelona donde entrenaba para las olimpiadas de Munich 72. Les une, además, un gran parecido físico que ha llevado a algunos escoltas a confundirles en más de una ocasión”.




El Buscón advierte en Vozpópuli que Cusí no pudo pagar el viaje de Felipe y Letizia porque nunca ha tenido un duro. “Cómo es posible que Cusí corriera con la cuenta de 269.000 dólares de aquel viaje cuando no tiene, ni prácticamente ha tenido nunca, dónde caerse muerto, porque Josep Cusí nunca ha tenido un duro. ¿Qué razones había para un montaje tan infantil como innecesario? La única explicación que en Barcelona encuentran al asunto es que al ahora rey Emérito le diera en 2004 cierto miedo el que un día llegara a saberse que había costeado un viaje de bodas de casi medio millón de dólares, y que hubiera decidido dividir esa cifra entre dos personas en la creencia de que el teórico ‘despilfarro’ iba a resultar más disculpable en caso de saltar a los medios… Lo que explica que, al año siguiente, ejercicio 2005, Navilot, que no tenía ningún asalariado, registrara unos beneficios de 205.445 euros, cantidad que obviamente aportó el Monarca y que se aplicó en su totalidad a cubrir el agujero del año anterior. Decir que Navilot se dedicaba a la compraventa de barcos es decir demasiado, porque el verdadero comprador de las embarcaciones que patroneaba Cusí y su ilustre amigo ha sido siempre La Caixa, con Josep Vilarasau a la cabeza como pagano del primer “Bribón”. Siempre o casi siempre, porque Cusí no ha tenido nunca empacho de pedir “a escote” entre los “juancarlistas” barceloneses de más fuste (encabezados por Javier Godó, conde de Godó por graciosa concesión de Juan Carlos I, Mariano Puig y otros del mismo porte) cuando era necesario sustituir por obsoleto al “Bribón” de turno o afrontar una costosa entrada en astillero para algo más que un simple calafateado… Y todo esto, ¿a cambio de qué? ¿Qué ha sacado de bueno Josep Cusí (el parecido físico con el rey Emérito ha llevado a muchos a sostener que son hermanos, hijos ambos de Don Juan, conde de Barcelona, asunto que no ha pasado nunca de ser una especulación), de esa estrechísima relación? Casado con Inés Muiños, hija del famoso oftalmólogo de la clínica Barraquer y protagonista central de esa desconocida historia, Cusí ha vivido siempre con una mano avanti e l'altra dietro. Heredero de un pequeño negocio que cerró pronto, así como una también pequeña finca cerca de Igualada, Cusí no ha tenido nunca negocio digno de tal nombre porque, en realidad, ha vivido de las asignaciones que regularmente le ha pasado el propio monarca. Cusí ha vivido siempre a la sombra de la Casa Real, de modo que mal pudo haber corrido con la cuenta de la mitad del viaje de luna de miel de Felipe y Letizia”.


Aníbal Malvar, en su artículo en Público “Dos felipes, dos silencios”, nos recuerda estos meses luctuosos y desasosegantes que nos está tocando vivir, en los que nos han ido cayendo algunas noticias como bofetadas para ver si espabilamos. Cuenta Malvar: “Juan Carlos I, paseando por las calles de Ginebra con un maletín repleto de millones en negro como un vulgar secundario de El Padrino; su hijo Felipe, gastando medio kilo regalao en su luna de miel y trasteando en la sombra para renunciar a su herencia de procedencia dudosa; papeles desclasificados de la CIA que apuntan al otro gran Felipe de las Españas, González, como jefe supremo de los GAL, y en los que la inteligencia estadounidense duda de la sinceridad democrática de nuestra virtuosa transición, y todo en este plan. Ya solo nos falta enterarnos, por supuesto por la prensa extranjera, de que el M. Rajoy de los papeles de Bárcenas es Mariano Rajoy. Ese sí que es un espía, ocultando su identidad tras su verdadero nombre sin que nadie se entere. Es tan escurridizo que ni siquiera le han multado por saltarse el confinamiento, a pesar de que todos los españoles lo hemos visto. Omertà (…) Ayer mismo la mesa del Congreso rechazó, con los votos de PSOE, PP y Vox, la creación de una comisión de investigación que aborde las nuevas noticias sobre los GAL que nos han llegado desde las tierras trumpianas. Pocos días antes, lo mismo había ocurrido con la propuesta para indagar en los maletines borbónicos que han rulado desde Arabia Saudí a las Islas Caimán con alegre donosura. Ahora también se nos revela que la mitad de la luna de miel de Letizia y Felipe la pagó muy sospechosamente una empresa sin empleados y con pérdidas casi semejantes, aquel año, al regalo de boda recibido por nuestros actuales y siempre muy ejemplares monarcas (…) Hay, quizá, toda una generación de españoles que ha decidido morir sin saber lo que sucedió realmente durante su existencia. Quién les robó. Quién empobreció el futuro de sus hijos y sus nietos. Os apuesto que, al contrario que los felipes, los marianos, los aznares y los juancarlos, el bueno de Fernando Simón sí acabará sentándose en parlamentos y tribunales por habernos intentado guiar en esta pandemia (…) No creo que ningún español, en su intimidad intelectual, dude que Felipe González promovió el terrorismo de Estado chapucero de los GAL, que Juan Carlos fue siempre un comisionista sin escrúpulos dedicado a la buena vida borbónica, ni que su hijo, Felipe VI, sabía de las andanzas de ambos dos. Pero silencio, silencio. ¡Silencio! ¡A callar he dicho! Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio! Qué bien describió Federico a nuestra España”.

Fotomontajes, imágenes y fotos sorprendentes:

1 El hombre de la foto no irá a la cárcel por grabarse en un vídeo pegando tiros a fotos de políticos del PSOE y de Podemos. Los chavales de Altsasu llevan 1.315 días en la cárcel. La diferencia entre la derecha y la izquierda para la Justicia es evidente.

El hombre de la foto rodeado de un círculo es Francisco Borja J. B., 44 años detenido en Málaga tras la publicación del vídeo en el que aparece disparando contra fotografías de varios miembros del Gobierno y que estuvo vinculado años atrás con ambientes neonazis, trabajando como guardaespaldas para Vox. Tal y como ha averiguado La Marea, este hecho puede comprobarse en las imágenes grabadas durante un mitin electoral del partido de extrema derecha celebrado en noviembre de 2018 en Málaga, durante la campaña andaluza. Según confirma Sergio Rodrigo, periodista del citado medio, algunos taxistas de Málaga, excompañeros de profesión de Francisco Borja J.B., comentaban en sus foros que había trabajado como escolta para Vox. Antes, ya había participado como escolta en actos de similar ideología, como la manifestación de la organización neonazi Movimiento Patriota Socialista (MPS) en el barrio madrileño de Vallecas el 29 de marzo de 2009, tal y como se puede comprobar en un vídeo publicado por la extrema derecha en YouTube. El exlegionario fue detenido en Málaga, ciudad en la que se grabó el vídeo y se encuentra acusado de un delito contra la institución del Estado, otro de odio y un tercero de amenazas, aunque se encuentra en libertad provisional.





“La dictadura perfecta tendrá la apariencia de democracia, una prisión sin muros en la que los prisioneros nunca soñarán con huir. Un sistema de esclavitud donde, gracias al consumo y la diversión, los esclavos amarán su esclavitud”. La cita es de Aldous Huxley, autor de “Un mundo feliz”.







El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Eneko, Pat, Vergara. Manel F, J., Javirroyo, Puebla, Harca…

























El humor isleño de Pep Roig: La vida sigue… desigual, Credos, El Gobierno lo ha hecho muy mal, según Belén Esteban, Nuestro derecho a contagiar, Culpabilizando, Juerga a todo riesgo…






Los vídeos de esta semana:
El director de investigación de infoLibre analiza los detalles de nuestra investigación sobre las residencias de mayores con motivo de la crisis del coronavirus. Manuel Rico explica la investigación de infoLibre sobre el drama de las residencias.
Marcel Remy - 94 years old and back on the Summit. 10 nov. 2017. Carlos Soria, el abuelo de las cumbres. 16 ene. 2014 Esta semana, en Polònia, llegan con ganas defiesta. Por eso prepararon un especial con las mejores versiones de la temporada. Polònia - 25/06/2020 Especial musicals - Polònia: Grans moments
