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- Mi página de Facebook.Nugisek, Harald, nació el 22 de octubre 1921, en la ciudad estonia de Särevere, en la provincia de Järvamaa, en pleno corazón de su país. Sus padres eran granjeros, por lo que él también se dedicaría, en principio, a las labores del campo, tal y como era tradición en la familia durante varias generaciones. Al menos su familia se podía remontar 9 generaciones en aquellas tierras, una granja de 70 hectáreas con 40 de terreno cultivable. Pero parece que el muchacho tenía dotes para los estudios y por eso, tras superar la enseñanza secundaría, estudió en la Escuela de Comercio de Turku. En está época es cuando comienza a relacionarse con un grupo de corte nacionalista llamado la Brigada de las Jóvenes Águilas de Järva.Muchas familias tenían un profundo apego a la tierra, y la familia de Nugisek no fue una excepción. Los soviéticos conquistaron su país de forma completamente cruel y sanguinaria por lo que muchos pensaron en una futura venganza.
En 1941, con su ciudad natal bajo control del Ejército Rojo, fue llamado a filas en julio, pero atravesó la frontera y se unió al ejército alemán como voluntario. Con el ejército alemán participaría en la liberación de Tallin. Luchó con una unidad letona del gobierno "legal" como soldado, hasta que obligación con el ejército letón expiró en diciembre de 1942. Hay que decir que ese "ejército letón" no era más que una unidad del ejército alemán controlado por letones.
La verdad es que los alemanes no fueron vistos como invasores cuando arrebataron Estonia a los soviéticos, sino todo lo contrario, eran los libertadores de la patria estonia que había sido pisoteada por los soviéticos. Por eso muchos jóvenes, se alistaron voluntarios para luchar contra el comunismo y contra el enemigo natural de su patria, la URSS: Nugisek fue uno de aquellos miles de voluntarios. Debido a su porte ario (era alto, rubio y de ojos azules) fue enrolado en la recién formada 20ª División de Granaderos de las Waffen-SS, también conocida como la 1ª División Estona en 1943. Posteriormente, en mayo de ese año estudió en la Academia de Lauenburg de las Waffen-SS para suboficiales, donde se graduaría con el rango de SS-Unterscharfürer (Sargento). Tras su adiestramiento fue nombrado líder del Primer Pelotón del 46º Regimiento.
En 1943,con sus hombres participó en varios enfrentamientos en las cercanías de Nevel, donde fue herido el 21 de diciembre de ese año. Sus constantes luchas y desprecio a la muerte le hicieron merecedor de la Cruz de Hierro de 2ª Clase en febrero de 1944.Muy pronto, Nugisek demostraría que era un excelente suboficial, pues siempre combatía en primera línea con sus hombres, sin importarle el grado de peligro al que se enfrentara.
A partir del 19 de febrero fue enviado al frente de Narva. Multitud de combates y luchas encarnizadas tenían lugar ya en 1943 en tierras soviéticas, cuando poco a poco el ejército alemán cedía terreno al ejército soviético. En el Frente Norte, cerca del río Narva, entre las tierras situadas entre las ciudades de pues de Vaasa-Siivertsi-Vepsküla tendría lugar otra de esas muchas escaramuzas, dado que los alemanes aún mantenían una importante cabeza de puente sobre el importante río, en una región que llevaba 3 años bajo control alemán. Sin lugar a dudas el Frente Norte era la sección del Frente más estable. La infantería rusa había conseguido penetrar en las sólidas defensas de la región. Varios regimientos de holandeses del batallón de la División SS Nordland llegaron para taponar dichas brechas después de furiosos combates. Muy poco después, los rusos lanzaron un inmenso ataque, amenazando claramente las posiciones alemanas al norte del río Narva. El mando alemán envió a todas las unidades disponibles a ese lugar. Allí se produjeron duros combates cuerpo a cuerpo, especialmente en el cementerio de la ciudad de Ssivertsi que cambio de manos en multitud de ocasiones. Los alemanes consiguieron avanzar hacia el pueblo de Ssivertsi, donde los rusos se habían fortificado en sus posiciones. Las unidad de la División Nordland solicitaron refuerzos, y uno de esos grupos era un grupo de voluntario estonios de las Waffen-SS, liderados por el Sargento Harald Nugisek.
De hecho, toda su unidad había perdido a todos sus oficiales, y el único con galones era el estonio. Por ello se erigió como líder del ataque. Los alemanes estaban aterrados ante la superioridad bélica de los soviéticos. Los estonios no, porque luchaban por su tierra. Sabían que los alemanes perdían la guerra, sería el fin del gobierno libre re-instaurado por los germanos, y las consecuencias de la reconquista soviética de su nación traería más muertes y deportados a Siberia.
La cabeza de puente sobre el río Narva controlada por los alemanes estaba a punto de ser tomada por soviéticos, y los rusos amenazaban por controlar el puente que estaba protegido por fuerzas germanas de las Waffen-SS. Si los soviéticos controlaban el puente podrían utilizarlo para realizar un avance rápido entre las líneas germanas y matar a una gran cantidad de soldados. La cabeza de puente medía unos 5 kilómetros del frente, tenía unos 200-300 metros de largo y unos 200.300 metros de ancho. El puente en cuestión medía unos 80 metros de largo y tenía un ancho considerable para hacer pasar incluso carros blindados. Los alemanes habían construido grandes edificaciones de hormigón y acero, y varios búnkers se podían ver en las cercanías del puente, que además estaban rodeados por profundas trincheras. En el vado este del río Narva había dispuesto una serie de baterías y un regimiento de ametralladores de posición por si fuera necesaria una cortina de fuego. Además, el puente era usado para enviar suministros y hombres al otro lado de la cabeza de puente por la noche, dado que por el día se corría el riesgo de ataques aéreos o de artillería soviética de largo alcance.
Los estonios sufrieron el último día de febrero un ataque con fuego contra el puente. Los enemigos soviéticos prendieron fuego a las dependencias de varias casas de la ciudad de Vepsküla. Por la mañana se podían ver grandes columnas de fuego que subían a los cielos. Las llamas se pudieron ver a bastantes kilómetros de distancia. Los soviéticos querían así asfixiar con humos a los estonios, pero los cambios del viento no fue posible, y el tremendo calor despedido por las llamas fue una señal perfecta para realizar un ataque. La confusión entre los soviéticos por la cercanía de las columnas de fuego, y el ataque sorpresa de los estonios hizo que les entrará el pánico, dejando atrás una gran cantidad de armas. Un bosque cercano a la cabeza de puente fue conquistado casi sin luchar. Los estonios también se hicieron con algunas granjas cercanas a la ciudad de Vepsküla. Ahora los germanos y estonios estaban a tan solo unos cientos de metros de los soviéticos. Se mandó cavar a los hombres para asegurar la posición. Se ordenó en este momento a todos los regimientos de la División Nordland avanzar, orden dada por el Teniente General Scholtz, el cual ordenó que a la cabeza del ataque fuera el 46º Regimiento Estonio.Los soviéticos estaban escondidos, ¿pero donde? Desde luego era una peligrosa tarea, y pocos soldados estaban dispuestos para actuar, pero si muchos para discutir las órdenes… por lo que apenas se avanzó. Pero el grito del joven suboficial parece que fue bastante motivador:
«¡Maldita sea! ¡El enemigo debe ser derrotado!»
Al principio parecía que el ataque iba a tener éxito. Al fin y al cabo era solamente avanzar unos pocos cientos de metros hacia las trincheras enemigas. Pero pronto se equivocaron, pues entre las posiciones alemanas y ellos había un peligroso campo de minas. De pronto sonó una explosión matando a varios hombres, y luego otra, y luego otra. Parecía como si la tierra subiera al cielo cargada de trozos de carne quemados de soldados muertos. Aquella si que fue una buena recepción para el joven Harald en aquel infierno. Las tropas estonas, se retiraron. El propio Harald recuerda aquel momento:
«Aparecieron varios rusos de la nada en el bosque y nos comenzaron a disparar duro. Explosiones por todos los lados hacían que las ramas de los árboles directamente desaparecieran, dejando tras de sí montones de madera en el suelo que parecían verrugas ennegrecidas por las explosiones que parecían verrugas en la cara de un anciano. Los soviéticos trataron de cortar nuestros suministros y huida con granadas y morteros directamente sobre nuestras trincheras, haciendo que la arena de los bordes de las trincheras cayera sobre mi. Fue un infierno en la tierra que llegaba entre el humo y el polvo, y después el silencio… y el evitar fragmentos de proyectiles mortales que caían por todas partes.»
Aunque Harald ya tenía experiencia en combates, como las batallas de Volosso, Gat y Nevel, aquellas explosiones y deflagraciones eran algo totalmente nuevo para él. Aquellos huracanes de fuego, humo y hierro, los hombres tirados en el suelo, incapaz de moverse por el terror causado por las explosiones de la artillería enemiga… a pesar de que estar allí no ganaban ningún tipo de protección.Harald continuaría luchando con sus hombres en esa misma batalla hasta el 9 de marzo, consiguiendo tomar la cabeza de puente. Harald fue herido en el pie en los instantes finales, por lo que fue retirado a un hospital de campaña. Escribió a un compañero lo ocurrido:
«La cabeza de puente de Laningust se ha conquistado con un buen golpe, pero a un alto precio...»
Nugiseks recibió permiso para volver a casa durante un corto espacio de tiempo. Cuando estaba en casa, luciendo su Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase, cogió un resfriado que se complicó en gripe y luego en una complicada fiebre tifoidea que atacó directamente a sus pulmones. Perdió más de 12 kilos, llegando a pesar solamente 49. Cayó presa de la fiebre y estuvo inconsciente durante más de 8 días en el hospital militar de Turku. EL 9 de abril, con un Harald aún convaleciente, se le hizo entrega de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro de manos del máximo responsable de las fuerzas alemanas en Estonia, Karl-Siegmund Litzmann. La entrega de la condecoración fue filmada y además, la acción de Nugiseks saldría mencionada en el Wehrmachtbericht (el periódico del ejército alemán donde aparecían todas las acciones destacables de guerra).
Los médicos ya consideraron que el joven no tenía salvación ninguna, por lo que se le iba a dejar morir. Un médico recién llegado de Berlín por orden del gobierno alemán, y tras examinar su caso, dio un tratamiento diferente y fue el que finalmente salvaría la vida del joven héroe. A fecha de hoy, se desconoce el nombre de su salvador. Una vez recuperado Harald fue recibido como un héroe en varias localidades estonias, entre ellas su ciudad natal. Una vez repuesto, luchó con gran tenacidad con impedir la conquista de las tropas soviéticas de Estonia en septiembre de 1944, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Finalmente, la propia casa del héroe fue quemada hasta los cimientos, y su familia lo perdió todo. Continuó luchando contra los soviéticos en su continua retirada hacia el oeste, hasta que finalmente fue capturado por partisanos checos en torno a mayo de 1945. Fue enviado a un campo de prisioneros del que intentó escaparse en tres ocasiones. Quizás porque era un preso bastante conflictivo fue tomado por soviéticos y enviado a Polonia, al campamento de prisioneros de Vorkuta. Fue llevado a Estonia, donde fue liberado en noviembre de 1946.
Hoy en día es considerado como todo un héroe, e incluso fue condecorado en varias ocasiones por el gobierno estonio, como cuando recibió la Medalla de Gratitud del pueblo estonio.