Hoy recuerdo la entrada de Albert Ernst, un héroe tanquista que fue uno de los pocos afortunados de ser comandante de Jagdtiger en los coletazos finales de la 2ª Guerra Mundial, texto que iba a ser parte de una obra que jamás se publicó por no tener "suficiente calidad". Espero que la disfrutéis. No os olvidéis de comentar que os ha parecido y de sí os gustan estos textos completos.
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Albert Ernst el día de su rendición
. Cuando echamos la vista atrás y hablamos de los tanquistas alemanes en la 2ª Guerra Mundial siempre nos viene a la cabeza el carro blindado Ernst, AlbertTiger y su versión más avanzada, el Tiger II ( KönisgTiger, el "Rey Tigre"). Obviamente este no fue el único tanque alemán durante la 2ª Guerra Mundial pero el peso de la leyenda del mencionado tanque parece acaparar toda la atención de los aficionados a la 2ª Guerra Mundial.
Aunque el Tiger fue un blindado con un buen rendimiento en el campo de batalla, el arma que más éxitos cosecharía serían las armas anti-tanque alemanas, especialmente los cañones Flak del 88 que serían posteriormente utilizados por los ingenieros para el Tiger a petición propia del Führer, Adolf Hitler. Tanto las piezas anti-tanque como los carros antitanque tuvieron un gran desarrollo durante la 2ª Guerra Mundial en Alemania. Sobre todos los vehículos antitanque hubo uno gigantesco, con un poderoso cañón de 128 milímetros y un impresionante blindaje frontal de 250 milímetros. Nos referimos obviamente al Jagdtiger (El "Tigre Cazador" en alemán). Aunque solamente se construyeron unas 80 unidades a lo largo de toda la guerra su fama y leyenda son hoy duraderas.
¿Pero quién fue el Comandante más exitoso de la 2ª Guerra Mundial a bordo de un Jagdtiger? Nos referimos a Albert Ernst. Nació el 15 de noviembre de 1912 en la ciudad alemana de Wolfsburgo, una pequeña ciudad al norte de Alemania en la región de la Baja Sajonia.
Desafortunadamente son muy pocos los datos de los que tenemos constancia de Albert antes de unirse a las filas del ejército alemán. Sabemos que fue un militar de carrera, pues con solamente 18 años se alistó en el ejército en la 2ª Compañía del 4º Regimiento Motorizado. Fue un consumado atleta que participó en multitud de competiciones, y además fue uno de los pocos afortunados en formar parte del ejército alemán de la post-guerra que estaba limitado a solamente 100.000 hombres por el tratado de Versalles de 1919. Sus primeros pasos en el ejército los daría en la ciudad de Halberstadt donde recibiría su correspondiente adiestramiento como soldado de infantería con el 12º Regimiento. Un poco más tarde pasó a formar parte de la 2ª Compañía Prusiana de Fusileros de Magdeburgo. Los entrenamientos con vehículos fueron poco a poco sucediéndose, y pronto adquirió formación sobre motocicletas, vehículos blindados y sobre los primeros tanques alemanes. Hay que decir que su primera experiencia con los primeros "tanques" fue con maquetas de madera y cartón. Aunque nos pueda resultar curioso hay que recordar que esto es habitual en numerosos ejércitos para realizar la instrucción.
Tras estudiar en la Academia de suboficiales y realizar varios cursos pasó a formar parte de la 24ª División de Infantería que formaba parte el 24º Batallón Panzer en la pequeña ciudad de Borna, cercana a Leipzig. Tras nuevos cursos de formación acabó siendo instructor. El estallido de la 2ª Guerra Mundial le dio la posibilidad de convertirse en oficial de la reserva, aunque poco duraría su tiempo alejado del Frente, dado que participó en la Invasión de Polonia donde destruiría su primer tanque con una pieza antitanque. Por su valor en la llamada batalla de Kutno fue condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase.
También ganaría un poco más adelante la Cruz de Hierro de 1ª Clase, concretamente el 1 de febrero de 1942, ya al mando de un antitanque, seguramente un Marder III o alguna pieza Flak de 40 mm. El Marder III fue un excelente antitanque construido sobre el chasis de los Panzer 38 (t) que habían quedado obsoletos al inicio de la Operación Barbarroja con la aparición en el campo de batalla de los tanques soviéticos T-34 y KV. Hay que recordar que este vehículo tenía un blindaje abierto en la parte superior donde se instalaba el cañón (normalmente un cañón pak de 75 milímetros), por lo que era excelente para posiciones defensivas y como cazacarros de vehículos ligeros y medios a una distancia prudente. Era muy vulnerable al fuego de artillería debido a su escaso blindaje y a su alta silueta. A pesar de que se dejó de producir en torno a 1944 fue utilizado hasta el final de la 2ª Guerra Mundial.
Aunque no podemos garantizar con certeza la presencia de Albert Ernst a bordo de un Marder III lo que sí tenemos claro es que en 1942 se encontraba en el Frente Oriental con el rango de Teniente.
No hay duda que su experiencia como oficial en un vehículo antitanque era bastante elevada dado que sería retirado del frente para formar parte de una nueva compañía anti-tanque. Cuando el ejército alemán deseaba introducir una nueva arma en el Frente Oriental creaba unidades con los mejores hombres disponibles, y este era el caso de Ernst.
En este caso conviene hacer un breve inciso para comentar brevemente como era el Nashrom. Las primeras experiencias de la Wehrmatch contra los tanques soviéticos en el Frente Oriental, principalmente contra los T-34 y los temidos KV-1, hicieron al Estado Mayor buscar alternativas para destruir a los enemigos a mayor distancia y con mejores carros anti-tanque, que a duras penas hacían frente al enemigo.
Como hemos dicho, la unidad recibió 45 Nashrom y comenzaron su entrenamiento con el nuevo armamento recibido hasta principios de diciembre de 1943. El batallón pasó depender del Grupo de Ejércitos del Centro y fue desplegado en torno a la región bielorrusa de Vitebsk, región situada al norte de Minsk, a mediados de ese mismo mes.
En seis meses de campaña, entre enero y junio de 1944, nuestro protagonista destruiría con el Nashron que estaba bajo su mando un total de 55 tanques enemigos ( T-34 y tanques IS en su mayoría), por lo que el 2 de julio de 1944 recibiría la mayor condecoración de la Alemania del Tercer Reich, la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro.
Durante ese tiempo hubo varios Nashorn que tuvieron problemas mecánicos y quedaron fueran de servicio temporalmente y hubo otras piezas que también fueron destruidas por el enemigo. Tenemos constancia de que en aquellos meses de campaña Ernst también sufriría el castigo soviético. El 4 de febrero su vehículo fue impacto por fuego de artillería y a consecuencia de ello fue retirado del frente tras sufrir heridas de gravedad.
El 7 de febrero de 1944 era condecorado con la Placa de Herido en Oro (que era entregada por recibir 5 heridas o más en combate) por lo que podemos afirmar que las heridas recibidas le mantuvieron apartado del combate al menos un mes o quizás incluso más tiempo.
Estos datos nos ayudan a entender la crudeza del Frente Oriental: el Nashron de Ersnt había destruido en seis meses de combate nada más y nada menos que 55 tanques enemigos.
El dato es aún más sorprendente si tenemos en cuenta que destruyó el 23 de diciembre de 1943 14 tanques soviéticos utilizando únicamente 21 disparos. Este impresionante hecho hizo que fuera conocido entre la tropa como el Tigre de Vitebsk.
En julio de 1944 los ataques se recrudecieron en el Frente Oriental, tanto que todas las piezas de la unidad de Ersnt quedaron completamente destruidas. El batallón fue enviado a la retaguardia y se le entregaron 14 Jagdpanthers y dos compañías con 14 piezas de artillería propulsada ( StuG III) cada una. Además, el Cuartel General de la Unidad también disponía otros 3 Jagdpanther a su disposición.
Su unidad sería incorporada el 10 de octubre de 1944 al Primer Cuerpo Panzer de las Waffen-SS, dependiente del 7º Ejército, el cual formaba a su vez parte del Grupo de Ejércitos B. El 7 de noviembre, por razones de refuerzo, su batallón fue incorporado a otra unidad, concretamente a la 116ª División Panzer que era parte del LXXIV Cuerpo, es decir, el 5º Ejército Panzer (también parte del Grupo de Ejércitos B). Hay que indicar que estas fuerzas combatían en el Frente Occidental, es decir, contra fuerzas aliadas.
Con esta división participaría en la batalla del bosque Hürtgen, ya defendiendo suelo alemán ante el imparable avance del ejército norteamericano. En la batalla del bosque de Hürtgen debemos hacer de nuevo un nuevo inciso. Se conocen multitud de batallas pero algunas son olvidadas por la Historia y los historiadores y la batalla del bosque de Hürtgen es una de ellas. Fue una de las batallas más crueles y sangrientas ocurridas durante la 2ª Guerra Mundial entre las fuerzas americanas y alemanas. Esta batalla duraría desde el 19 de septiembre hasta el 16 de diciembre de 1944 en una pequeña franja de no más de 130 kilómetros cuadrados al este de la frontera belga-alemana. Las tropas alemanas debían mantener ese frente el máximo tiempo posible para defender el flanco de una de las operaciones militares más conocidas de la 2ª Guerra Mundial: la Ofensiva de las Ardenas.
Esta unidad tendría el honor de ser una de las pocas que tendría la posibilidad de utilizar los pesados Jagdtigers equipados con poderosos cañones de 128 milímetros.
¿Y cómo era esta pieza antitanque realmente? ¿Era legendaria o solamente pura fachada? Nadie mejor que Otto Carius, otro de los insignes tanquistas que tuvieron la ocasión de conducirlo en una entrevista que concedió al autor de este libro:
"Menuda basura... si hubiéramos conocido al diseñador no le hubiera gustado la reunión conmigo y con mis hombres. [...]. Como pudo alguien diseñar aquella cosa está más allá de mi capacidad de comprensión."
El 1 de abril la unidad quedaba atrapada en la llamada "Bolsa del Ruhr" donde combatirían con los americanos hasta el 15 de abril de 1945 en la que el capitán Albert Ernst decidió rendirse a la 99ª División de Infantería en la ciudad de Iserlohn, en Alemania, donde una cámara inmortalizó para siempre aquel momento.
Rendición de la unidad de Albert Ernst el 15 de abril de 1945
Aquí se ve a los americanos inspeccionando los JagdTiger y al propio Ernst
En la misma ciudad en la que se rindió, evitando así la destrucción de la ciudad en una lucha innecesaria en los últimos coletazos de la guerra, Ernst viviría tranquilamente los últimos años de vida en paz en la ciudad que ayudó a salvar de la barbarie de la guerra, siendo admirado y respetado por todos. Hay que decir que la salvación de la ciudad fue gracias a la mediación del aguerrido oficial alemán. Años más tarde se descubriría que la única ciudad de la bolsa del Ruhr en la que los alemanes se rindieron de forma pacífica fue Iserlohn.