Revista Opinión

-- Sevillanos arrogantes.

Publicado el 23 febrero 2014 por Jesustadeosila
En el Aniversario de la muerte de Antonio Machado, ¿qué decir?
¿Qué puede decir una tierra de analfabetos como es Sevilla? Una tierra cuyos mayores defectos no son los que muchos les achacan (el mal habla, la haraganería y la chulería congénita), sino el peor de los defectos que puede un pueblo tener: la Arrogancia.
Eso no se perdona. Y menos, en España.
La arrogancia, Antonio, de haber llevado al Imperio Romano a tres sevillanos (¿o béticos?) como Trajano, Adriano o Teodosio. ¿Dónde va un sevillano tan lejos, nada más y nada menos que a Gobernar el Mundo Entero?
¿Y pintores en Sevilla? Maldito pecado esta arrogancia que tenemos: Marmolejo, Villegas, Varela, Herrera, Velázquez, Valdés Leal, Osorio, Valdés, Roldán, Gonzalo Bilbao, Murillo...?
¿Escritores tenemos también la arrogancia de tener...? Perdonad este analfabetismo de la bética (¿o sevillista?): Mateo Alemán, Argote de Molina, Gustavo Adolfo Bécquer, Alfonso Grosso, Manuel Halcón, Lasso de La Vega, Manuel Pimientel, Lope de Rueda, Manuel Machado, Antonio Burgos...
Maldita arrogancia. Maldito tener el mayor centro histórico del Mundo. Maldito tener la mayor Catedral de España y tercera del mundo. Maldito tener los Reales Alcázares, único Palacio, en uso actualmente, más antiguo del mundo... Y la Giralda, y el Guadalquivir (único río navegable de España), y el Archivo de las Indias (joder, otra vez único en el Mundo).
Ya te digo, Antonio, Antonio Machado... En el Aniversario de tu muerte, no te extrañe nada que Sevilla te olvide.
Porque Sevilla es tan arrogante como olvidadiza. Tan arrogante como acomplejada, de tanto como la han hecho creer que es la pandereta de España. No te extrañes, Antonio, de que acertaras con tanto tino en tantos versos:
"por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos
voy caminando solo:
triste, cansado, pensativo y viejo".
No te extrañes, Antonio, de que andes hoy olvidado. Tú lo sabías de sobra.
Como quizás, como buen poeta sevillano con sangre de emperadores sevillanos, sabías de sobra que algunos pocos nos acordaríamos de ti.
Gracias por seguir vivo entre mi pecho y los estantes de mi biblioteca. Gracias por darle -todavía más, si es posible- más Arrogancia a nuestra Sevilla.


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