Revista Opinión
¡Quiero ser Sombra...!
Si existe la Reencarnación y puedo elegir, déjame, Dios, ser Sombra.
Un poco de blanco, un poco de negro y algo de gris.
Sin color: que lo que quiero yo es ser Sombra.
La Sombra de quien seré, de quien soy o de quien fuí.
Yo quiero ser Sombra.
La carne tiene fin, polvo acaba siendo la carne bajo tierra...
Pero a una Sombra, y cualquiera lo sabe, ¡a una Sombra no se entierra!
Anda y déjame elegir.
Que si me dejas quiero ser Sombra.
¡Sombra en una pared, Sombra en la hierba!
O Sombra que se escurre sobre unas soleadas balsodas...
La Sombra no se va de aquí. Las Sombras son Eternas.
Las Sombras que en mi vida he dejado, son la más gruesa raíz que ha echado mi persona.
¡Déjame ser Sombra! Toda mi vida han sido Sombras.
El camino que recorro y el camino que recorrí.
El camino donde hoy ando, el camino conque aún me honras...
Si puedo elegir, déjame ser Sombra.
Para que quien quiera saber de mí, no tenga que remover la tierra:
me encuentre sobre la hierba, fijado a una pared...
¡o clavado en unas soleadas baldosas!
Déjame, por favor, ¡yo quiero ser sombra!