1) Todo lo que no es contradictorio es posible.
2) Si un estado de cosas es posible, otro estado de cosas es asimismo posible.
3) Ahora bien, si un estado de cosas posible existe mientras que otro estado de cosas posible no existe, la existencia preferente de uno sobre el otro se debe a una causa o a ninguna causa.
4) Si dicha existencia preferente no se debe a ninguna causa, entonces tal estado de cosas existe por sí mismo y es necesario. Lo cual va contra la primera premisa, forzándonos a definir lo posible como "todo lo que existe" y lo imposible como "todo lo que no existe". Ahora bien, esto vulneraría el principio de no contradicción, ya que nos conduciría a afirmar que algo es posible en un instante, cuando existe, e imposible en otro, cuando ya no existe.
5) Por tanto, la existencia preferente de un estado de cosas sobre todos los demás se debe a una causa.
Extrapolando este razonamiento al universo, que no es más que un estado de cosas posible en el que la existencia y la inexistencia de sus partes se sucede en el tiempo, llegamos a la causa del universo, que es Dios.