Imagen: danielestulin.com
Ya han pasado 10 años pero muchos lo recordamos como algo imborrable en nuestra memoria. Los atentados del 11M de 2004 dejaron una profunda huella en la historia de nuestro país, pero sobre todo en la vida de muchas familias.
Todos conocemos lo que sucedió aquella triste mañana cuando diez bombas casi simultáneas, hicieron explosión en cuatro trenes de dos líneas de la red de cercanías de Madrid. La noticia de que ETA había atentado de manera tan flagrante sorprendía a muchos hasta que esa primera imagen se fue diluyendo para dar paso a un enemigo peor, una célula yihadista que fue quien puso la dinamita que explotó en los trenes matando a 192 personas e hiriendo a más de 1.800.
El desconcierto aquel día fue tal que nadie sabía qué iba a ocurrir al día siguiente en nuestro país. Pero sobre todo se sentía incertidumbre por lo que podría generar algo así en las urnas ya que tres días más tarde había elecciones generales. Recordarán ustedes que en los comicios se la jugaban Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. Una cita ineludible pero maldita marcada por la sangre de una masacre.
El atentado, enseguida fue utilizado por unos y por otros para mermar su capacidad electoral o esa al menos fue mi impresión. Los unos asegurando que se había producido para hundir al aún entonces presidente Aznar por unirse a Estados Unidos e Inglaterra en el envío de tropas a Irak. Los otros, insistiendo en que, por el poco tiempo de cercanía a las elecciones el atentado solo se le podía atribuir a ETA para que cambiara el rumbo de la política del país…y mientras, 192 personas muertas, 1800 heridas, miles de familias destrozadas y millones de españoles atemorizados.
El ex presidente Aznar dice en sus Memorias que el atentado fue fruto de una “mente diabólica” para castigarle. El ex presidente Zapatero aseguraba en estos días que “Los terroristas islamistas son mucho más primitivos, es la Yihad, es Alá, y que las elecciones les importaban poco”. Y el pueblo diez años más tarde poco se acuerda de unos y otros y sí de las imágenes de dolor que se vivieron esos días.
Un dolor que no entiende cómo 6 de los 19 condenados por aquella masacre ya hayan cumplido su condena. Ocho, diez o doce años fueron las penas para los que provocaron tanto dolor, o los que se juzgaron como cabezas de turco. Y pasarán muchos años sin que sepamos de verdad si hubo una teoría de la conspiración, si políticamente alguien se aprovechó de esta situación o si en realidad los autores del atentado siguen libres. Quien no olvidará nunca lo que sucedió hace diez años en Madrid tal día como hoy, son los 1800 heridos y los familiares de esos 192 fallecidos.
Esta es la crónica habitual de un día como otro cualquiera…
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