“Gooool de Fabio Grosso, transforma el penalti en gol y convierte a Italia ganadora de la Copa del mundo de 2006.” Para escuchar algo similar tuvimos que esperar exactamente un mes. El Mundial de Alemania de 2006 es para mi el más especial de todos los que he vivido de manera personal y echando un vistazo al pasado profesionalmente. Si, pasaron 6 años más hasta que nació Siempreel8 pero 2006 y este magnífico mundial que con tanto cariño recuerdo se despertaron mis ganas por disfrutar, aprender todo lo posible y hablar sobre este deporte.
Guardo el mejor de los recuerdos de la competición de fútbol más grande de este deporte. Por aquel entonces era muy afin a Italia y Holanda. Si tenía que hablar de España lo hacía con Casillas y un Andrés Iniesta que lo presentamos ese año a nivel internacional. Si lo hacía con estos otros dos países lo tenía claro: Gattuso y Cannavaro y Robben y Van Nistelrooy.
Tuve la gran suerte en esa época que no me preguntaban con quién de los cuatro me quedaba, ahora lo tengo claro: con Gattusso. En realidad creo que siempre lo tuve claro.
El 2006 fue un año de cambios radicales en mi vida. el que viajé a Europa, conocí a una de las personas más importantes de mi vida y en el que despertó mi curisidad por el fútbol más allá de lo deportivo, comenzaba mi visión y pasión del fútbol a través de las sensaciones que en mí creaba y crea.
Tenía la sensación de que ese campeonato sería una gran oportunidad para el combinado holandés y el italiano. Con Holanda me equivoqué, volaron de vuelta a su país en octavos. Fueron derrotados por Portugal por un gol a cero. La noche en la que se jugó este partido yo estaba en un hotel de Ámsterdam, estrenando mi camiseta de Van Nistelrooy recién comprada esa misma tarde en un puesto callejero del paseo de las flores. Fue una noche especial para mi. Vi el partido rodeada de holandeses, ninguno de los que estábamos disfrutando del viaje en el que me encontraba quisieron bajar al salón del hotel a verlo. Recuerdo que pasé nervios. Finalizó el partido y yo me fui a la habitación. Antes de abandonar el salón se me acercó un holandés corpulento, enorme, llorando sin consuelo y me abrazó. Al principio no entendía porqué a mí, luego recordé la camiseta y lo abracé yo también. No quise quedar mal. Fue uno de los primeros momentos en los que sentí que la tristeza en el fútbol es a nivel mundial. Años atrás, en el mundial 2002 de Corea solo sentí rabia y enfado cuando España se marchó de esa manera. La mañanasiguiente partíamos a Francia, nuestro autobús, españo, había sido confundido por algunos holandeses pensando que éramos portugueses y habían lanzado piedras contra el cristal delantero.
Mis camiseta por delante y detrás
España tampoco tuvo ese año toda la suerte que los españoles quisimos para nuestros futbolistas.
El combinado ya era de una calidad bastante buena pero Francia nos ahogó la fiesta en octavos, la España valiente que demostraba algo más en este campeonato tendría que esperar 2 años más para ganar la primera copa de un ciclo irrepetible. Dos selecciones que habían competido juntas pero no se habían enfrentado nunca entre ellas en un mundial.
Si el 25 de junio Holanda abandonaba la cometición y a mí me fastidió, 2 días más tarde, el 27, lo hacía España, cayendo ante la Francia de Ribery, Trezeguet y Zidane. En esta ocasión yo me encontraba en París y junto con mis compañeras teníamos muchas ganas de ver este partido en la capital gala. Solo eran octavos de final pero la fiesta que se montó en las calles fue enorme. Bajamos a la calle después de finalizar el encuentro y París salió a la calle a celebrar su clasificación a cuartos. Todo eran coches pasando por delante del hotel con banderas de Francia y el claxón sonando toda la noche. Los coches pasaban por cualquier calle de la ciudad, de un lado a otro, pitando contínuamente. Recuerdo que casi no pudimos dormir del jaleo que se formó.
Una vez superada esta eliminatoria, pasaron a cuartos, 8 de los 16 combinados todavía vivos en el campeonato. Alemania, Argentina, Italia, Ucrania, Inglaterra, Portugal, Brasil y Francia. Por este orden y emparejados tal cómo he escrito se jugaron las selecciones el paso a semifinales. Para estos encuentros ya había vuelto a casa a España y los vi con interés, de cada paratido había una selección que me llamaba especialmente la atención y todavá quedaba mi segundo combinado preferido: Italia. Alemania, Inglaterra y Francia. Recuerdo que desde aquel momento todos ellos, por supuesto, con España a la cabeza y con Holanda por la parte culé me llabaman mucho. Qué años tan bonitos del Barcelona en el 2006, anteriores y posteriores…! Aquella Alemania del nacimiento mundial de Podolski, de la consagración de Ballack, de Klose, la Inglaterra de Terry, Gerrard, Beckham, Neville, la Italia de casi todos los futbolistas que en aquel momento me gustaban y la Francia de los últimos pasos de algunos como Trezeguet, Zidane y Barthez. Si, Barthez, uno de los artífices de aquel gran Milan que me enamoró como a media Europa en 2006, el mismo equipo que años después se desvanece.
Una final que no fue justa del todo, se decidió por penaltis, para mí, la mayor injusticia en el fútbol, aunque algo obligatorio para que por fin se dé por finalizado el partido y haya un ganador. Italia y Francia se disputaron la noche del 9 de julio de 2006 la copa del mundo. Pitada por un argentino, los de Marcello Lipi y los de Raymond Domenech bajo los focos del Estadio Olímpico de Berlín ambas porterías recibieron muchos goles, solo 1 fue directo, el resto fueron penaltis. Más que recordarse por goles este partido se recuerda por el famoso cabezazo que Zidane, en la noche que se despedía del fútbol en el campo, le propició a Marco Materazzi. Tensión, demasiado en juego, y unas sucias palabras fueron lo que crearon en segundos que se dejase de hablar de fútbol para hablar de acciones extra futbolísticas que lo engloban en momentos puntuales. El galo fue expulsado y Francia bajó su nivel de juego. Era el minuto 110, en prórroga, y con el marcador señalando un empate entre ambos cobinados se llegaría a la tanda de penaltis. 5 anotados por los italianos frente a 4 por el conjunto francés darían la victoria a los azzurri. Fabio Grosso hacía saltarla alegría en las gradas y todo un país, frente a las lágrimas de todo francés aficionado al fútbol. Las dos caras de una final, dos lágrimas que se cruzan con una misma descripción. Italia ganaba su cuarto mundial. «Orgoglio azzurro, Italia nel cuore» (Orgullo azul, Italia en el corazón) rezaba el bus que los llevaba a lo largo del país germano a conquistar el más ansiado tesoro futbolístico.
Selección de Inglaterra 2006 Selección de Portugal 2006 Selección de Italia 2006De los 198 países que participaron en las rondas de clasificaciones 32 fueron las selecciones finalistas, aquellas que compitieron en Alemania por la ansiada copa dorada.
Fue un mundial plagado de estrellas a un lado y otro del continente europeo, pero con clara hegemonía europea. El viejo continente se impuso al Brasil de Kaká o la Argentina de Aimar, Saviola y Messi, a quien presentaron mundialmente en Alemania. Recuerdo a Milan Baros en la selección de la República Checa junto a su compañero Koller o Jankulovski, y a Nedved despidiéndose como a nuestro Raúl, a Podolski… Recuerdo haber vivido la final pensando en porqué me marcaba tanto este campeonato.
Fue un gran mundial, ni Cristiano ni Messi monopolizaban el fútbol todavía, se podía disfrutar de manera mucho más abierta. Fue el último mundial de jugadores legendarios como Ronaldo, Jan Koller, Zinedine Zidane, Henrick Larsson, Cafú, Alessandro Del Piero, Francesco Totti y Oliver Kahn. El mítico portero con cara de muy pocos amigos ni ganas de tenerlos Oliver Kahn todavía lo recuerdo como uno de los mejores a nivel mundial, y si, también me acuerdo cuando se le escapó el balón por debajo de las piernas en una de las porterías del Bernabéu, pero eso fue un fallo como otro cualquiera, todo humano falla. 10 años después nadie se olvida de Francesco Totti, Alessandro del Piero, Zinedine Zidane, Ronaldinho, Luis Figo, Ruud Van Nistelrooy, Raúl, Andriy Shevchenko, Didier Drogba, Pavel Nedved, Michael Ballack, Hernán Crespo, Kaká, Ronaldo o Juan Román Riquelme. Y además, nos alegramos de haber conocido a jóvenes estrellas como Lionel Messi, Robin Van Persie y Cristiano Ronaldo. Un mundial que no se olvida tan fácilmente, que será recordado durante muchos años más de los que nos pensamos. Un mundial del que cuando echo la vista atrás me gustaría tener una varita mágica para revivirlo como lo hice en su momento. Un campeonato, el de 2006, al que le doy gracias a él y al mundo de fútbol por haberme despertado tantas sensaciones positivas y la espina de contar historia a través de este deporte.
Aquí hablé de esta final ya hace unos años: https://siempreel8.wordpress.com/2013/07/12/copa-mundial-de-futbol-2006-italia/