Tal día como ayer se marchó el cantante de los Ramones a darle la barrila a los cazurros más enrollados del infierno. Joey Ramone siempre fue el más sensible de los brutícolas adalides del punk neoyorquino de finales de los setenta, que tanto influyeron a posteriores generaciones de músicos de medio mundo. Los Ramones supieron tomar prestada la revolución sonora de las Islas Británicas y dotarla de vida propia, digamos que inventaron los dulces sucios, el amor limpio y guarro, las letras directas, la melodía envuelta en vehemencia, dos minutos y medio de vida. Joey tocaba el cielo con su obsesiva manera de entender la existencia, I wanna be sedated, casi dos metros de miopía, dos patás a pie de micro en honor del zurdo encantador. Vamoadarle. Mención especial para la alianza de Ramones y el Muro de Sonido de Phil Spector. Pogo salvaje pa los mentores de la crisis, estopa pa quienes se reparten las miserias del dividendo atroz, lobotomía colectiva pa salir del entuerto. Gabba hey !!