El día 27 de junio, la que os escribe no pudo dormir más que un par de horas. Al igual que los niños chicos, estaba emocionada con los tres días que iba a pasar en Cádiz, a cuerpo de rey y con muy buena compañía.
Diez blogueras de belleza y amigas y dos más que se irían añadiendo por el camino, solo las conocía de las redes sociales pero algo me decía que su compañía también iba a estar muy bien.
Al bloggertrip se unieron tres personas más, Rebeca de la firma Esdor, con la que ya había coincidido en otras ocasiones y que es un encanto, Gabriela de la agencia de comunicación, una rubia guapísima y encantadora, y Gerardo de la agencia de comunicación del hotel, que fue todo un descubrimiento.
La cita empezaba pronto, a las ocho de la mañana todas en Atocha para coger el tren que nos dejaría en tierras gaditanas.
Me imagino que los otros pasajeros del Alvia que a las ocho de la mañana pretenderían pegar una cabezadita nos odiaran, pero oye, ahora tienen que tener una tonelada de información sobre cremas, labiales, coloretes, blogs y eso no está pagado con dinero (broma).
El caso es que a eso de las doce y media salimos del tren, y una que es de interior de toda la vida, al poner un pie en el andén ya notó el olorcito a mar, ¡que maravilla!
Un taxi y llegada a un paraíso terrenal, un paraíso que se llama Barceló Sancti Petri.
Yo os voy a poner fotos, muchas fotos, pero os aseguro que ninguna va a hacer justicia al sitio y a la tranquilidad y relax que se respira una vez que cruzas la puerta.
Las habitaciones son grandes, luminosas, confortables, de esas que hacen que no te sientas en un hotel, que te sientas como en tu propia casa.
Mi compi de aventura, Ángela, y yo dejamos las maletas tiradas en cuanto vimos encima de la cama nuestro regalito de bienvenida.
Una cestita con los productos de la nueva línea de Esdor (eso va en otro post)y una invitación, una invitación a disfrutar a tope los tres días, ¡y vaya si lo hicimos!
La primera paradita fue para reponer fuerzas con una degustación de Almadraba (es época). Si estáis por allí os recomiendo pasar a probarlo porque para describirlo solo hay una palabra, ¡espectacular! Hasta el postre llevaba Atún.
Después tocaba relajarse en el impresionante spa del hotel, sufrí la tortura de todos los años de verme delante del espejo con el bikini y mi tono de piel tipo Casper. Aunque esta vez no me detuve mucho tiempo a sufrir, si no me gusta el sol tengo que acostumbrarme a mi blanco nuclear.
Dos horitas en el spa que como buena piscis me supieron a poco, piscina climatizada, sauna, baño turco, terma romana, duchas de sensaciones, sauna finlandesa, chorros de hidromasaje, tumbonas térmicas, vamos… Salí de allí levitando.
Otro cambio de ropa y a cenar en uno de los restaurantes del hotel.
Uno de los que me gustan a mí con luces suaves y un ambiente intimo y acogedor, en el menú todos los platos venían con sus calorías, que eran muy poquitas para platos tan deliciosos.
Un ratito de charla en la habitación de Esther y Sonia y a dormir, al día siguiente nos esperaban muchas más actividades.
Pero eso, eso os lo contaré otro día…
Ver todas las opiniones de los productos de Esdor