Sábado. Mediados de marzo. Tenemos la suerte de que Málaga nos reciba con más de quince grados de temperatura. Nos encaminamos a la catedral y la alcazaba, en primer lugar, sus principales monumentos. Al acabar la visita, nos perdemos por las calles de esta animada ciudad, que se comienza a llenar de gente para tomar el aperitivo. ¡Qué ambiente! Reconozco que por un momento casi llego a agobiarme. Ahora entiendo, por otro lado, porque esta es la capital de la llamada Costa del Sol. Ambiente y clima se unen para mostrarme una de las ciudades más vibrantes que he conocido.
Mar, Historia, arte, callejuelas, bares, pescaíto frito, playas, atardeceres… En las siguientes líneas os contaré diez cosas que disfruté en Málaga y que debéis ver o hacer en la urbe.
La catedral de la ciudad
La Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación, catedral de Málaga o también conocida como ‘La manquita’ es una iglesia construida en 1528 sobre suelo de una antigua mezquita. Es una de las de estilo renacentista más importantes de Andalucía y sus dimensiones son bastante imponentes. Destaca por encima de todo, al menos exteriormente, su torre, de 93 metros. Nosotros descartamos entrar, ya que preferimos elegir La Alcazaba. El precio es el tique es de 5 euros.
La Alcazaba, la visita que no te debes perder
El monumento que nos encandiló por encima de todos fue La Alcazaba, una fortificación palaciega de la época musulmana que además de estar maravillosamente conservada y dar buena cuenta de lo que fue en el pasado, está perfectamente integrada en el entorno y hace que la visita sea muy agradable.
Así, a medida que íbamos subiendo a lo que fue el Palacio Nazarí, nos asomábamos a las diferentes torres que componen la parte defensiva, recorríamos las diferentes estancias de las plazas llenas de vegetación y presenciábamos las vistas marítimas desde otros balcones formados en el camino.
Aunque el Palacio Nazarí no tiene muchos detalles arquitectónicos destacables, resulta interesante porque recrea objetos de la época y las fuentes que componían, junto a los canales que se puede ver en toda la zona, el sistema de agua.
La zona interior tuvo en su momento de apogeo más de 15.000 metros cuadrados, por lo que hay que tener en cuenta que antaño sería aún más impresionante. Con todo ello, la visita, por tan solo 2.20 euros la entrada, merece mucho la pena. Situada en el monte Gibralfaro, también se puede visitar el castillo homónimo, que nosotros dejamos para otra ocasión. Las vistas seguro que merecen la pena.
El Museo Picasso, la sorpresa
Aunque había leído opiniones de todo tipo, no quería irme de Málaga sin visitar alguno de sus museos (además del de Picasso, está el Centre Pompidou Málaga, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga -CAC Málaga- y el Museo Carmen Thyssen Málaga).
Es cierto que no hay obras conocidas del autor, pero no por eso es menos interesante, ya que algunos de los cuadros son muy chulos. Y no solo eso. Tanto el palacio donde se ubican las colecciones como la audioguía (que es gratis con la entrada, de 7 euros) hacen que la visita mejore aún más. Me encantó el detalle de incluir fragmentos hablados por parte de Picasso en la audioguía, ya que complementaban muy bien los cuadros e invitaban un poco más a la reflexión.
Entre las obras, hay alguna de primera época del autor, varios ejemplos de cubismo, de su flirteo con el surrealismo y sobre todo, muchas de sus últimos días, donde la factura era mucho más libre. Me resultó muy interesante que Picasso con la friolera de 90 años realizara obras tan sugerentes.
Aunque no se podía hacer fotos en el interior, os muestro algunos de los cuadros que se pueden ver en el Museo Picasso de Málaga, que finalmente fue una gratísima sorpresa y un tiempo muy bien invertido.
Mujer con los brazos levantados – Fuente: http://www.museopicassomalaga.org/
Bañista – Fuente: http://www.museopicassomalaga.org/es/banista
Plaza de la Merced, para tomar aliento
Siguiendo los pasos de Picasso por la ciudad, el viajero podrá disfrutar también de una visita a su casa natal y a más obras del pintor en la Fundación a la que también le da nombre. Ambos están situados en un lado y esquina de la Plaza de la Merced, otra plaza animada que servirá para tomar aliento después de varias visitas por la ciudad.
Recordando #Málaga y el posado junto a Pablo Picasso en la Plaza de la Merced #viajes #travel #tourism #Andalucía #picoftheday #photooftheday #culture #art #Picasso #monuments
Una foto publicada por Mundo Turístico (@mundoturisticoblog) el 15 de Mar de 2016 a la(s) 6:45 PDT
Además de los bares y restaurantes que allí se encuentran, también podrás hacerte una foto con la escultura de Don Pablo, tomándote alguna que otra confianza como hice yo 
Bodega El Pimpi, un clásico de la ciudad
Cuando nos fuimos de El Pimpi, un restaurante-bar-bodega que se ha convertido en un clásico de la ciudad, había cola para sentarse en una de las mesas de su terraza. Os podéis imaginar las pasiones que levanta. Y puedo decir que tras tomar algo al sol y comer allí, está bastante justificado. Situado en frente de la Alcazaba y ocupando una parte enorme de espacio, este establecimiento resume perfectamente uno de los mayores encantos de Málaga: aquí se come y vive muy bien.
Por eso, disfruté muchísimo del rato que estuvimos allí. Para comer, pedimos plato de paella, unos chopitos y unos camarones sobre pisto y estaba todo muy bueno. Para beber, pedí recomendación y el camarero me dijo que lo más típico era el Moscatel Iberia. Fueron 22 euros por cabeza, así que ni siquiera es tan caro para la fama que tiene. ¡Y nos encantó el rato que allí estuvimos!
Plaza de la Constitución y Calle Larios
Otra de las insignias de esta ciudad es la Plaza de la Constitución, antigua Plaza Mayor de la ciudad. Cuando nosotros la visitamos estaba ocupada por un escenario para celebrar las fiestas de Semana Santa, pero nos hicimos una idea de su importancia, ya que la pasamos varias veces. Un hecho curioso es que en su suelo hay un homenaje también a la Constitución, con las portadas de periódicos que recogieron en su día la firma de la Carta Magna.
Desde la Plaza de la Constitución, se inicia otro de los nombres propios del turismo de la ciudad: la calle Larios. Limpia, bonita y amplia, alberga las tiendas de las principales marcas y es referencia para el shopping, siendo la quinta más codiciada de las ‘Millas de Oro’ en España. Si bien este tipo de vías no me suele llamar especialmente la atención, esta calle tiene algo que atrae.
El Muelle 1 o el privilegio de tener mar
Aunque Málaga tiene playa, esta está situada en un extremo de la ciudad, algo alejada del casco antiguo. Pero hay una zona que hace las veces de paseo marítimo y es un muelle que se ha reconvertido como centro comercial y paseo: el Muelle 1. Antes, conviene detenerse también en la Alameda Principal, calle llena de grandes palmeras que hacen que nos sintamos privilegiados de disfrutar de una ciudad con mar.
La zona del Muelle 1 está llena de tiendas y bares, donde además de seguir de ir de compras, podemos tomar un helado o el gin tonic de las seis de la tarde. O como en mi caso, disfrutar del paseo, de la caída del sol y de las vistas al mar. Aunque hay barcos y no hay salida a mar abierto, el rincón tiene mucho encanto.
Recomiendo subir al nivel superior al propio centro comercial y divisar la panorámica desde la Alcazaba hasta la gran noria que luce al frente (otro posible plan, si gustas). Cerca está La Farola de Málaga, la referencia para el puerto de la urbe y la única en femenino de todo el territorio nacional.
La Malagueta, la playa de Málaga
La playa de Málaga es La Malagueta y se encuentra a pocos minutos del citado Muelle 1, por lo que aunque no está en el centro, se puede acceder fácilmente. La arena no es la mejor y al ser una playa urbana carece de la belleza de otros arenales, pero ¿quién se puede resistir a acercarse a la playa y escuchar las olas romper a la vez que como en esta época no hay nadie, disfrutas de la soledad y la tranquilidad en tal lugar?
Me encantó ese momento y me gustó la playa, aunque como he dicho, no sea de las mejores condiciones.
Disfrutar de la vistas desde el AC Hotel Málaga Palacio
Málaga tiene mucho que ofrecer y a vista de pájaro, uno es consciente de sus partes diferenciadas y a la vez, del encanto del conjunto. Para ver las vistas, un lugar muy adecuado es el AC Hotel Málaga Palacio. Sus quince plantas ayudan. Además, el lugar es bastante sofisticado y puedes disfrutar de una consumición (obligada si haces parada) disfrutando del clima. No obstante, es muy conocido y el espacio, reducido, por lo que está hasta arriba.
Por eso, nosotros solo subimos para tomar fotos y ante la imposible perspectiva de encontrar sitio, nos fuimos a otro lado a ver el siempre espectáculo del atardecer.
El Museo del Ginebra, para tomar una copa
Como broche final, os recomiendo un lugar para tomar una copa después de cenar: el Museo del Ginebra. Tienen nada más y nada menos que 63 ginebras y si bien esperaba que me hubieran hecho ellos el gintonic –simplemente, te sirven la ginebra y la tónica que has pedido-, el lugar es atractivo para todos los que gustan de esta popular bebida. El establecimiento es muy chic, tranquilo y de ambiente agradable, por lo que nos encantó para cerrar la noche.
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