Igual decir "me gusta" es un pelín exagerado. Quizás es más sincero decir "soporto", de todas todas.
Ahí va, pues, esa lista que existe sólo desde que soy madre amantísima; os aseguro que, si no, la lista podría ser cualquier otra más... agradable.
10 COSAS QUE "ME GUSTAN" SOPORTO DESDE QUE SOY MADRE:
- Cocinar pescado hervido a pesar de la peste que sueltan los pececitos, tanto en crudo como en cocinado, y que te deja un aroma a mar (Muerto) un par de días en tu cocina, pasillo, y casa directamente. I'm lovin' it! parapapapaaaaá
- Tocar la carne cruda de pollo con las manos. Ésta es una fobia que he superado hace tan sólo un par de semanas. Y os preguntaréis: ¿Y cómo lo hacía para cocinar pollo antes esta mujer? Fácil (y los que me conocen bien saben que así era): para empanar pechuguitas, usaba tenedor; y jamás he cortado o troceado yo el animalejo, siempre lo pedía ya así en la carnicería o al señor supermercado. Pero hace un par de semanas, me invadió el espíritu "madre señora/señora madre" y de pronto me vi cogiendo una pechuga, así, como si nada. Eso sí, tampoco me deleité mucho ni llamé a mi señor marido para presumir del hecho, fue rapidito (eso o vomitar).
- Tocar cabezas con piojos/liendres. Es que era o eso o renunciar a Pichu. Menos mal que han sido un par de veces, y que la pobre tiene tan poquita mata y tan "tacha" que en ambas ocasiones se trató de un piojo que pasaba por allí por error a dejar algo de carga. Ahora, como a escrupulosa no me gana nadie, al final en ambos casos ya no me daba ni cosa el asunto, sólo pensaba en "erradicar, eliminar, matar". Dios, que psicópata suena así.
- Madrugar toooodos los días, sin distinción entre vacaciones y días laborables, porque así aprovecho más mi vida, los días tienen 25 horas y tengo la sensación de que o Dios o quien quiera que sea el encargado de ayudar a los que madrugan, a veces me echa un cable y el día no está mal.
- Trasnochar toooodos los días, sin distinción entre vacaciones y días laborables, porque así los días son intensos, vivo la vida al límite y consigo un tono morado verdoso en las cuencas de mis ojos que ya quisiera para sí el maquillador del Cirque du Soleil.
- Desvelarme a horas intempestivas gracias a la teta, Rubiazo y su mundo. Es otra manera de sentirme viva, joven, rebelde y transgresora; y de cagarme y de acordarme del amor materno-filial cuando a las tres de la tarde mis ojos se cierran solos y veo doble.
- Hacer siestas del borrego en horarios creativos: a las 20.00 o a las 23.00, por ejemplo, despertarte después de hora y pico o casi dos como una rosa y, entonces, aprovechar para continuar con lo que estabas haciendo cuando llamó Rubiazo y que ha quedado a medias. Y acostarte a las tantísimas... Punto 5.
- Chuperretear y mordisquear todas y cada una de las sobras de los desayunos, almuerzos, comidas, meriendas y cenas de tus hijos, y descubrir que has vivido engañada toda la vida creyendo que "uf, es que ya no puedo más", ya que desde que eres madre tu estómago ha ensanchado y te cabe todo. O eso o eres una vaca (por lo de los cuatro estómagos, digo).
- Quitar algún moco rebelde con ¡¡TU MANOOOO!! Os juro que, otra cosa no, pero los mocos ajenos los vivo con "respeto", y eso que siendo maestra he limpiado y visto mocos a punta pala... Pero tocarlos... ¿¿TOCARLOS?? Sí, hija sí. Si no hay pañuelo en ese momento y tu hija/o lleva una condecoración verde brillante en su nariz, tu mano, pura inercia, va hasta ella y ¡zas!
- Los besos babosos (sólo de mis hijos, conste en acta). Decidme que no habéis muerto nunca cuando os han estampado un beso en la mejilla, digamos, mojadito. Y si hablamos de ligues/rollos/novios "babosos", literalmente hablando, ya ni os cuento. Carta de despido al instante. Sin embargo... ¡AAAAYYYY LAS BABAS DE MIS AMORES! Esos besos que te dejan la cara como una patena, o por el contrario te la llenan de yogur y te sirven de peeling facial... ESOS BESOS BABOSOS SON DE LO MEJOR QUE TIENE SER MADRE.
CON M DE MAMÁ