Evelyn
Papá se ha marchó de casa, escuché cuando le decía a mamá que no podía con tanta responsabilidad y ahora ella tiene un nuevo novio, a mi él no me agrada, hace muchas cosas que no están bien, pero mamá no quiere creerme que es malo, ella está enamorada.
Rompió todas mis muñecas y los juguetes de mi hermano, dijo que fuimos nosotros y después nos castigaron. Los recogimos de la basura para volver a armarlos, pero no quedaron muy bien,mi muñeca Evelyn está muy molesta, no le gusta tener patas de palo y cara llena de hilos, pero si los quito su cara no se mantiene unida, ella dice que no puede ver muy bien con esos botones que le puse en lugar de ojos; para mí sigue siendo hermosa, pero no la veo muy contenta, ha dicho que se vengará, yo sé que la venganza no es buena, pero no creo las muñecas lo sepan.
Hace varias noches que ella se escapa cuando cree que estoy dormida, pero, siento cuando toma mis manos lentamente y se las quita de encima, luego me pone la almohada para que no me dé cuenta que se ha marchado.
Por la madrugada ella vuelve a acurrucarse conmigo y en las mañanas solo recibo regaños por travesuras que yo no hice. Todo está claro, ella rompió la ropa del novio de mamá, también su guitarra.
Espero que esa sea toda su venganza, porque por todo lo que hace a mí me va mal. Ya no sé que hacer, lo mejor será que me vaya de casa, si vivimos en otro lugar Evelyn estará contenta, sonreirá de nuevo y volveremos a ser felices. ¡Esa es una buena idea!, iré a buscarla. Ojala aun no haya empezado a romper cosas.
¡Cielos!, he llegado tarde, Evelyn rompió al novio de mamá con un cuchillo, hay sangre por todos lados, sus pedazos están regados por el piso. La pobre de mi mami está muy triste, creo que no le gusta ver lo que ha pasado, será mejor que le saque los ojos con el cuchillo…
La mujer de la noche
Como parte del servicio social propio de su nueva profesión de médico, Demetrio fue enviado a una apartada comunidad en lo alto de las montañas. Estaba muy emocionado de poder ayudar a la gente, pero al llegar se encontró mayormente desconfianza. Lo veían tan joven, que les parecía inexperto.
Tan solo un par de personas lo vio con buenos ojos, y lo recibieron de la mejor forma posible, ya que llevaban meses sin un doctor en el pueblo. Así que lo acomodaron en una buena habitación en casa de uno de ellos y el resto se encargaba de darle comida o cualquier otra cosa que necesitara.
Queriendo o no, finalmente todas las personas tuvieron que aceptarlo, porque no tenían nadie mas a quien recurrir, y se le veía ir y venir a pie a altas horas de la noche, para atender a algún enfermo en su propia casa. Había siempre alguien que lo acompañara, aunque el pueblo era pequeño nadie quería que se perdiera.
Una madrugada, escuchó el ladrar de los perros, y fue a ver de qué se trataba. Distinguió alejándose una figura femenina, y encontró en el suelo un rastro de sangre. Con ímpetu le rogaba que se detuviera, identificándose como médico y ofreciendo ayudarla, sin embargo la mujer parecía ida, solo caminaba hacia el frente con la cabeza agachada.
Los rígidos y lentos movimientos con los que se desplazaba, hicieron pensar al joven que se encontraba muy mal herida, así que corrió para darle alcance.
No fue tan fácil llegar hasta ella, realmente se movía mas rápido de lo que parecía. Pero al estar cerca, sus ropas rasgadas y cabellera alborotada, pusieron más nervioso al chico pensando que algo muy malo le había pasado. Tocó su espalda; en ese momento ella se dio vuelta, mostrando su cuerpo cadavérico, emitiendo un lastimero grito de dolor en la cara del joven que lo obligó a salir corriendo.
Así el pueblo perdía otro de sus doctores, todo por guardar en secreto las apariciones de la mujer de la noche a la que ellos están muy acostumbrados, pero no así los citadinos, que hace mucho olvidaron que cosas como estas existen.
El hotel del bosque
La familia Rodríguez se sentía un poco nerviosa porque la inauguración del Hotel de sus sueños, se había empañado con la llegada de una tormenta y posiblemente algunas personas que estaban en camino se encontraban perdidas en el bosque en medio de la tempestad. Por si fuera poco, los constantes rayos estaban afectaron la electricidad, dejándolos en completa oscuridad, solo iluminados con la luz de los relámpagos.
Se repartieron velas entre los huéspedes y trabajadores, y sin tener mucho que hacer, la mayoría decidió ir a dormir. Fue entonces que uno de los huéspedes, entre el murmullo del viento, el tic-tac de las gotas de lluvia y el estruendo de los truenos, alcanzó a percibir el llanto de un niño en su habitación. Sin averiguar nada, el hombre fue a reportarlo a recepción, donde a pesar de saber que no había algún bebé en el hotel en ese momento. Enviaron a dos empleados al cuarto, esperando que atraparan un gato o algún mapache que hubiese entrado y pudiera asustar a otros huéspedes.
Los dos jóvenes volvieron de la habitación con los rostros pálidos, uno de ellos no pudo pronunciar palabra, pero el otro dijo que había visto a un niño pequeño, de unos días de nacido, pero lo impresionante de este es que tenía grandes garras y afilados colmillos, y un par de cuernos bien marcados en su cabeza.
Según decía estaba riendo y aun si hubieran querido atraparlo, no podrían hacerlo porque era demasiado rápido y escurridizo.
Aunque les costó trabajo creer en lo que decían el par de muchachos, todos los empleados del hotel acudieron a la mentada habitación, pero el endemoniado niño ya no estaba ahí. Pero pronto supieron donde andaba porque una serie de gritos inundaron el hotel.
Cuando la luz volvió muchos de las personas que estaban ahí, se encontraron con mordidas y arañazos en su cuerpo, y el hotel cerró antes de haber abierto.
Y sin saber de dónde vino aquella criatura que ahora tenía un hotel completo para él solo, esperando viajeros perdidos que llegaran hasta ahí.
La nueva habitación de Luis
Luis se había ganado su propia habitación, tras varios años de compartir el espacio con sus hermanos menores. Al verla, quedó fascinado, tenía un diseño moderno, con muebles metálicos, incluso tenía una pared llena de casilleros como en la escuela.
Esa noche mientras dormía tranquilamente, fue despertado porun rechinido, tras el cual vinieron otros, al encender las luces, notó que las puertas de todos los casilleros estaban abiertas. Al acercarse vio que las cerraduras estaban maltratadas, y supuso que por eso no podía cerrarlas, así que se fue de nuevo a dormir. Por la mañana, se levantó de prisa, pues era tarde para la escuela, pero tuvo que interrumpir su carrera, porque se dio cuenta que todas las portezuelas estaban cerradas.
Durante las clases no paraba de pensar lo que había sucedido, pero dio por sentado que todo había sido un sueño, por haberse dormido pensando en su nueva habitación. Pero esa noche sucedió lo que la anterior y a la misma hora.
Solo que esta vez, alcanzó a ver un poco más en medio de la penumbra, un desfile de sombras, pasó frente a él, se dirigían a los casilleros y los abrían causando aquellos rechinidos.
El chico estaba sin habla, a punto de desfallecer por la impresión, pero por fortuna su padre escuchó el alboroto y entraba para pedirle a Luis guardar silencio. Sus ojos casi terminan desorbitados al ver sombra tras sombra inundando la habitación.
Su reacción fue inmediata, sacó a su hijo del cuarto, mientras le pedía perdón. Aparentemente todo el mobiliario había sido rescatado de un viejo hospital, el cual había dejado de funcionar desde el día en que se quemó y murieron en el la mayoría de los empleados y pacientes.
Al parecer, muchos de ellos no se dieron cuenta de que habían fallecido, y seguía atados a su rutina, abrían los casilleros en el cambio de turno, y colocaron un paciente en la cama del chico, por suerte, este llegó después de que ellos habían salido de la habitación…
Ruidos… en la cocina
Nos encontrábamos cenando juntos en familia, cuando por toda la casa se empezaron a escuchar una serie de ruidos, sonaba como si azotaran las puertas, y estrellaran vasos contra el suelo. Mi esposo nos pidió que permaneciéremos en nuestros lugares mientras él se levantaba a averiguar, había caminado solo un poco, cuando una sombra cruzó detrás de él a toda velocidad. Mis hijos y yo soltamos incontables gritos y corrimos fuera de la casa.
Mi esposo fue detrás de nosotros y le contamos lo sucedido, por su parte él dijo que no había encontrado nada fuera de lugar, que entráramos a la casa para terminar de cenar, pero por supuesto, nosotros nos negábamos. Aun así, tuvimos que hacerlo, porque afuera estaba helando, pero mis hijos no quisieron dormir en sus habitaciones. Colocaron cobijas alrededor de nuestra cama, y no querían cerrar los ojos.
Apenas habían pasado unos minutos, cuando los sonidos en la cocina se escucharon de nuevo, esta vez de forma más intensa, no sé si por el silencio de la noche o porque el fenómeno se presentaba de manera más violenta. Mi esposo bajó con bate en manos, fueron unos minutos de silencio y el subió corriendo, sin el bate, el rostro descolorido, y muy asustado, apenas podía ni articular palabras… dijo que en la cocina estaba su hermano, pero no era real, estaba traslucido y con una gran herida abierta en su cabeza…
No sabíamos que hacer, estábamos muy desconcertados, y lo estuvimos mucho más, cuando recibimos una llamada diciendo que mi cuñado había muerto al caer del techo…
De inmediato pensamos que el fantasma de su hermano se había hecho presente porque culpaba a mi esposo de su muerte, pues habían quedado de acuerdo en reparar el techo juntos… tal vez si me esposo hubiese estado ahí… su hermano no habría muerto… y no tendríamos que verlo rondando en nuestra casa, tratando de tomar venganza.
En medio de la oscuridad
Era una noche tranquila cuando la joven pareja se fue a dormir, pero entrada la madrugada un fuerte viento desató un alboroto, las ventanas vibraban, y las paredes eran azotadas por cualquier cosa que estuviera cerca. Después de salir a revisar y poner todo en un lugar donde causara el menor ruido posible, intentaron dormir otra vez, pero era algo complicado, cuando apenas estaban pegando los ojos, algún fuerte ruido les crispaba los nervios, pasaron así los minutos, con los ojos abiertos, esperando que el siguiente estruendo no los tomara tan desprevenidos.
De repente el ruido de un cristal roto, los asustó más de lo que esperaban, se levantaron con prisa para revisar pero las luces no encendían, no acostumbraban tener una lámpara a mano así que tuvieron que caminar a oscuras hasta la cocina. Tropezaban cada paso, a pesar de que era un camino que recorrían todos los días.
Al llegar el hombre tomó el encendedor y lo accionó. Durante un fugaz segundo, frente a su cara, como si fuese el reflejo en un espejo, un rostro con la boca abierta y vacíos ojos negros le miraron fijamente acercándose lentamente como si quisiera fundirse con él, le pareció un momento eterno, en el que soltó el encendedor y apretó fuerte la mano de su esposa.
Estaba seguro de lo que vio, pero no podía decir nada para que su esposa no se asustara, debía hacer algo… pero, ¿qué?, «eso» estaba ahí, observando, pero tampoco podía quedarse quieto esperando. Cuando la cabeza estaba a punto de estallarle de tanto pensar, la electricidad volvió, la luz de los aparatos de cocina dieron suficiente iluminación para ponerlo tranquilo, pues estaban completamente solos.
Pero después de eso no hubo tranquilidad, ¿Qué era?, ¿Porque estaba ahí?… y lo más aterrador de todo… ¿volverá?…o ya ¿Estará en la casa de alguien mas?
Primera visita el cementerio
Era la primera vez que Omar iba al cementerio a visitar la tumba de su hermano mayor, el cual murió siendo aun muy pequeño. Sus padres le habían contado de él, pero nunca antes los había acompañado. Pero, decidieron que Omar ya era mayor y podría unirse a la tradición familiar.
El chico observaba con atención todo lo que había a su alrededor, grandes estatuas de piedra con forma de ángeles, cruces de todos tamaños y con todo tipo de garabatos, y por supuesto muchas tumbas.
Sus familiares que ya conocían bien el camino, se movían ágilmente entre las lapidas, y a él lo dejaron un poco rezagado. Mientras se apresuraba para no quedarse muy atrás, pasó entre dos tumbas pisando un caballito de madera.
Ya que sus padres acostumbraban llevar juguetes a su hijo difunto en sus cumpleaños, probablemente mucha más gente lo hacía, así que lo recogió para ponerlo en su lugar.
Miro la inscripción de las dos tumbas, y en ambas había enterrado un niño, lo cual le dificultaba un poco para devolver el juguete a su dueño. Así que lo dejó a la suerte, y lanzando una moneda, decidió dejarlo en la tumba a su izquierda.
Se dispuso a salir corriendo para alcanzar a su familia, pero su pie se atoró con algo, y mientras estaba agachado tratando de zafarlo, le tocaron el hombro derecho y una suave voz le susurro al oído: -Ese juguete era mío…-, aunque el chico volteó lo más rápido que pudo, sus ojos solo percibieron una ligera forma traslucida que se deslizaba debajo de la lapida a su derecha.
Aunque sus pies estaban listos para salir corriendo y quería con todas sus fuerzas hacerlo, no tuvo más remedio que tomar el caballito y devolverlo a su dueño, para después de eso jamás volver a pisar un cementerio.
El Perro del infierno
Era habitual escuchar ladridos y aullidos venir del parque a diario. Muchos vecinos solían reunirse por las tardes, algunos jugaban con sus hijos y otros hacían ejercicio, y los perros observaban tranquilamente sentados bajo los árboles a que todos se marcharan para ver qué clase de manjares habían dejado atrás.
Había quienes esperaban que el sol se metiera por completo para salir a correr, y se sentían muy bien al estar acompañados por un grupo de fieles guardianes que iban tras ellos, también ejercitándose. Pero esa noche, los corredores estaban completamente solos, el silencio era total, a donde sea que se mirara, no había ningún perro.
De pronto en silencio se vio interrumpido por desesperados ladridos, y en un momento eran ya chillidos, los arbustos se movían, y se hizo de nuevo el silencio. Las personas en el parque se impresionaron un poco con aquellos ruidos, la mayoría de ellos se detuvieron…
Observaban de un lado a otro pero, no aparecía ninguno de los perros, cuando reanudaron su marcha, una agitada respiración invadía todo el parque, se escuchaba por todos lados, acompañada de un leve gruñido, y fue entonces que lo vieron, salir de entre los arbustos, con el hocico lleno de sangre, caminaba lentamente, y cada lámpara a su paso se iba apagando…
Sus pisadas dejaban una marca ardiente en el suelo, y una densa niebla venía detrás de él, un enorme perro negro, de más de metro y medio, no importa que tan buenos hubiesen sido corriendo todas aquellas personas, en ese momento estaban completamente paralizados. El perro se metió entre ellos, les olía todo el cuerpo, salivando…
Cuando todos se sentían perdidos, un chiflido lo llamó hasta su amo, solo se vio salir de entre la niebla una enorme mano cubierta de fuego, que dejó el ambiente impregnado de azufre. Al día siguiente eran menos los perros que se presentaron al banquete diario, y cuando sus ladridos no se escuchan los vecinos del lugar saben que no deben poner un pie en el parque, porque esa noche le toca su paseo, al perro del infierno.
El circo de los fenómenos
A sus cinco años, Román encontraba el espectáculo del circomuy divertido; ese mundo mágico y tan colorido, donde todos siempre sonreían, era como traer sus sueños a la realidad. Así que el niño siempre buscaba la forma de que sus padres le cumplieran el capricho.
En cierta ocasión, vino a la región un circo, pero no era como los demás, tan solo su nombre lo decía todo «El circo de los fenómenos», esa fue razón suficiente para que los padres de Román no le llevaran esa vez. Pero ya sabemos cómo son los niños, para ellos nada es imposible, así que se escapó de casa y fue por sí mismo a ver a la mujer cabra, al niño serpiente, al hombre lobo, al niño simio y demás adefesios que se anunciaban el cartel.
Era la primera vez que hacia algo así, y tuvo que buscar una entrada alternativa ya que había olvidado traer consigo dinero para el boleto. Un payaso de mirada triste y maquillaje corrido lo descubrió husmeando; sin darle tiempo de nada, lo tomó por la fuerza, ignorando sus gritos y pataleos.
Arrastrándolo con prisa, lo llevó hasta un tráiler, que dejó salir un frio vapor al abrir la puerta. Había algunas personas dormidas sobre unas mesas plateadas.
Pronto Román cayó dormido también, al despertar… un sueño más se le había cumplido, ¡Era parte del circo de los fenómenos!, tenía una larga cola de simio, y le faltaban los dos brazos.
Lo vistieron rápidamente, y esa noche presentó su primer acto, junto al niño demonio, la mujer sin rostro, el hombre torso… su primera y única función.
El payaso estaba muy lejos de ser cirujano, solo cortaba y pegaba a su entender, no se preocupaba de infecciones o desangramiento, a fin de cuentas, en la próxima ciudad, habría más «material para trabajar«.
Por siempre mi amor
A dos días de la muerte de Olivia, German apenas había reunido el valor para leer su carta. Era algo extraño que ella la hubiese escrito, tal y como si presintiera que la muerte estaba cerca, probablemente eso aterraba un poco al muchacho; temía lo que aquellas palabras le revelaran, pero aun así, pudo por fin pudo abrirla para leerla.
Las primeras líneas le devolvieron la tranquilidad, ella solo evidenciaba el gran amor que le tenía. Trataba de recordarle el día que se conocieron, todo lo que hicieron juntos, incluso las peleas. Mencionaba lo mucho que le gustaba observarlo mientras dormía, abrazarlo cuando tenía pesadillas, despertar a su lado las mañanas después de acurrucarse en él toda la noche.
Un par de lágrimas rodaron por la mejilla de German, sin duda extrañaría su cercanía, le sería muy difícil sobreponerse a su ausencia… pero nuevamente le tranquilizó leer en último párrafo, en el cual se lanzaba una promesa.
Ella juraba que no lo abandonaría jamás, que no le permitiría sentirse solo, que seguiría abrazándolo a pesar de todo…
Después de eso solo venia una amorosa firma, pero German ya no podía ni siquiera sujetar la hoja entre sus manos, lo único que quería era tirarse en su cama y dormir hasta que el dolor pasara.
Sin embargo no podía conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas, y aunque sus ojos se cerraban, su mente no se apaga, pensaba en ella, la extrañaba, en cierto momento alcanzó a percibir su perfume, mezclado con el olor a podredumbre.
Callando su llanto escuchó en la habitación una tenue respiración, y allá en el rincón más oscuro, algo se movía, apuntó la lámpara hacia el rincón, y ¡ahí estaba Olivia!, se había escapado de su tumba y las garras de la muerte, solo con la intensión de cumplir la promesa a su amado y estar con el eternamente.