Por: John Rampton y Kimanzi Constable
El espíritu emprendedor aplicado adecuadamente puede incrementar tu impacto y tus ingresos. Puede ser la puerta a una vida de libertad y dejar un legado duradero. Sin embargo, la realidad es que muchos empresarios construyen sus negocios sobre bases endebles. Siguen consejos populares, pero no comprobados. Toman decisiones con base en lo que creen que funcionará, en lugar de escuchar a sus clientes. Y no transcurre demasiado tiempo antes de que cualquier éxito que se hubiera alcanzado desaparezca y el crecimiento del negocio se atrofie. Para no ser una estadística negativa más, evita los errores más comunes de los emprendedores novatos.
1. Moverte solo. ¿Cuántos emprendimientos que hayan tenido éxito tuvieron sólo un fundador? Una excepción es Oracle, de Larry Ellison. En efecto, fundar una compañía es un trabajo duro que a menudo requiere más que un solo individuo. Hay altas y bajas, por no hablar de algunas tareas que pocos pueden afrontar solos. A veces los golpes demoledores y los contratiempos hacen que resulte difícil continuar sin el apoyo de otra persona. Y luego está la necesidad de llevar el plan al mercado y construir el producto o servicio. Se tiene que conseguir dinero para lanzar una nueva empresa o hacerla crecer. En la mayoría de los casos, resulta increíblemente abrumador abordar solo todo esto. Un poco de ayuda de amigos y colegas profesionales puede ser clave para echar a andar tu negocio.
2. Escatimar en el plan de negocios. Contar con un business plan sólido tiene un papel vital a la hora de determinar el éxito futuro. Al fin y al cabo, un plan de negocios sirve para guiar al emprendedor en la dirección correcta al responder las siguientes preguntas: ¿cuál es el propósito de la compañía?, ¿quiénes son los clientes potenciales?, ¿cuáles son los valores y la misión?, ¿en qué dirección se desea llevar a la empresa?, ¿quiénes son los competidores y qué están haciendo?, ¿cómo se puede medir el éxito del proyecto?
En otras palabras, un plan de negocios determina cada aspecto de la puesta en marcha de una empresa. Siempre que ésta se encuentre atorada o esté a punto de lanzarse una nueva iniciativa, se debe acudir a él. No hace falta ponerse a crear un plan de una manera tan formal como lo haría alguien que estuviera estudiando administración. Pero se recomienda siempre contar con uno porque sí ayudará a determinar la dirección de la compañía en el largo plazo.
3. Manejar el dinero incorrectamente. Cuando se trata de poner en marcha un negocio, tener dinero es realmente algo importante y se requiere su manejo adecuado. Uno de los mayores errores es gastar demasiado, lo cual puede ocurrir cuando el dueño o fundador de una empresa se pone muy ansioso y contrata a una tonelada de personas. Al principio, el emprendedor podría creer que todos los empleados nuevos son necesarios, aunque esto sólo implicará agotar los recursos más rápido. Para evitarlo, contrata sólo a aquellos que sean indispensables y avanza paso a paso en la contratación de personal. Si un inversionista acaba de entregarte un cheque grande y jugoso, tal vez esté esperando un resultado grande y jugoso muy pronto. Nada de andar distraído: es hora de ponerse a trabajar. Sin un manejo y uso apropiado de las finanzas, un negocio nuevo podría no llegar a despegar. Asegúrate de que alguien con habilidad para los números se encargue de esta parte.
4. Falta de habilidad para dar un giro. Todo emprendedor podrá atestiguar que nada sale como originalmente se planeó. Sin embargo, ser capaz de pivotar es parte del chiste. En cierto momento, Nokia tuvo un molino de papel y hacía botas de hule; y en la actualidad es una compañía de telecomunicaciones. Para llegar a ser el exitoso dueño de una empresa, ten un plan de respaldo para afrontar los peores escenarios, pero también sé flexible y capaz de dar un giro si la propuesta original no funciona.
5. Quedarse corto. Si un emprendedor piensa demasiado "fuera de la caja" (es decir, si se concentra en un nicho pequeñísimo del mercado), las probabilidades de éxito pueden disminuir demasiado. En Los 18 errores que matan a las startups, el inversionista Paul Graham, fundador de la incubadora de empresas Y Combinator, explica que muchos dueños de negocio creen que es más seguro dirigirse a un universo más reducido para que la competencia no sea tan dura. No obstante, "si haces las cosas bien vas a tener competidores, así que más vale que lo enfrentes", dice Graham. "Sólo puedes evitar la competencia si evitas las buenas ideas, sentencia".
6. Elegir mal la ubicación. Este aspecto siempre ha sido importante. Por lo tanto, establecer tu negocio en el lugar correcto es vital. Considera el costo y la geolocalización de los clientes potenciales y la rama industrial como un todo. Por ejemplo, originalmente Rowland H. Macy abrió una tienda en Massachusetts, aunque no prosperó. Al final, aprendió de sus errores y reubicó su negocio en la Sexta Avenida de la ciudad de Nueva York. La empresa tuvo éxito y llegó a ser el gigante de ventas al menudeo conocido como Macy's. Toma en cuenta que muchas de las grandes compañías de tecnología tienden a emerger de nodos tecnológicos como Silicon Valley, Seattle, Portland (Oregón) y Boston en EE.UU.
7. Pasar por alto una corazonada. Para un emprendedor no hay nada como sus instintos. Probablemente son la razón de que muchos logren llegar lejos con sus empresas, así que no pases por alto esa corazonada: aprovéchala. Sólo asegúrate de que escuchar eso que te dice el corazón se equilibre con realizar muchos cálculos, analizar indicadores clave del desempeño e implementar estrategias para el desarrollo del negocio con base en la investigación.
8. Hacer el lanzamiento en un mal momento. Cuando se lanza una empresa, la oportunidad lo es todo. Si bien algunas circunstancias quedan fuera de tu control (como la economía o los desastres naturales), empezar en el momento adecuado es algo que se puede organizar. Olvídate de hacer un abordaje científico exhaustivo: sólo procura que la compañía no inicie demasiado pronto, pero tampoco lo pospongas demasiado. Arrancar demasiado pronto podría poner la empresa entera en riesgo. Considera lo siguiente: ¿es este un producto o servicio que la gente realmente quiere?, ¿está listo para ser llevado al mercado? Al fin y al cabo, no hay nada peor que apresurar a un proyecto a salir al mercado por el deseo de ganarle a la competencia o de empezar a obtener ingresos. Asegúrate de que el arranque está en su punto antes de hacerlo público. Por otro lado, no esperes demasiado. De otra manera, cabe la posibilidad de que el dinero se agote o de que un competidor sea el primero en irrumpir en el mercado.
9. Realizar mal el proceso de contratación. Las contrataciones no deben comenzar demasiado rápido; eso sólo drenará las finanzas de la empresa. Ojo: la parte del proceso de contratación que constantemente hay que afinar es el esfuerzo de reclutar a la gente adecuada. La realidad es que muchas startups han tenido que retirarse debido a que la gente que contrataron simplemente no era la adecuada para la organización. Quizá se trataba de un amigo al que le faltaban las habilidades que se requerían para el puesto, o alguien que no se acopló al equipo debido a una incompatibilidad de caracteres. La recomendación es contar con personas calificadas desde el arranque. También cerciórate de que todo se documente (por orden interno e incluso, por cuestiones legales). Nadie quiere que un ex empleado presente una demanda porque se le había prometido una buena porción de la compañía a cambio de sus servicios, un acuerdo que sólo se estableció por medio de un apretón de manos.
10. Recibir demasiada influencia externa. Se trate de un consejo o una crítica, en ocasiones la realimentación por parte de una fuente externa es de gran ayuda. ¿Facebook habría despegado si Sean Parker no le hubiera sugerido a Mark Zuckerberg que se mudara a California y cambiara el nombre de su proyecto y, en vez de Thefacebook, lo llamara sólo Facebook? Por supuesto que demasiada realimentación puede ser perjudicial. A lo largo del desarrollo de una empresa, muchos expresarán lo que les conviene. Si se hace caso a los consejos de todo el mundo, el negocio dejará de parecerse a la idea original. Ser zarandeado en demasiadas direcciones (diferentes) simplemente no es bueno para una compañía. Aunque Zuckerberg siguió el consejo de Parker, mantuvo su visión de lo que él quería que Facebook llegara a ser. No aceptó todos los consejos que le brindaron. Sólo utilizó las sugerencias que él sabía que funcionarían para su empresa.