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10 frases célebres de Édith Piaf

Publicado el 09 octubre 2020 por Joseantortega

Édith Piaf nació el 19 de noviembre de 1915 y murió el 10 de octubre de 1963. Fue una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX. Era conocida como El gorrión de París y fue la inspiración de numerosos compositores con canciones como La vie en rose, Non, je ne regrette rien y Hymne à l’amour.

Hija de un contorsionista acróbata y de una cantante de cabaret, su infancia fue triste. Sus padres se separaron muy pronto; la madre, alcoholizada y enferma, dejó la custodia de Edith a su marido (también alcohólico) y a una abuela paterna.

Dada la precaria situación económica de la familia, Edith tenía que ganarse unas monedas cantando en calles y cafés de París.

Piaf participó como actriz en numerosas películas y obras de teatro.

A continuación 10 frases célebres de la talentosa artista:

«Cuando tus ojos me miran, mi corazón se alborota.»

«Quiero hacer que la gente llore, incluso, cuando no entiendan mis palabras.»

«Cantar es una forma de escapar. Es otro mundo.»

«Mi vida de niña puede parecer espantosa, pero era hermosa… Pasé hambre… Pasé frío… Pero era libre…. Libre de no levantarme… De no acostarme… De emborracharme… De soñar… De esperar.»

«En lo que a mí respecta, el amor significa lucha, grandes mentiras y un par de bofetadas en la cara.»

«No me importa lo que diga la gente. Mucho menos me importan sus leyes.»

«La muerte existe. La muerte es el comienzo de algo.»

«Estoy segura de que podría leer a Baudelaire en un cabaret y aplaudirían.»

«Todo lo que he hecho durante mi vida ha sido desobedecer.»

«No, no me arrepiento de nada. Pues mi vida y mis alegrías hoy comienzan contigo.»

Rosacruz

Edith Piaf fue miembro de la Orden Rosacruz desde 1955 hasta su muerte, en 1963. Poco tiempo después de afiliarse, la Orden le pidió que escribiera una canción que, de manera simbólica, mostrara su felicidad por haber iniciado el camino espiritual de los rosacruces.

Se supone que, estando de tournée (de gira) por Estados Unidos en 1956, visitó la sede rosacruz en dicho país y allí nació la canción Soudain une vallée, en la que hace alusión a la profunda paz vital que le aportaba pertenecer a la Orden.

Bautizada en la fe cristiana y practicante, detrás de su devoción religiosa, declaró que se escondía un deseo intenso de comprender mejor el sentido de la existencia, y parece ser que fue lo que le aportó ésta fraternidad. De los doce grados estipulados para el aprendizaje rosacruz, la célebre cantante francesa llegó hasta el séptimo, con lo que amplió sus conocimientos de filosofía


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