Familia (1996). Una obra muy interesante.
6. Subvencionar el cine español es pagarle a unos “rojos” que hablan de política cuando no les toca.
Veamos. El cine español, como cualquier colectivo, está formado por personas. Ciudadanos. Con su ideología. Tiene derecho a manifestarla en la forma y cuándo lo crean conveniente. Pero las opiniones políticas que algunos expresan no representan a todos, ni todos tienen una especie de mente común, a lo Gran Hermano, que les dice qué pensar. En la profesión habrá quien vote al PSOE, quien vote al PP, quien vote a Izquierda Unida, y quien no vote, o vote en blanco.
En Estados Unidos, actores como Sean Penn o George Clooney han apoyado los ideales más progresistas, dando a veces apoyo público a los políticos demócratas. Algunos directores, también. Habrá, sin duda, americanos radicales (en particular en el siempre inquietante “cinturón bíblico del Medio Oeste”) que, por estos motivos, dejen de ir a ver sus películas.
Como dijo hace unos años Javier Cámara, preguntado por la polémica del momento (que era aquella vez el documental de Julio Medem), respondía que los artistas aceptaban, es lógico, las posibles críticas, justo por esa misma exposición. Eso sí, uno puede, si quiere, “castigar” a un actor o director que piense de manera distinta (él se lo pierde si no distingue entre persona y autor). Pero lo que no puede, no en democracia, es impedirle que opine.
No parece muy coherente que ciertos anti Sinde hablen de la libertad de expresión y luego se echen al cuello de los Bardem por lo que escriban en un periódico. ¿Criticarlos? Por supuesto, si se cree pertinente. Pero atacarles por que opinan lo contrario que nosotros… ¿a qué les suena eso?
Otra cuestión señalada es relevante: ¿hay riesgo de que una cultura financiada por el Estado esté coartada o dirigida? Sí. Pero es el modelo europeo; forma parte del estado del bienestar, que no hay, por ejemplo, en Estados Unidos. Por tanto, habrá que esforzarse para que ese control gubernamental no exista, y las ayudas no tengan componente político. Además, los apoyos privados a la cultura no son menos ideológicos. La ideología está en todas partes, como lo están los intereses. Tele 5 no va a apoyar un film que analice la vida política italiana, por ejemplo. Y Antena 3 no creo que apoyara una historia que hablara de las miserias del mundo editorial.
Por otra parte, los comités que evalúan las ayudas son públicos para todos los que quieran consultarlo. Al ciudadano común, claro, les sonarán poco los nombres. Pero no menos que le sonarían los de los comités que decidan las compras en el Museo Reina Sofía, o que apoyan obras de danza.
Se confía, en cierto modo, en la profesionalidad: en eso derivado de la educación especializada. No es perfecto, no. Pero si un señor que ha estudiado dos Mástersen empresa tendrá mejor consideración, ignoro por qué un experto en Historia del Arte, guión o producción cinematográfica debiera juzgarse de peor manera. Y son ese tipo de profesionales los que forman los comités de selección para las subvenciones. (Aún así, como explico en este otro post, esos comités tienen aspectos mejorables
7. Todo el cine español está subvencionado.
Muchos productores gritarían ahora “ojalá”. Los autores de los blogs críticos con la ley Sinde han ido (algunos) a la web del Ministerio de Cultura y se han mirado (por encima) aquellos proyectos que han recibido ayudas. Si uno se guía sólo por los títulos, acabará diciéndose que qué demonios que dónde están esas películas. Que dónde están esos proyectos que se han pagado con su dinero. Que qué infamia, qué escándalo, pagamos por films que nunca llegan al cine.
Pero investigando, investigando, veremos que no todos los proyectos son películas de ficción. Hay cortometrajes, una vía interesante para que nuevos talentos se preparen para el futuro. Hay documentales, un género mal tratado en los cines (aunque cada vez menos: sólo hay que ver las buenas cifras deBicicleta, Cuchara, Manzana, o de Garbo, el espía). Y hay series de animación. No cortos, ni documentales ni series, vamos a encontrarlos en las pantallas de cine. No significa que "no se estrenen". Tienen otros canales.
Garbo, el espía. Un documental que ha recaudado una cantidad notable en salas.
Aparte, no: no todo el cine español está subvencionado (no, al menos, a priori; más adelante veremos el tema de las ayudas a la amoritización). Los proyectos más comerciales tienen el apoyo (en algunos casos, muy relevante) de las televisiones privadas. Lo hemos visto con Tele 5 y Ágora o El Laberinto del Fauno. Con Antena 3 y Los ojos de Julia y Lope. Y antes del siguiente (y último) post sobre el tema, unas risas, hombre. "Lo tengo yo hablado con todo el pueblo". Amanece que no es poco.
