El piano es el instrumento al que más composiciones se le han dedicado. Por algo se le llama el Instrumento Rey, y con obras más conocidas que otras, es normal que tras años y años de compositores y música compuesta para él, al hacer una selección de las obras favoritas, o simplemente las que más nos llamaron la atención, seguramente caigamos en las composiciones más típicas, como el archiconocido “Para Elisa” de Beethoven. Al margen de estas obras, hay un gran mundo compositivo que merece la pena conocer. A continuación, hablaremos sobre 10 obras imprescindibles para piano que no suelen formar parte habitual de las programaciones de salas de concierto:
1) Modest Mussorgsky. Cuadros de una exposición.
Si bien es muy conocida la versión orquestal que hiciera Ravel de esta obra, originalmente está compuesta para piano. Es un homenaje a su amigo, el arquitecto Vijtor Hartman, fallecido a los 39 años. Mussorgsky la compuso después de una gran depresión. Dijo que quiso “dibujar en música” diez cuadros de la exposición póstuma de pinturas de su amigo.
2) Felix Mendelssohn. Variaciones Serias Opus 54.
A Felix Mendelssohn le debemos además de sus formidables composiciones, que fuera quien rescatara del olvido mucha música de J.S.Bach. Sus obras son una mezcla de estilos académico clasicista y romántico. Escuchar las variaciones serias es como subirse a una montaña rusa de emociones.
3) Franz Liszt. El Valle de Oberman.
El compositor húngaro Franz Liszt . Pertenece esta obra al cuaderno de viajes “Années de pèlegrinage” correspondiente a Suiza. Es una obra descriptiva con una profundidad intensa, algo alejada de la visión más conocida del Liszt virtuosístico.
4) Cesar Franck. Preludio coral y fuga.
El gran pianista francés Alfred Cortot dijo de esta obra que es “una de las diez piezas fundamentales de la literatura pianística”.
La intención de Cesar Franck era la de componer un preludio y fuga, pero le vino la idea original de utilizar un coral como nexo de unión entre preludio y fuga, lo que dio lugar a esta obra única.
5) Ravel. La tumba de Couperin.
Ravel compuso esta obra cuando estaba convaleciente por su participación en la Primera Guerra Mundial. Como homenaje al compositor barroco Couperin, dedicó cada pieza a un amigo perdido en la guerra, merece un lugar destacado en la historia del piano.
6) Frederic Chopin. Andante Spianato y Gran Polonesa.
Con 20 años, Chopin compuso y estrenó la Gran Polonesa y más tres años después decidió añadir una larga introducción: el Andante Spianato, logrando así dos maravillas musicales en una.
7) Ann Southam. Glass Houses nº5
Trazos rápidos y enérgicos dan forma a esta obra, el ambiente mágico y novedoso la define, logrando elevarnos a nuevos mundos con su sonido.
8) Philip Glass. Metamorphosis.
Compuesta para la película “La delgada línea azul” que trata sobre un asesino injustamente condenado. Después de escucharla pocos pondrán en duda que sea uno de los mejores intérpretes de nuestra época.
9) Bach. Preludio y Fuga en Sib M de “El clave bien temperado” .
Bach convierte en oro todo lo que toca y esta obra no es una excepción, su firmeza, energía y brillantez combinadas con el giro maestro de poner en la mano izquierda el tema en el preludio, hacen que sobre toda explicación.
10) Händel. Suite nº5.
La belleza formal de la pieza y su exquisita elegancia, la convierten en algo ajeno al tiempo y los acontecimientos.