10 razones para recomendar el restaurante El Rincón del Noble

Hay restaurantes que nos pillan el punto que no tienen nada en común entre ellos. Lo que hace que nos quedemos con un sitio puede ser la comida, obvio, pero a veces nos han conquistado por la decoración, por ese postre irrepetible o por un servicio original. He devorado manjares suculentos en locales terribles, y he sentido que me tomaban el pelo con platos rimbombantes en locales que en principio me parecieron divinos. Pero ya se trate de la comida o de la decoración puedo afirmar que el minimalismo me aburre y el barroquismo me abruma. Como decía, a cada uno le va una cosa y en el caso del restaurante que nos ocupa hoy, en El Rincón del Noble fueron 10 las cosas que nos convencieron, y que hoy os recomendamos una por una:

Carta del restaurante El Rincón del Noble en Haro

Aquí empieza lo bueno…

El Rincón del Noble en 10 detalles

La invitación… antes de entrar. Sólo tienes que pasar por delante del local para que te seduzcan los aromas de la carne bien asada. Es su mejor presentación.
La carne… a la piedra. Como tiene que ser. Y cuando hay piedras encendidas en varias mesas, sientes el calor… de la complicidad que da el vino y la buen compañía
Los vinos… los escondidos. Déjate aconsejar. Igual descubres un tesoro que no encontrarás en las tiendas. ¡Menudo lujo!
Las alcachofas… las mejores de España. Y no lo decimos como cuando Elvira Lindo criticaba ese afán por encontrar “la mejor hamburguesa de Nueva York”. De las alcachofas, no las hemos probado mejores.
La chimenea… encendida. No quema leña ni huele a brasa, pero acompaña. Y en el norte de España, cuando refresca, se agradece.
La localización… inmejorable. En el centro de Haro, en la zona peatonal y a un paso del barrio de La Herradura. ¿Te contamos nuestro plan? Unos pinxos en La Herradura y una cena de campeones en El Rincón del Noble. Cópianos el plan; te va a gustar…
La elaboración… cuidada. Recetas tradicionales con un toque atrevido o presentaciones originales para sabores de siempre. Defínelo como quieras y compruébalo en cada plato.
El precio… acorde a la calidad. Aquí no existe el caro o barato si hablamos de calidad: en los platos, en el servicio, en la elaboración, la presentación… y por supuesto en la materia prima.
La decoración… coherente. Como comentaba al principio, se agradece la coherencia de la decoración.
Belén… la propietaria. Tiene la sencillez del profesional curtido. Nos sentimos como en casa. ¡Gracias Belén!