Algunas veces, hablando con mamás o futuras mamás del porteo, observo repetidamente como muchas de ellas se ponen una "fecha límite" para el porteo. "Yo lo voy a llevar hasta los 9 meses" o "No creo que lo lleve en el fular más allá del año y medio". En muchos casos se sorprenden cuando les digo que yo todavía porteo a mi hija de tres años, e incluso al de cinco de vez en cuando. Y en esos casos, les doy una serie de razones por las que en nuestra familia seguimos porteando, a pesar de que, aparentemente, nuestros hijos sean ya mayores para ello.
Sigo porteando a mis hijos
- Porque lo disfruto. Me gusta portear a mis hijos porque me permite charlar con ellos de tú a tú. Les escucho perfectamente mientras andamos por la calle sin tener que andar a gritos por el tráfico o por la evidente diferencia de altura.
- Porque ellos lo disfrutan. Porque mis hijos siguen pidiendo ir en la mochila, no solo cuando están cansasdos sino por disfrutar del mero contacto físico y la cercanía que nos permite el porteo. Porque si todavía seguimos colechando, dándonos abrazos, caminando de la mano y diciéndonos te quiero todo lo a menudo que queremos, ¿por qué no vamos a extendereste contacto y cercanía cuando paseamos?
- Porque evita peleas y discusiones. En estos casos siempre pongo dos ejemplos.
- La familia se va a la playa de fin de semana. Por la noche salimos a pasear y a la vuelta Darío, de cuatro años, está cansado y no quiere andar. Diana,de 2 años, va cómodamente y ya dormida en su mochila. En esta situación tendríamos dos opciones,
- ponernos a discutir, a tirarle del brazo y a pasar un mal rato en mitad de la calle con un niño y unos adultos cansados,
- asumir que somos los adultos los que hemos tomado la decisión de salir pasear, que el niño no está obligado a seguir ese ritmo y ayudarle para llegar lo más rápido posible a casa. En este caso, podríamos llevarle en brazos, pero siempre resulta mucho más sencillo y cómodo portear al niño. - La familia se va de viaje a Londres porque los adultos hemos decidido el destino. Mis hijos probablemente hubieran elegido Disneyland. Ya que ellos tienen la deferencia de "seguirnos el ritmo", lo menos que podemos hacer es asumir que unos niños de tres y cinco años no están preparados para patearse una ciudad de la mañana a la noche. Y como el carrito no es una opción práctica, pues el porteo, una vez más, nos soluciona la vida.
- Porque permite satisfacer mis necesidades y las de mis hijos. Si esto es cierto en la etapa de la exterogestación (los primeros nueve meses después del nacimiento), sigue siéndolo a medida que crecen los niños. Si tengo que ir a hacer la compra, puedo tratar de convencer a mis peques de que vengan conmigo por las bravas (y ellos ya saben que hace frío y se cansan de esperar) o puedo portear a la peque de tres años que es la que se suele mostrar menos colaborativa y más propensa al "estoy cansaaaaaaaaaaaaada".
- Porque me permite tener momentos para mí sin necesidad de dejar a mis hijos con otras personas. Volviendo al viaje a Londres, cuando los dos peques se echaron la siesta una tarde, su padre y yo aprovechamos para visitar una tienda de comics y merchandising de pelis y series de televisión. Una tienda peligrosa con peques, que ven muñequitos de esos de coleccionista y los quieren coger y achuchar y llenar de mocos. La alternativa hubiera sido turnarnos, pero como nuestros angelitos dormían plácidamente, mi marido y yo pudimos disfrutar juntos de esa visita tranquilamente.
- Porque aumenta nuestra movilidad y autonomía. Si nos vamos de paseo por el campo, podemos hacer una ruta más completa si nos ayudamos de un portabebé. Si nos movemos por una ciudad, podemos llegar a más sitios, y más fácilmente, con un buen portabebé, que con cualquier carrito.
- Porque les permite ver el mundo desde otra perspectiva. Ir con un niño a un museo suele ser una de esas cosas que muchas personas obvian, pensando que los niños se aburren. Pero si a un niño, sea cual sea la edad, se le ofrece la oportunidad de mirar esos cuadros o esas estátuas de tú a tú en lugar de hacerlo desde una perspectiva de inferioridad, suelen disfrutar mucho más de la experiencia. Esto es igualmente extensible a una visita al mercado y muchas otras actividades que pensamos que son "solo para adultos".
- Porque me permite hacer ejercicio. Hoy en día, la gente suele invertir enormes cantidades de dinero en gimnasios y otras actividades para ponerse en forma. Un buen paseo con tus hijos, es una actividad saludable que te permite ejercitar todos los músculos y disfrutar con tus hijos. Obviamente, no hablo de cargarse de buenas a primeras a un niño de 5 años a la espalda sin haber porteado antes... Lo que digo es que si has porteado a tu hijo desde el nacimiento, seguir saliendo a pasear con él permite seguir disfrutando de un buen tono muscular en la espalda (producto de un buen porteo) y compartir un momento de actividad física... Obviamente, los peques se pueden bajar y andar siempre que quieran, ¡Faltaría más!
- Porque me gusta cuidar de mi espalda. Habiendo llevado a mis hijos en portabebés y en brazos, decididamente me quedo con la opción de un buen portabebé que reparta su peso entre caderas, hombros, pecho y espalda. Llevar a un niño de 5 años en brazos durante más de cinco minutos es un suplicio, pero hacerlo en un buen portabebé se hace mucho más llevadero. Llevar a un niño de 5 años en brazos durante una hora es imposible, pero hacerlo en un buen portabebé es mucho más factible.
- Porque yo lo valgo. Esta no necesita explicación, aunque es un poco una repetición de la primera ;-)