Revista Internet

10 reglas para conseguir un buen ambiente de trabajo (y 2)

Por Fransanlag @fransanlag

Bueno, sigamos con la entrada que iniciamos ayer. Continuamos con la quinta regla:

  1. No critiques a tu jefe, complementa sus debilidades. Aunque de criticar no estamos ninguno a salvo, debemos intentar evitarlo.  Identificar y minimizar las carencias de tus jefes y compañer@s es lo que hacen los buenos líderes. De esta tod@s (y me incluyo) tenemos que aprender.
  2. Ataca al problema, no a la persona. Solemos personalizar las cosas y esto no es nada bueno… si en vez de demonizar a la otra persona intentamos empatizar con él/ella, tendremos al mejor colaborador/a que podamos encontrar para resolver el problema que os afecta a ambos.
  3. No culpes a los demás, asume tu responsabilidad. Muchas veces perdemos más tiempo en buscar al culpable que en resolver el problema en si… y, además del problema perdido, generamos tensión interpersonal y mal ambiente. ¡Evitémoslo! Creedme, decir “Me he equivocado” a tiempo sienta genial y es el primer paso para resolver el error más rápido (lo digo por experiencia).
  4. No crees confusión, toma decisiones. L@s jefes/as tóxic@s tienden a perturbar las cosas y crear confusión, pero lo que están consiguiendo es atenuar más su trabajo. Hay que analizar el problema en profundidad y proponer soluciones, sin tapujos.
  5. Para evitar la parálisis por análisis, toma una “píldora de descanso”. Esta es mi favorita. La veo tan a menudo que tengo muchas oportunidades de intentar estrategias para mitigarla. Se suele decir: “Si quieres parar un proyecto, monta un grupo de trabajo o una comisión” y ¡qué razón tiene esa frase! (por muy triste que suene) La muerte por análisis es la enfermedad más grave que se puede sufrir en el ámbito directivo y somos nosotr@s mism@s l@s que tenemos la solución para evitarlo. Mis trucos (y no me va mal del todo): Reuniones cortas: anunciando a los asistentes el tiempo de duración y que no se prorrogará en absoluto (y lo que no se trate, pues para otra). Reuniones con las personas justas: las reuniones multitudinarias tienden a alargarse y no son nada efectivas. Es mejor realizar varias reuniones pequeñas y rápidas con un elemento común que ponga orden a todo esto… ¿quién? El/la directiv@, por supuesto… ¡qué cuesta trabajo! ¡Qué hay que hacer muchas cosas! ¡Pues para eso estamos! Escuchar las opiniones de tod@s (que no necesariamente a la vez), valorarlas y tomar decisiones, que para eso nos pagan.
  6. No apagues fuegos, haz una planificación estratégica. Esta ya es mucho más complicada, porque nuestras organizaciones (y me refiero a las sanitarias, que es mi campo de trabajo) viven en un continuo apagar de fuegos: los problemas del día a día, los problemas entre personas de nuestro equipo, los problemas con las personas a las que atendemos, los problemas que nos genera nuestra propia organización (la idea del iluminad@ de turno en Centrales siempre está revoloteando)… y la lista es muy larga. A mi me gustaría poder cumplir con lo que planifico por las noches cuando preparo mi jornada de trabajo… pero no lo consigo y me siento bastante impotente al respecto.

Estas son algunas reglas que podemos aplicar en nuestro día a día. Seguro que no son siempre fáciles, seguro que no siempre nos salen… habrá días buenos y días malos, pero no por eso debemos desfallecer en nuestro intento por hacer de nuestro trabajo un lugar mejor… a la larga eso repercutirá en nosotr@s, en nuestro bienestar y en poder ir y volver al trabajo con una sonrisa cada día. Nuestras familias, amig@s y coronarias nos lo agradecerán.

Y con esto terminamos esta miniserie compuesta por dos entradas. ¿Qué opináis de las reglas? Seguro que se os ocurre alguna más. Sería genial que la compartiérais con el resto de nosotr@s… os animo a comentarlas (y os lo agradezco de antemano).

Fuente: TechRepublic (versión traducida).


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