Dave Bruno es estadounidense, está casado y tiene tres hijas. Por las referencias religiosas que salpican su blog, me huele que es un tipo bastante escorado a la derecha, de los que creen en la inaplazable necesidad de re-evangelizar su país. Es posible que sea un impresentable.

Se llama El Reto de las 100 Cosas (100TC, por sus siglas en inglés) y consiste en desprenderse de todas las posesiones personales con la única excepción de 100 objetos. El número tiene su miga, porque para empezar uno podría preguntarse por qué no pueden ser 120 ó 75. Pero aceptando la elegancia numérica de las potencias de diez, la definición de “cosa” también aguanta una discusión. Dave, por ejemplo, no cuenta los calcetines como dos objetos independientes sino como uno solo. Tampoco lista los objetos que no le pertenecen de forma personal, sino que son utilizados por el resto de habitantes de su casa (como la mayoría de los electrodomésticos). Y la colección de libros tampoco la incluye en el recuento, supongo que porque no le conviene hacerlo.
Creatividades contables aparte, lo cierto es que yo llevo un mes aplicando la filosofía de Dave. Me he venido al extranjero con una maleta capaz de deslomar a un elefante, pero en la que estoy seguro de que no caben más de 100 cosas. Y lo cierto es que estoy muy a gusto. Cada mañana, por ejemplo, es un alivio escoger qué ponerse cuando solo tienes dos pantalones (y uno de ellos dormita en el cesto de la ropa sucia). Con tres suéters estoy tan cómodo como con diez y un único par de guantes sustenta mi desigual batalla contra el frío centroeuropeo.
Todo el escepticismo que me provoca Dave y su línea de márketing (libro superventas incluido) no me impide concluir que lleva parte de razón. Vivan la vida franciscana, amigos y amigas, y dedíquenle más tiempo a lo intangible.
