Hoy es Día del Cómic y quería escribiros porqué amo tanto los tebeos, pero es imposible, se me agolpan las razones y necesitaría toda una vida para enumerarlas todas. Y recordé un post que hice hace quince años, “100 razones por las que amo los tebeos”, que luego actualicé con 100 más. Y hoy veo que podría poner cientos y cientos más…
De momento, 100 razones (más) por las que amo los tebeos
- Porque me gustaría ver un amanecer en Coconino County
- Por culpa de una flor que encontré en una viñeta y con la me encantaría hablar
- Porque “andes lo que andes, nunca andes por los Andes”
- Porque de pequeño siempre quería volverme invisible metiendo los dedos en un enchufe tras leer Zarpa de Acero
- Por los dolorosos silencios que dibuja Keum Suk Gendry Kim
- Por los ojos de los niños de Paracuellos
- Por la potencia orgánica que se sale de la viñeta de Grip
- Por el olor dibujado del agua de mar de las antiguas casas de baños de la playa
- Por las viejas ancianas que hablan mientras hacen punto en los portales de Soledad
- Porque la infinita complejidad de la sencilla línea del Cuttlas
- Por ir extendiendo con sorpresa el acordeón de Warburg and Beach
- Por la facilidad con la que Catherine Meurisse me arrastra en sus sentimientos
- Porque me gustaría hablar de Roco Vargas con Armando Mistral
- Por los monstruos que poblaron nuestra infancia de Emil Ferris
- Porque descubrí a la Piquer gracias a un tebeo
- Por ese momento en que Paco Roca desplegaba ante mis ojos atónitos la primera versión de El dibujado
- Por el trazo violento, grueso y orgánico de Edmond Baudoin
- Por el día que me quedé fascinado por el mundo superrealista de Bardín
- Porque fueron un refugio seguro en el confinamiento
- Por permitirme abrir cada día esa ventana a otros mundos y otras vidas que es la viñeta
- Porque miro las piedras del río de otro modo pensando en Un hombre sin talento
- Por sentir el ritmo íntimo y visual que desprenden las páginas de Begoña García Alén
- Por volver a reírme cada vez que leo El sulfato Atómico
- Porque Calvin y Hobbes me recuerdan siempre que la infancia solo acaba cuando nosotros queremos
- Porque siempre quise tener un hado padrino como Barnaby
- Por la lluvia que te empapa en The Spirit
- Porque siempre he esperado a ver pasar a Pravda en su moto
- Por las líneas rectas que esconden Cadencias
- Porque siempre he pensado que los Skorpis estuvieron antes que los Kree
- Porque siempre he querido tener el Ojo de Zoltec antes que Margaret Tatcher
- Porque he crecido con el amor que dibuja Jaime Hernández
- Porque sigo buscando a Palomar en los mapas
- Porque me encanta perderme horas y horas siguiendo el minucioso dibujo de Ware
- Porque cada vez que veo un cubo pienso en Urbicanda
- Por Alan, por su infancia y por Martha
- Porque Estela Plateada puede ser un tebeo romántico en manos de Allred
- Por la imagen grabada a fuego de unas zapatillas en el alféizar de una ventana
- Porque solo Kamimura ha sabido dibujar la nostalgia de un amor pasado
- Por las abuelas de Ana Penyas
- Por pasar la última página triste sabiendo que se acaba la lectura de ese tebeo
- Porque siempre descubriré una obra de Tezuka que no había leído
- Por su sonrisa cuando le regalo un tebeo
- Por las manos manchadas de polvo rebuscando en una librería de viejo
- Por haber podido hablar de tebeos con Micharmut
- Porque sigo esperando un barco que vaya a la letra A de Océano Atlántico
- Porque las piedras pueden tener ternura cuando las dibuja Marion Fayolle
- Por llorar de emoción cuando Cristina y Miguel Ángel dibujan a su hija
- Porque si Dios existe, lo dibujará Sfar
- Porque cuando leo un verso, ahora lo imagino dibujado por Laura Pérez Vernetti
- Porque el mundo de yokais de Kitaro
- Porque leer La Casa de Paco Roca es sentir cómo las imágenes de tu hogar de la infancia vuelven a la memoria
- Porque McGuire me cambió la forma de ver el tiempo y el espacio en una viñeta
- Por la espera para leer ese tebeo que sabes que estás deseando
- Por reconocer en Aâma la historia del cómic de ciencia-ficción
- Porque no hay espacios en el mundo tan amplios como los que dibujó Moebius
- Porque al cuadro de Las meninas en el Prado le faltan ahora las viñetas
- Porque cada vez que cojo un tebeo de Alan Moore estoy ansioso de saber cómo me va a sorprender esta vez
- Porque cada vez que cojo un tebeo de Alan Moore descubro una sorpresa que no había descubierto en la lectura anterior
- Porque con los tebeos no solo se aprende: se enseña
- Por el contagioso entusiasmo con que Pedro Cifuentes usa el cómic
- Porque solo el humo del opio dibujado por Krigstein te deja adormilado
- Porque la viñeta de la muerte de Raven en Terry y Los piratas tiene el mejor plano secuencia de la historia del cine
- Por el día que descubrí que la espuma cuántica eran las extrañas dimensiones que dibujaba Steve Ditko
- Porque no hay gorila gigante como Mytek
- Porque sigo fascinado por Mazinger Z
- Porque sigo buscando la tetería del Oso Malayo
- Por los personajes sin rostro que subvierten la página en los tebeos de Ruppert y Mulot
- Por todas las cosas que ocurren en la trastienda de las viñetas de Muñoz y Sampayo
- Porque los colores de Brecth Evens me hipnotizan
- Porque sigo queriendo amar como lo hacen los personajes de Cuando el viento sopla
- Por abrir el botín del Tenderete cada año
- Por la emoción que da ver a miles de personas disfrutando de los tebeos en un Salón del Cómic
- Porque es imposible no amar a las fresas después de leer a Clara Tanit
- Porque cada día descubro un tebeo nuevo para leer
- Porque los tebeos me han acompañado siempre y siempre han sido fieles
- Por que nadie dibuja el movimiento como Richard Corben y sus colores de otro mundo
- Por ese crujidito que hace el tebeo recién comprado al abrirlo por primera vez
- Por las historietas de Titanes Planetarios y Relatos Fabulosos
- Porque me entristece que nadie se acuerde de Mort Meskin
- Porque Nuria Pompeia me hizo crecer
- Porque Nicole Claveloux dibuja manos verdes como nadie
- Porque las migrañas infernales de Micharmut viven en el mundo de Coll
- Por las historias que cuentan los colores de Miguel Calatayud
- Porque cada vez que leo El miserere de Carlos Giménez me sobrecoge la música del órgano
- Por Krazy Kat, por Ignatz y por Ofissa Pupp
- Porque me gustaría que por la noche le crecieran las patas a mi cama y saliera a pasear por la ciudad con Nemo
- Porque la energía solo es energía si la dibuja Jack Kirby
- Porque cada vez que miro a mis gatos, pienso en Josep Mª Beà y sus mil caras
- Por volver a leer mis antiguas revistas de los 80 y darme cuenta de que las leí tantas veces que sigo recordando cada viñeta
- Porque caminar paso de ser una rutina a una aventura cuando descubrí a Taniguchi en El Víbora
- Porque todavía recuerdo quedarme parado delante del quiosco a ver los tebeos que habían salido
- Por ese momento mágico de quedar los sábados a cambiar tebeos que habíamos comprado esa semana con mi amigo Vicente
- Porque cada vez que voy a ver una adaptación al cine de una película no puedo evitar pensar “vale sí, ¡pero el tebeo me gusta más!”
- Por ese momento en que descubro miles de relaciones inacabables al pensar en el tebeo que acabo de leer
- Por la pila inmensa de lecturas acabadas que hay que ordenar
- Por ese momento en que ordenas tebeos y nunca acabas de hacerlo porque siempre descubres uno que te apetece releer
- Por los amigos y las amigas que he hecho gracias a los tebeos
- Porque seguro que hay razones que no he descubierto todavía para amar a Krazy Kat todavía más
- Por ese momento en que te dicen “me ha gustado mucho el tebeo que me recomendaste”
- Por las mil razones que podría seguir escribiendo.