Han pasado cuarenta años desde que los videojuegos empezaron su andadura como industria, y han sido cuarenta años de experiencias únicas, de sensaciones imposibles de imaginar sin el elemento interactivo. Un nuevo lenguaje, una nueva forma de contar historias, un nuevo camino para divertirse, para aprender, para emocionarse. El presente libro recorre de forma eficiente ese camino.
Una de las portadas inglesas de ’1001 videojuegos a los que hay que jugar antes de morir’ tiene aPacman en su portada, pero prefiero la elección realizada para la edición española. El extraterrestre de‘Space invaders’ es igualmente un icono, pero su diseño a base de visibles pixeles refleja a la perfección la brillante creatividad de la que son capaces los videojuegos. Continuamos caminando.
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