Hablemos de 101 discos de los 2000 clásicos y no tan clásicos...1- THE AGE OF THE UNDERSTATEMENT, 2008 (THE LAST SHADOW PUPPETS)¿Qué pasa cuando dos compositores/cantantes de nivel se juntan en su mejor momento creativo?: obra maestra. Alex Turner (Arctic Monkeys) y Miles Kane (ex-The Rascals) facturan un disco tremendo, brillante, vertiginoso, elegante, sublime, portentoso, de medida grandilocuencia, un trabajo sobresaliente de marcadas –y sofisticadas– influencias sesenteras. TAOFTU se compone de 12 canciones pop redondas con un vibrante revestimiento orquestal, donde los ecos a John Barry y Ennnio Morricone ponen el punto cinematográfico a líneas melódicas que se mueven entre David Bowie y Scott Walker. Una película mayúscula joya tras joya: basta con escuchar el tema que da nombre al disco para quedarse hasta el final…y repetir.
2- 100 BROKEN WINDOWS, 2000 (IDLEWILD)El segundo trabajo de los escoceses embiste con un enérgico punk rock de influencias marcadas, entre Nirvana y R.E.M., de la mano del vocalista Roody Woomble, cuya voz dolida y textos ácidos, nos hablan de lo que significa crecer en la clase obrera. Melodías contagiosas, crudeza, estribillos directos y potentes riffs que recuerdan a Pixies y al sonido noise, para un repertorio magnífico y rabioso de temas contundentes, (“Little discourage”, “Roseability”, “This wooden ideas”, “I don´t have the map”) en los que cabe celebrar la calma y la melancolía (“The bronze medal”), para poner el perfecto broche final a una frenética cruzada que engancha desde la primera escucha y enamora a la segunda. 3- DEAR CATASTROPHE WAITRESS, 2003 (BELLE & SEBASTIAN)La producción más rica y musculada de Trevor Horn (Buggles) dio a la banda un sonido más consistente y cautivador, que sobrepasaba sus influencias folkies para apartar el tono más melifluo de sus composiciones y dotarlos de una fuerza llena de matices. La instrumentación, con vientos y cuerdas, se vuelve más rica y gruesa, en brillantes canciones pop de pegadizas melodías, arreglos preciosistas y un registro muy variado, con esa marca inconfundible a B&S. El sexto álbum de los escoceses es uno de sus mejores trabajos, donde destacan el saltarín himno “Step into my office baby”, la contagiosa “Piazza, New York cátcher” o el vertiginoso tema homónimo, hasta los ecos a Bowie y la New Wave en “Stay lose”. 4- THE BEAUTIFUL LIE, 2006 (ED HARCOURT)Ed Harcourt es uno de los singer-songwriterscon más consistencia y profundidad de la década. Después de cuatro sobresalientes álbumes, el enorme talento del músico británico toma con La bella mentira una dirección más desconsolada aunque accesible, con un genial puñado de canciones cargadas de melancolía, añoranza, resignación, tristeza, y torturadas reflexiones en un catálogo de orfebrería pop de gran eclecticismo, excéntricos pasajes, mucho piano preciosista y ecos al folk de los 70 y músicos como Tom Waits. Pianos enérgicos con”Revolution in the heart”, blues experimental en “Unitil tomorrow then”, carnaval etílico con “Scatterbrain”, o la nostalgia quebradiza de “You only call me when you´re drunk”. Portentoso.
5- GET READY, 2001 (NEW ORDER)Ocho años después de su último trabajo y tras las aventuras en solitario de Bernard Summer (Electronic) y Peter Hook (Monaco), New Order vuelven a la escena con un disco sobresaliente que les saca de las pistas de baile para meterlos en la trastienda del indie más de moda. Get ready acusa gran influencia de los trabajos por separado de sus autores, donde la música dance dirigida a las pistas ha sido relevada por un rock contundente de producción electrónica, con las mismas melodías contagiosas y reconocibles de los de antaño. La poderosa y seductora “Crystal” fue el bombazo definitivo, apoyado por joyas del tamaño de “60 miles and hour”, “Rock the shack” (con Bobby Gillespie) o “Turn my way” (con Billy Corgan), pegadizas, ácidas, adictivas. 6- THERE IS AN OCEAN THAT DIVIDES…, 2009 (SCOTT MATTHEW)Delicadeza de orfebre, pianos dolidos, penetrantes arreglos de cuerda, sutiles notas de guitarra acústica, voz de intensa angustia, letras de hondo abatimiento, tristeza (“For dick”), mucha tristeza (“White horse”, uff), pero también ventanas a la esperanza (“German”), momentos agridulces de hermosas melodías con dramáticos pasajes cargados de evocación melancólica (“Every traveled road”), pop de cámara para la pérdida, entre Rufus Wainwright y Elliott Smith como cantado por un Bowie al borde del suicido, pero sobre todo infinita y curativa belleza, mucha belleza: “Put me to pasture/ send me to slaughter/ now that I'm past tense to you”. Una obra maestra del dolor en la que perderse sin culpa. 7- PICARESQUE, 2005 (THE DECEMBERISTS)La banda del fantástico narrador de historias Collin Melloy facturó con Picaresca una de las obras maestras de la década. Un disco de pop mayúsculo y raíces folk, repleto de inventiva, creatividad, originalidad y temones colosales para todos los gustos que se abre con la potente y épica “The infanta” y brilla con más fuerza a través de la contagiosa y triste “We both go down together”, la crítica sarcástica de tono alegre de “Sixteen military wives”, la enérgica “Sporting life” o la genialidad turbadora de ese monumento cuasiliterario llamado “Mariner´s revenge song”, demostrando la tremenda capacidad sugestiva y enorme registro compositivo y melódico de una banda que fue una de las mayores sorpresas de los 2000. 8- SONGS FOR THE DEAF, 2002 (QUEENS OF THE STONE AGE)Josh Homme se acompaña en el tercer disco de QOTSA de unos invitados de lujo, Mark Lanegan a la guitarra y Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters) a la batería, dando a este trabajo conceptual de carretera un nivel indiscutible con su rock-metal alternativo de poderosos riffs, solos psicodélicos, melodías contagiosas y esa voz tan contundente y característica. Songs for de deafrefleja a la perfección el rock pesado y agresivo de los primeros álbumes de la banda y simplifica en el hit single “No one knows”, la joya de la corona, todo el portentoso arsenal de guitarras y rotundos ritmos de un disco lleno de grandísimas canciones: “God is in the radio” o “Go with the flow”. 9- NEON BIBLE, 2007 (ARCADE FIRE)Con Neon Bible, los canadienses parecían deseosos de quitarse el sambenito de la fama rápida y las críticas halagadoras que les reportó Funeral. Arrogancia o cinismo, el hecho es que con este segundo disco demostraron ser una banda decidida y que iba a lo suyo. El producto fue una ópera notable de temas más sombríos (“Black mirror”, “My body is a cage”) y eclécticos, grabados en una abadía rehabilitada para la ocasión, que le da ese sonido entre lo sacro y lo pagano tan característico, potenciado por una instrumentación más nutrida – órgano de tubos, orquesta, arpa, coros- y una grandilocuencia indisimulada con la que consiguieron facturar tremendas joyas del pop de la década: el hit “No cars go”, “Keep the car running” o la intensa “Black wave”10- ABSENT FRIENDS, 2004 (THE DIVINE COMEDY)Genio y figura, el séptimo álbum de Neil Hannon devuelve a su música los tonos más clásicos que había olvidado con Regenerationy nos ofrece un disco maravilloso de dandismo pop, arreglos orquestales superiores, universo crooner, historias peculiares y sonidos de otro tiempo. En los Amigos ausentes planea la sombra de Scott Walker y Michael Nyman en cada toque, desde la prodigiosa voz hasta los suculentos arreglos orquestales que llevan evocadoras y bellas melodías, creando un tapiz sonoro único donde no faltan los ecos decimonónicos, las referencias literarias y cinematográficas o los tintes biográficos. El producto es un efecto emocional asombroso desde la dramaturgia irónica de piezas tan monumentales como “Our mutual friend” y cia…© David de Dorian, 2014