Hablemos de 101 discos de los 90 clásicos y no tan clásicos...NEW WAVE, 1993 (THE AUTEURS) Las deliciosas composiciones, agridulces e irónicas, de Luck Haines convirtieron el debut de Auteurs en uno de los discos más placenteros y risueños de los 90. Las influencias de George Harrison, Kinks, Marc Bolan o Smiths de New Wave se vierten en la cuidada elaboración de joyas pop a base de gratas melodías llevadas por suaves guitarras y una voz desenfadada y pícara, dando como resultado un álbum exquisito y muy disfrutable, cuyos textos, repletos de humor a través de observaciones sociales al modo de Ray Davies, dejan traslucir una melancolía sonora bien encauzada en “Show girl”, “Bailled out” o “Idiot Brother”.
LOVE AND OTHER DEMONS, 1996 (STRANGELOVE)
Segundo álbum de Strangelove, hermanos pequeños de Suede, una magnífica banda de canciones imponentes con logradas melodías y arreglos brillantes, a cargo de una rabiosa voz, conformando un rock enérgico de potentes guitarras cuyo punto fuerte se encuentra en unos contagiosos e intensos pasajes sonoros. Entre la vitalidad y la penumbra, este notable conjunto extinto en los 90, procede en Love and others demons a mostrarnos su fabuloso catálogo de emociones, con la melancolía evocadora de la magnífica “Sway”, la furia incontenida de la briosa “Living with the human machines”, la risueña “Beautiful alone”, y joyas enormes como “Spiders and flies” o “She´s everywhere”, con la voz de Brett Anderson. ACE A´S + KILLER B´S, 1999 (DODGY)Dodgy es uno de esos grupos cuyo estilo revival incluido en el brit-pop tiene todos los ingredientes para gustar y sorprender a un amplio público: estribillos pegadizos, buenas melodías, efervescencia juvenil y, ante todo, buenísimas canciones pop llenas de vitalidad. Este magnífico recopilatorio de sus tres primeros álbumes incluye además algunas caras-b y sus himnos de siempre: “Staying out for the summer” y “Good enough” harán las delicias de los amantes del pop-rock contagioso de claro sabor británico y los tonos severos de las prodigiosas “Grassman” y “If you´re thinking of me” deleitarán con su extraordinaria maestría compositiva de arreglos impecables. Muy grandes. A NORTHERN SOUL, 1995 (THE VERVE)Un alma norteña es la antesala de esa obra maestra llamada Urban Hymns. La alargada figura meditabunda de Richard Ashcroft comandaría un segundo álbum repleto de joyas cuya grabación se llevó a cabo en un ambiente de emociones encontradas, desengaños amorosos, descontrol y gran consumo de drogas. El resultado, un tremendo trabajo musical y artístico de poéticas evocaciones musicales como las que el desbocado rock de “This is music” o sentidas baladas de tono triste como “On your own” y sobre todo la monumental “History”, con unos arreglos de cuerda a flor de piel, muestran al oyente, al que la rica lírica del genial cantante advierte: “life is not a rehearsal”. NEW ADVENTURES IN HI-FI, 1996 (R.E.M.)Las nuevas aventuras en alta fidelidad de R.E.M. devuelven al aún cuarteto a ese registro tan característico que desarrolló durante su etapa de los 80, llevando más allá sus composiciones con un sonido al que someterían a distintos trucos en estudio, y cuyo resultado, aunque desigual en cada tema, se presenta cautivador. La ecléctica paleta sonora de su décimo álbum contiene piezas al más puro estilo R.E.M., siendo “Wake up bomb” y “Bittersweet me” las más destacables, junto a joyas como “New test leper” y sorpresas novedosas como la graciosa “Electrolite”, “E-bow the letter” (junto a Patti Smith) y la sobresaliente y colosal “Leave”, lo mejor de su catálogo para uno de sus mejores discos. FERMENT, 1992 (CATHERINE WHEEL)Debut de una de las mejores bandas británicas de la escena shoegaze, cuyas envolventes atmósferas, a base de guitarras distorsionadas y ritmos pesados, logran combinar unas melodías vocales ligeras, a cargo de una monótona y desapasionada voz muy atractiva, funcionando como el perfecto contrapunto con unas texturas pesadas que se antojan finalmente agradables y sugestivas. Así “I want to touch you” logra atrapar con su foco melódico y su estribillo pop revestido con espesas capas de guitarras, wah wahs y ese sonido bruto que en “Black metallic”, “She´s my friend” o “Shallow” suena tan cautivador y fascinantemente perturbador. MUSIC FOR PLEASURE, 1997 (MONACO)Monaco fue, tras Revenge, el dúo formado por Peter Hook junto al cantante de estos, en una época en la que cada miembro de New Order se dedicaba a sus propios proyectos por separado. El bajista del mítico grupo de Manchester (ex Joy Division), tuvo con Music for pleasuresu gran acierto: un álbum pop-rock-dance al estilo New Order, con una voz similar a la de Berard Summer y sus características líneas de bajo, orientado a las perfectas melodías del brit-pop de la época. Éxito asegurado gracias a temas redondos e instantáneos, contagiosos, radiantes y adictivos: “What do you want from me?” fue su flamante hit single, destacando “Shine”, “Buzz gum” y “Sweet lips”. SUPERUNKNOWN, 1994 (SOUNDGARDEN) El cuarto trabajo de Chris Cornell y los suyos es, además de su álbum más exitoso, uno de esos discos que definen de forma definitiva el grunge: poderosos riffs llenos de rabia (más apegados a la psicodelia), melodías agrias, textos ácidos y una portentosa voz flotando por encima de atractivos y cortantes pasajes, con unos arreglos más precisos y detallados que en sus anteriores entregas y acercando al pop canciones enormes como “Black hole sun”, cuya habilidad melódica y nítida producción catapultó a Superunknown a lo más alto del rock alternativo de la época y amplió su paleta sonora para crear una obra maestra en la que “Spoonman”, “The day i tried to live” o “Fell on black days” destacan por su brillantez. GLOW, 1995 (THE ESSENCE)
Siempre se dijo que los holandeses The Essence eran los clones de The Cure, juzguen ustedes. En su quinto álbum el referente claro está algo más lejano para apartar de sí todo ese ambiente sonoro new wave y post-punk ochentero y orientarse a un pop-rock más acorde al Wishde los de Robert Smith, totalmente out mode. Glow es innegablemente un disco de buenísimas canciones, recuerde a quien recuerde, con joyas tan propias como el temazo “Taking on the world” y la épica “Gone”: un monumento nocturno, casi cósmico, desconsolado, emotivo y bello; junto a otras piezas de gran intensidad, pegadizas y con un brillante toque dark: “Up”, “Crack” o “Through the years”. THE FAT OF THE LAND, 1997 (PRODIGY) “Firestarter” y “Breathe”, dos singles fantásticos llenos de agresividad y esquizofrenia dance, abrieron el camino a un álbum repleto de actitud punk en medio del big beat de seductores ritmos a base de samples y una sabia utilización de la electrónica, con elementos del hipo hop, el techno, el rock e incluso toques de la neo-psicodelia en “Narayan”, con la voz de Chrispian Mills de Kula Shaker. La mayoría de los temas de este tercer disco de los británicos suenan de forma muy similar, potenciados por la atractiva violencia estética y vocal de Maxim y Keith Flint, que dan ese toque maníaco tan peculiar en espectaculares videoclips y temas tan controvertidos como “Smack my bitch up” (Azota a mi perra). © David de Dorian, 2013