Magazine

11 consejos para una política mundial correcta

Publicado el 10 mayo 2012 por Grupolm

11 CONSEJOS PARA UNA POLÍTICA MUNDIAL CORRECTA

POLÍTICA MUNDIAL CORRECTA




RESPECTO DE LOS POLÍTICOS
   Como ya hemos quedado de acuerdo en que estos políticos al uso en su desempeño público vienen condicionados por alguna de las obsoletas ideologías que ya han demostrado que nos llevan a la confrontación y a la ineficacia, nosotros les decimos que no nos sirven, que pasamos de ellos y lo que buscamos son otro tipo de mujeres y hombres que se acerquen a este perfil:
    - Vocación evidente de servicio público. Es decir, personas que sienten una especial vocación por aportar su conocimiento y su tiempo a la función pública con el único interés de mejorar la vida de sus conciudadanos, y que se sienten plenamente pagados con la satisfacción personal  al ver que su esfuerzo ha tenido éxito. Todos conocemos a gente así. Y los consideraríamos candidatos tras haber demostrado en su desempeño vital que, efectivamente, esta cualidad es la que ha regido su trayectoria. Debemos huir como de la peste de esos otros candidatos que se presentan bajo las siglas de cualquier partido político. Ya los conocemos.
   - Contrastada calidad humana. Si además de la vocación anterior, tenemos una persona que en su profesión y en su vida privada ha demostrado  gran capacidad de trabajo, alto sentido de la responsabilidad, trato afable y educado, nula inclinación a la confrontación ideológica, acusado pragmatismo y sentido común, y alergia evidente a la prepotencia, o sea, madurez humana, ya casi tenemos al candidato ideal, porque todavía le faltaría
    - La necesaria cualificación general y la específica para el cargo concreto al que opta. Es una vergüenza que nuestros políticos actuales sólo puedan expresarse en español, cuando cualquiera de nuestros jóvenes ya domina varios idiomas. Y esto es un ejemplo. Podríamos relatar miles de casos en los que nos han hecho sentir vergüenza ajena al oírles expresar conceptos erróneos que debería dominar cualquier estudiante de bachillerato, lo que nos hace pensar que lo único que saben bien es cómo medrar en su partido.
    - Personas provenientes de la vida laboral. Así eliminamos a los parásitos de los actuales partidos que no han trabajado en su vida y que han cifrado su futuro en promocionarse dentro de la estructura hasta llegar a cobrar de los presupuestos. Además, conseguimos gente que sabe lo que es trabajar  en una empresa pública o privada, o se ha curtido como autónomo. En definitiva, que sabe lo que cuesta ganarse la vida.
     - Con la única ideología del bien común. Es decir, eficaces administradores de nuestros impuestos que los conviertan en su casi totalidad en los servicios públicos que redundan en el bienestar del ciudadano: sanidad, educación, seguridad, igualdad de oportunidades, etc. Y digo en su casi totalidad porque una parte debe destinarse al gasto corriente de funcionamiento de las instituciones que conforman el Estado, parte que debe tender a ser lo más pequeña posible, no vaya a ser que el Estado aplaste al ciudadano como viene ocurriendo. El Estado debe reducir hasta el extremo el coste de su funcionamiento porque lo que importa son las personas y no las estructuras. Debemos tener la impresión de que los funcionarios nos resultan rentables.
   - Tiempo limitado en cargo electo. Cuatro años es un tiempo prudente para que una persona con vocación de servicio público desarrolle su labor en pro del bien común. Menos tiempo nos parece escaso para asumir una función, familiarizarse con ella y realizarla eficazmente. Más tiempo nos aboca al cansancio e incluso agotamiento del servidor público amén de que aumenta exponencialmente el riesgo de ser tentado por la ambición propia o ajena, o la creencia  de su inmunidad.
   - Las cuentas claras. Siempre es bueno presentar una declaración de bienes al principio del desempeño de un cargo electo y al final del mismo. Y además de presentarla en el organismo competente, sería aconsejable hacerla pública en la página web correspondiente así como todos y cada uno de los cambios que afecten a dicho patrimonio durante el ejercicio de su función y hasta diez años después de haber concluido la misma. Una oficina de la Fiscalía General del Estado estaría encargada del seguimiento  de los incrementos patrimoniales tanto del cargo electo como de sus familiares  y de todas aquellas empresas susceptibles de ser tapaderas “legales”.
   - Cese automático ante imputación aceptada por juez. Deberían cambiarse las leyes para que esto sucediera inapelablemente y para que estos procesos pudieran verse en un plazo máximo de tres meses. Ahora bien, si al término del proceso se dictara sentencia absolutoria, la persona absuelta debería ser restituida en su cargo el mismo día, teniendo derecho al sueldo no cobrado durante los meses de suspensión. Además, el juez vendría obligado a abrir una investigación para aclarar la falsa denuncia y repercutir las posibles obligaciones penales sobre los falsos denunciantes. En caso de sentencia condenatoria…
   - Sentencia condenatoria. Cuando un cargo público desde su privilegiada posición defrauda, malversa o simplemente roba, no comete el mismo delito que un ciudadano cualquiera ante los mismos hechos, precisamente por la responsabilidad asumida al jurar el cargo y, además, por la información excepcional de que dispone. Por lo tanto, sería más justo que, tanto la pena de cárcel o de inhabilitación, como la devolución de lo sustraído, fuese el doble de lo establecido para los demás ciudadanos, requisando si fuese necesario, además de los bienes propios, los de sus familiares más allegados o empresas vinculadas.
   - Sin aforamiento. Está claro que el aforamiento es un privilegio, como la exención del 30% del sueldo de la declaración del IRPF, como los coches oficiales, como las tarjetas VISA para gastos diversos, como los gastos de desplazamiento y comidas varias, etc. Todo ello se suprime radicalmente, como es lógico tratándose de servidores de lo público, porque con todos estos privilegios es lo público quien está a su servicio.
   - Sueldo. Cada nuevo cargo público percibiría el mismo sueldo que viniera cobrando en su último trabajo. Si se tratara de una persona que no hubiera tenido la oportunidad de trabajar, cobraría tres veces el salario mínimo. Los cargos públicos se ejercen desde la vocación, no desde el afán de lucro.
   Y a ti, ¿qué te parece?
     Teófilo Amadeus.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog