Revista Sociedad

11-m

Publicado el 11 marzo 2014 por Malama

11-MHoy se cumplen doscientos sesenta años del nacimiento en Ribera del Fresno (Badajoz) del poeta extremeño Juan Meléndez Valdés (1754-1817). No, no me he vuelto tonto. El 11-M es para siempre la fecha del más horrible atentado de la historia de España; pero aquella mañana de hace diez años escuchaba en la radio a Iñaki Gabilondo mientras me afeitaba antes de salir de viaje para participar en un acto en Ribera que anunciaba —el mismo día de su 250 aniversario— un simposio que celebraríamos en noviembre dedicado a «Batilo», el poeta neoclásico. A las ocho menos veinte Iñaki Gabilondo dio la noticia de una explosión en la estación de Atocha en la que parecía que había habido heridos. Ya en carretera, se hablaba en la radio de decenas de muertos, que iban aumentando a medida que yo recorría los kilómetros hasta llegar al pueblo en el que nació Juan Meléndez Valdés. Allí fue el encuentro con el alcalde, Antonio Fernández García, y con Javier Bodas y José María Corrales, que representaban a las instituciones —Diputación de Badajoz, Junta de Extremadura— que colaboraban con el ducentésimo quincoagésimo aniversario del nacimiento del escritor-magistrado. Veíamos la televisión en un bar del centro del pueblo mientras tomábamos un café antes de volvernos a nuestros respectivos sitios tras haber cancelado tácita y lógicamente el acto. «Esto no es cosa de ETA», dijo uno de nosotros; o todos a la vez, allí mismo. Volví de Ribera del Fresno a mi Facultad a tiempo para estar en los cinco minutos de silencio que guardamos por las víctimas del atentado. Era la una del mediodía y los muertos ya pasaban, me parece, de setenta. Recuerdo con sonrojo el enfado de un estudioso de Meléndez Valdés, Antonio Astorgano Abajo, por la suspensión de un acto sobre el escritor ilustrado que también estaba programado para esa mañana en la Biblioteca Nacional, en Madrid. Otra teoría conspirativa por la cual todo el mundo estaba empeñado en ningunear al gran Meléndez Valdés. ¡Ay, en la Biblioteca Nacional en la que trabajaban tres de los fallecidos en los atentados y varias víctimas más! No se puede olvidar aquella acción salvaje, el sufrimiento de todos los afectados, la solidaridad del pueblo de Madrid, de toda España; no se puede olvidar la actitud de aquel gobierno y la gestión repugnante que hizo de todo. No. Diez años después sigue el recuerdo vivo; e imagino qué será para aquellos que lo sufrieron en carne propia. El mismo día de las elecciones, el 14-M, llegaba a Cáceres, a las ocho de la tarde, Carlos Marzal, que venía al Aula Valverde, desde Atocha.

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